Jorge Stamadianos: “No podemos dejar caer el festival de Mar del Plata, sería dramático”
En una entrevista con LA NACIÓN, uno de los nuevos directores artísticos del ciclo, detalló los preparativos que se realizan para la edición 2024 y se refirió a los cuestionamientos planteados en los últimos días por varias instituciones representativas de la industria local
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-¿Corre peligro el festival?
-Para nada. Es más, está mejor que en años anteriores.
Le sobra optimismo por estas horas a Jorge Stamadianos, uno de los directores artísticos del Festival de Cine de Mar del Plata. En la semana más complicada que le tocó enfrentar desde que asumió el cargo en agosto pasado (junto con el periodista Gabriel Lerman), habló con LA NACIÓN de los preparativos para un encuentro marcado desde el vamos por un amplio quite de colaboración de buena parte de las entidades más representativas de la actividad audiovisual argentina.
Las diferencias con las políticas del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) se profundizaron después de la demostración que hizo el sector en el último Festival de San Sebastián y quedaron ahora bien a la vista con el distanciamiento público que tomaron varias entidades respecto de la próxima muestra marplatense, en la que dejarán de entregarse algunos premios de la industria y prestar otros apoyos, como la presencia de sus miembros en los jurados oficiales. La edición 2024 del Festival de Mar del Plata está prevista entre el 21 de noviembre y el 1° de diciembre en tres sedes: la sala Piazzolla del teatro Auditorium, el Teatro Colón y el complejo de cines Paseo Aldrey.
“Vamos a tener más películas que el año pasado. Mar del Plata es uno de los 15 festivales Clase A en el mundo y además es el único latinoamericano. Cuando aceptamos con Gabriel este desafío no tuvimos ninguna bajada ideológica. Y poder elegir las mejores películas, así lo hicimos. Este año tendremos películas con problemática de género, películas del mundo, cine independiente e industrial, películas de la Capital y de las provincias. Vamos a hacer el mejor festival posible”, dice Stamadianos, guionista y director cinematográfico que trabajó dos décadas en Los Ángeles, fue director creativo del National Geographic Channel y vicepresidente del área de ficción latinoamericana de los canales Fox.
Dice que después de asumir y activar contactos en el exterior, tanto Lerman como él recibieron muy rápido varias respuestas sobre todo en la región. “Les comentamos que este festival tiene que ser la vidriera de un talento enorme que muchas veces no vemos, aunque esté en países limítrofes. A partir de eso, México, Chile, Brasil nos están mandando películas. Además tenemos todo el apoyo del Incaa y de un equipo que trabaja allí y viene haciendo el festival desde hace muchos años. Son como nuestros ángeles. Nos fueron guiando desde que llegamos”, se entusiasma.
-Hasta hace pocos meses el festival también tuvo un equipo artístico muy valorado aquí y en el exterior, encabezado por Fernando E. Juan Lima y Pablo Conde, ejerciendo las funciones que Lerman y usted ocupan hoy. De hecho, Juan Lima acaba de presidir el jurado de una de las secciones más importantes de San Sebastián. Y ese equipo se desvinculó de la muestra.
-Lima y Conde, sí. Pero otras personas que trabajaban con ellos, como Fernando Arca y Francisco Laguna, siguen y se sumaron a esta nueva etapa.
-¿Tuvieron algún contacto con la conducción artística anterior para establecer puentes y una transición entre ambas gestiones?
-Lamentablemente no. Cuando nos llamaron, ellos ya no estaban. Y empezamos un poco tarde, pero estamos trabajando como locos, teniendo en cuenta una continuidad con la gestión anterior.
-¿En qué sentido?
-Con algunas retrospectivas, por ejemplo. Secciones que ya eran acuerdos del festival y que mantuvimos. El festival no es de nadie en particular. Es del cine argentino, que es una marca en el mundo. Los compromisos asumidos por la gestión anterior los respetamos y continúan. Fuimos a la embajada de Japón y logramos que el festival tenga a ese país como invitado. Ese trabajo ya estaba iniciado y nosotros lo continuamos aportando lo nuestro. El Incaa nos respalda en esto de hacer más grande el festival y traer más películas, un trabajo arduo porque no hay tantos recursos económicos disponibles.
-¿Va a cambiar la estructura y el diseño por secciones que el festival tuvo en los últimos años?
-No. Eso seguirá igual. Tres secciones competitivas: internacional, latinoamericana y argentina. Dos competencias para los cortometrajes, latinoamericana y argentina. Estados alterados, con cine más experimental, y Work In Progress. En 2023 hubo alrededor de 115 películas y este año tendremos unas 125. Nos ayudan mucho también Luis Scalella, presidente de la asociación que regula los festivales de cine en todo el mundo, y la ciudad de Mar del Plata. Hay acuerdos con privados que apuestan por este modelo.
-Este último año se dijo que el festival solo podía garantizar su continuidad si había un aporte de sponsors privados, pero hasta ahora no se conoce ningún nombre.
-Es algo que nosotros no manejamos. Sabemos, sí, que se firmó un acuerdo y la ciudad se hizo cargo de varias cuestiones organizativas. Lo nuestro es la cuestión artística y en ese tema venimos bien. Ya anunciamos la película de apertura y la de cierre, varios homenajes, y habrá más sorpresas que todavía no podemos revelar. Lo que sí puedo confirmar hoy es que proyectaremos cinco de las películas elegidas para el Oscar internacional: Sujo (México), Cloud (Japón), La semilla de la higuera sagrada (Alemania), Vermiglio (Italia) y Emilia Pérez (Francia), que además abre el festival el 21 de noviembre.
-Usted habla con entusiasmo de apoyos y compromisos recibidos desde el exterior. Pero en el ámbito local lo único que se conoce son expresiones de rechazo y quites de colaboración, que se ampliaron en los últimos días. Son muchas las instituciones que tomaron distancia del festival.
-Nos hubiera encantado que estuvieran. Entendemos sus posturas y las respetamos, pero no nos queda otra que llevar adelante un festival en el que sí están representados los miembros de esas mismas entidades. Las películas que se van a ver son de los directores, los editores, los fotógrafos. Conozco mucha gente que me expresó su apoyo individual, pero me dijo que debe aceptar la decisión de sus respectivas entidades.
-¿Cómo reaccionan frente a todo este retiro de colaboración?
-No podemos dejar caer el festival. Debemos honrar un pasado y una tradición que construyeron miles de técnicos y de artistas. Y además hay reglas institucionales que deben cumplirse porque de lo contrario podríamos perder la categoría de Festival Clase A. Sería algo dramático que algo así sucediera. Esperemos que el año que viene toda esta situación se revierta y encontremos un espacio abierto para el diálogo y la participación.
-¿Ustedes evalúan el distanciamiento de las entidades de la industria como un virtual boicot al festival?
-No quiero usar esa palabra. En los comunicados queda claro que las instituciones deciden no estar, pero a la vez respetan la continuidad del festival.
-¿Existe el riesgo de una menor presencia de películas argentinas a raíz de toda esta situación?
-Para nada. De un total de 120, 125 películas tenemos 40 títulos nacionales. Están todos confirmados. La impronta del cine argentino es lo que define al Festival de Mar del Plata.
-También se viene hablando para el momento en que se haga el festival de posibles acciones paralelas y simultáneas por parte de los sectores que vienen cuestionando las políticas del Incaa. ¿Podrían afectar la normalidad del festival?
-Como cinéfilo te respondería que hasta podría haber más cine para ver. Escuchar varias opiniones forma parte del ejercicio democrático. De un lado o del otro, seguramente va a ser muy atrayente para el público escuchar todos los puntos de vista.
-¿De dónde surgen todas estas diferencias?
-Hay una realidad indiscutible. En los últimos años la industria y el negocio vienen sufriendo transformaciones muy profundas. Primero la irrupción de las plataformas, luego la pandemia y sus efectos. Hay un nuevo paradigma en el mundo, que tiene que ver con cuestiones como el financiamiento de las películas y cómo llegan al público. Lo artístico no está en discusión. Es el fuego que alimenta al cine.
-¿Qué posición toma el festival desde su dirección artística respecto de estas discusiones?
-Yo tengo una posición tomada, pero no me corresponde en este momento darla por el lugar que ocupo. Las discusiones deben darse en el ámbito de un diálogo entre el Incaa y las entidades de la industria. Lo importante es que todo esto se traduzca en buen cine, buen espectáculo, historias relevantes para el espectador.
-Es habitual que el festival incluya en su programación algunos encuentros, espacios y foros de debate sobre la actualidad del cine argentino. ¿Tendremos algo así en la edición 2024?
-Creo que sí, pero es un tema todavía pendiente de confirmación.
-¿Los jurados de las secciones oficiales están confirmados?
-Sí, ya los tenemos y vamos a dar sus nombres junto con el resto de la programación el 12 de noviembre.
-¿Qué tipo de invitado debería tener a su juicio un festival como el de Mar del Plata?
-Por este festival pasó todo tipo de celebridades, pero hay algo que te da el cine que no aparece en ninguna otra industria: el glamour. Y también están los autores, los cineastas experimentales. Ver a George Clooney y Brad Pitt bajar de una lancha en el festival de Venecia es algo incomparable. Al menos que cuente con una curaduría muy especializada, contar con grandes estrellas es parte de la belleza de los festivales de cine.
-¿Podríamos entonces esperar la llegada a Mar del Plata este año de invitados con ese perfil?
-Es un poco complicado. Este año el festival coincide con la celebración del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos. Mucha gente a la que contactamos se excusó por esa razón. Ojalá en los años venideros, si seguimos, podamos profundizar esta idea. El glamour puede convivir con un espíritu abierto y pluralista. Todas las expresiones hacen al cine. Igualmente, ya puedo confirmar el nombre de uno de los invitados más importantes.
-¿Quién?
-Vamos a tener este año en Mar del Plata a nuestro compatriota Pablo Helman, el especialista en efectos especiales que recibió tres nominaciones al Oscar y trabajó muchísimos años de manera muy destacada junto a George Lucas y Steven Spielberg. Le vamos a entregar un Astor de Plata a la trayectoria, va a ofrecer una master class abierta al público y también va a presentar una proyección especial de Wicked, la película basada en el exitoso musical de Broadway.
-A propósito de fechas, más de una vez se puso en discusión la ubicación de este festival dentro del calendario anual. ¿Tienen posición al respecto?
-Gabriel Lerman, que vive en Hollywood y tiene mucha más experiencia que yo recorriendo festivales, siempre dice que noviembre es una muy buena fecha porque se abre la carrera por los grandes premios de la industria. Un festival clase A como el nuestro puede ayudar a posicionar a varios títulos. En general creemos que esta es una buena fecha, aunque siempre hay pros y contras.
-¿Cómo dividen el trabajo entre los dos?
-Fuimos encontrando cada uno su lugar. Gabriel trabaja mucho en contacto con las asociaciones internacionales y los estudios de Hollywood. Yo estoy más cerca de la vida argentina desde que volví hace 15 años. Nos conocimos en Los Ángeles, somos amigos de muchos años y nuestra vida está marcada por el cine.
-¿Por qué aceptaron esta convocatoria?
-Es un honor estar al frente de un festival Clase A. Humildemente creo que tenemos la experiencia para hacerlo bien y además, es el momento de devolver al país algo de lo que el cine nos dio. Yo soy egresado de la Enerc, empecé dirigiendo películas en cooperativa, escribí para la televisión, estudié en Cuba, me fui a Los Ángeles a dirigir un canal, recorrí toda América latina. Gabriel tiene contacto con un montón de actores, productores, directores. No digo que el festival estaba en peligro, pero atravesó varios cuestionamientos en los últimos tiempos y apoyarlo es muy importante. Y todo un desafío. Ojalá podamos hacer el año que viene lo que no pudimos ahora. La realidad manda.
-Por último, ¿qué llevó desde su opinión a tantas entidades de la industria a tomar una distancia tan visible del festival?
-Hay un gran trabajo pendiente que debe hacerse, insisto, entre esas entidades y el Incaa. Hay diferentes puntos de vista que entran en conflicto. Leí hace poco unas declaraciones de Daniel Burman en LA NACIÓN que me gustaron mucho. Dice allí que es el momento de tener algunas conversaciones incómodas. Es cuestión de propiciar ese diálogo. Cuando la gente se junta siempre pasan cosas buenas.
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