Juan Minujín, un actor para todas las pantallas
Protagoniza Dos más dos, la película argentina más vista por estos días,y el unitario Tiempos compulsivos en TV; pasado mañana sumará otro film, El cielo elegido
Puede que sea una coincidencia, combinada con el tesón de un director, envuelta en una serie de casualidades y rematada por las dificultades que implica estrenar una película hecha a pulmón.
Puede que el azar tenga mucho que ver con el hecho de que pasado mañana habrá dos películas en cartel protagonizadas por Juan Minujín, que coinciden con su participación en el elenco del unitario Tiempos compulsivos y su aparición –en rotación permanente en los canales de música– en el videoclip de la canción "La vuelta al mundo", de Calle 13, dirigido por Juan José Campanella.
Todo eso es posible, pero lo que es seguro es que no hay plan detrás de tanta presencia sincronizada.
"Nunca vi la profesión de la actuación como una carrera y mucho menos en el cine. Nunca imaginé pasos: «Primero va a pasar esto y después esto otro». Las cosas se fueron dando, especialmente en cine, que en principio era algo muy esporádico y que viene medio de arriba. Lo más usual, como actor, es que te vayan llamando, pero no es algo que puedas controlar demasiado", dice Minujín, uno de los intérpretes más reconocidos de la escena alternativa teatral, con trabajos que van desde espectáculos indelebles, como Hermosura y Patito feo, junto a El descueve, como El pasado es un animal grotesco, de Mariano Pensotti –del que participó en su primera etapa nacional e internacional–, entre muchos otros, que, eventualmente llamaron la atención de realizadores de cine como Víctor González que le propuso hacer de Pablo, el protagonista de El cielo elegido. Este film llega pasado mañana a la pantalla, pero su rodaje ocurrió hace más de seis años. Mucho antes de que lo convocaran para ser el cuarto en discordia de Dos más dos, la comedia que acaba de romper la marca de los 800 mil espectadores y donde interpreta a Ricardo –Richard–, el socio y amigo sexualmente aventurero del cardiólogo que compone Adrián Suar.
"Pasó mucho tiempo desde que filmamos El cielo elegido. Algo que suele ocurrir con las películas independientes. En este caso, además de los procesos de posproducción y de las complicaciones económicas típicas de la actividad, me parece que el director le dio muchas vueltas porque es una obra muy personal para él. Creo que quería, y consiguió, una película que es muy fiel a él mismo. Muy auténtica. Y eso es muy importante para mí, trabajar con alguien así, que además tiene sensibilidad y talento, es lo mejor", cuenta el actor, que en la película interpreta a un joven cura que comienza el relato con fuertes y arraigadas convicciones religiosas que sufrirán el vendaval del día tras día dentro de la institución eclesiástica y de sus propios conflictos internos.
"La película transcurre en el mundo de esta persona, abarca todos sus aspectos, los claros y oscuros, el amor, su necesidad de madurar. Fue un proceso de trabajo muy intenso con el director. Era una historia muy personal para él y yo estaba en todas las escenas", recuerda el actor, que tiempo después del rodaje filmó su propio corto Guacho, que después lo llevaría a debutar como director de largometrajes con Vaquero, una de las películas más interesantes de 2011.
Una experiencia que le enseñó muchísimo sobre las luces y sombras de hacer cine, de la alegría del trabajo en equipo y de ver sus ideas, su esencia, plasmadas en pantalla y de las dificultades de conseguir que ese enorme esfuerzo llegue a las salas, al público. Una experiencia que, asegura, va a repetir, pero no por ahora.
"El teatro tiene un principio artesanal que el cine por definición no puede tener. Por más chico que sea lo que hagas, necesitás la cámara y esa cámara la tenés que pagar, tenés la edición, la distribución, lo que sea. El teatro se hace igual que hace 500 años, se juntan unos actores, cuentan algo frente al público y listo. Puede ser enorme en términos de actores y producción o pueden ser tres personas paradas en un bar, pero la obra de teatro ocurre; en el cine, no pasa eso. Igual a mí el lenguaje audiovisual me encanta", dice Minujín, y el juego de las comparaciones entre los medios que más conoce lo entusiasma particularmente. "Cada vez que filmo una película como actor me despierta mucha curiosidad y me fijo en lo que hace el director, tengo fascinación por los sets, por ese mundo que se arma, ese trabajo que se hace para que después eso se transforme en una película."
Mucho para contar
Mientras que, a partir de pasado mañana, quienes vayan al cine podrán elegir entre dos papeles muy distintos de Minujín, otros tendrán la alternativa de verlo también en la TV como Ezequiel, uno de los integrantes del equipo de profesionales de Tiempos compulsivos, la ficción de Pol-ka en la que pacientes y terapeutas tienen mucho para contar.
"Es un lujo total y absoluto. A uno como actor le tocan estas cosas cada tanto. No pasa todo el tiempo. Ojalá. La sumatoria de Javier Daulte, Daniel Barone y ese elenco es mucho. Lo hablamos bastante entre nosotros. Es sorprendente que estemos todos tan comprometidos, disfrutando de hablar de la actuación y de las escenas. A veces estamos con Fernán [Mirás] en el motorhome esperando, y comentamos cosas de las escenas, de lo que se ve de los personajes, de cómo el montajista enganchó esas miradas, estamos con la cabeza en eso", concluye Minujín, el actor que ahora está en pantalla. Y no es por casualidad.
Cuatro versiones de un intérprete
- Dos más dos
En la comedia dirigida por Diego Kaplan, aparece como contracara del personaje de Adrián Suar. Es el que se anima a todo, desde el cambio de parejas hasta al cine coreano.
- Tiempos compulsivos
Contenedor con sus pacientes y colegas, Ezequiel esconde más de lo que muestra. Un personaje tan complejo como interesante. A la medida del gran unitario de Pol-ka.
- La vuelta al mundo
Juan José Campanella dirigió este videoclip de Calle 13 e imaginó a un oficinista (Minujín) que sueña con ese mundo del título. Y con la bella colega (Soledad Fandiño), claro.
- Vaquero
Protagonizado, escrito y dirigido por Minujín, el film abrió el Bafici 2011 y fue uno de los trabajos más celebrados del año. Se vio el fin de semana en Unasur Cine en San Juan.
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