La actriz protagoniza junto a Leonardo DiCaprio la sátira de Adam McKay sobre el cambio climático y la polarización de la política; en una charla con LA NACION junto al director, la ganadora del Oscar habló sobre qué la impulsó a volver a trabajar y lo nerviosa que estaba de compartir pantalla con Meryl Streep
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Jennifer Lawrence un día decidió que era momento de parar. La actriz, cuyo talento ya se vislumbraba en films como The Poker House y Lazos de sangre (por el cual cosechó su primera nominación al Oscar), tuvo un ascenso a la fama verdaderamente meteórico que respondía a razones puramente profesionales y a otras que estaban ligadas a su manera de manejarse en la industria, cuando todavía no estaba de moda salirse de libreto y “desacartonarse”.
Lawrence integró el universo X-Men con el rol de Mystique, pero no fue hasta la llegada del protagónico en otra saga de enorme popularidad como Los juegos del hambre que no supo lo que le estaba aguardando. La actriz oriunda de Kentucky hizo propio un personaje heroico como el de Katniss Everdeen, la joven que se rebelaba contra el perveso sistema del Capitolio en la adictiva distopía concebida por la autora Suzanne Collins. La imagen de esa habitante del Distrito 12 de Panem desfilando en una carroza con un vestido que se prendía fuego se convertía en el símbolo perfecto para lo que Lawrence, hace casi una década, representaba para Hollywood.
Los juegos del hambre no la encasilló porque no hubo tiempo para eso. Al año siguiente del estreno del primer film de la saga, ella ya estaba promocionando una película bisagra en su carrera: El lado luminoso de la vida, de David O. Russell, que le valió nada menos que el Oscar a mejor actriz protagónica. En esa comedia romántica del realizador con el que la actriz volvería a trabajar en dos oportunidades más (en Escándalo americano y Joy, películas por las que también fue candidata a los premios de la Academia), tomaba por asalto la narrativa con un manejo admirable de la transición del drama a la comedia que recordaba al trabajo de Cher en Luz de luna.
Su personaje, Tiffany Maxwell, era puro sentimiento, una mujer presa de las nomenclaturas por un pasado del que no renegaba pero el cual le dolía, una mujer que corría a la par de un hombre tan quebrado como ella (Bradley Cooper, un gran partenaire para Jennifer), en quien encontraba a un compañero, alguien en quien confiar en un mundo cínico. En una famosa escena abarrotada y dinámica dentro del caos -la impronta de O. Russell-, Lawrence tiene un mano a mano con Robert De Niro que luego el actor destacaría con asombro. Allí estaba esa chica de Kentucky jugando en las grandes ligas, sin formación profesional, simplemente con un talento innato para la actuación.
La postal de la actriz cayendo segundos antes de subir las escalinatas del Dolby Theatre para aceptar el Oscar dio la vuelta al mundo, y fue su reacción la que generó una fascinación de la audiencia con ella. “Están todos de pie porque me caí y se sienten mal”, dijo la actriz entre risas, quien volvería a caerse en otra red carpet y quien protagonizaría momentos icónicos propios de la cultura del fangirling (neologismo que alude a, justamente, fanatizarse ante la presencia de una persona que uno admira), como cuando se tapó los ojos al conocer a Jack Nicholson o cuando se sorprendió al encontrarse con uno de sus ídolos, Bill Murray. Así, la actriz mejor paga de Hollywood en 2015 y 2016 era, también, la representación de quienes miran los Oscar desde sus casas y sueñan con conocer a sus ídolos como lo estaba haciendo ella, con sus infaltables bloopers.
Ese fuerte posicionamiento en la industria también tuvo sus sinsabores cuando eligió proyectos que no fueron exitosos en taquilla o que no estuvieron a la altura de la filmografía que venía construyendo. Desde Pasajeros hasta Operación Red Sparrow, pasando por ¡Madre! (romance con Darren Aronofsky incluido), Lawrence atravesó varios traspiés y un agotamiento ante tanta exposición. A sus 28 años, conoció a quien sería su marido, Cooke Maroney, y hace unos meses confirmó su embarazo, tras un largo período de alejamiento de los flashes.
“Estaba nerviosa por volver a la actuación, por estar en el foco de atención”, le contó Lawrence a LA NACION, en una entrevista vía Zoom junto al director que la impulsó a regresar: Adam McKay. El cineasta ganador del Oscar por el guion de La gran apuesta (y creador de la emblemática comedia Anchorman) también volvió después de un tiempo prolongado y lo hizo con la sátira No miren arriba, que se estrena este jueves en salas comerciales y el 24 en Netflix. En el film, Lawrence interpreta a una joven astrónoma, Kate Dibiasky, quien descubre que un cometa se aproxima a la Tierra. El fin del mundo podría estar a tan solo seis meses de su descubrimiento, por lo cual emprende junto a quien fuera su profesor, Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), una cruzada para informarle tanto a la presidenta de los Estados Unidos, Janie Orlean (Meryl Streep), como a los medios de comunicación que la humanidad está en peligro. Del otro lado, la respuesta que llega no es la esperada.
"Todavía me sigo sorprendiendo cuando tengo la posibilidad de conocer a personas que admiro"
Jennifer Lawrence
Alegoría sobre la indiferencia ante el cambio climático, comedia negra sobre la polarización en la esfera política, conmovedor retrato sobre el deseo de querer seguir disfrutando de la vida, No miren arriba es un interesante regreso de McKay tras la despareja El vicepresidente, y tiene en Lawrence a una coprotagonista que, junto a DiCaprio, lleva adelante un film donde el cruce de géneros no falla. En una charla con este medio, el cineasta se explayó sobre qué lo impulsó a concebir este largometraje, mientras que Lawrence se refirió, entre otros tópicos, a qué le impactó del guion y a cómo fue hablar con Meryl Streep, “una leyenda a quien no sabía cómo acercarme”.
-No miren arriba tiene ciertas similitudes con Dr. Insólito de Stanley Kubrick. ¿Cómo fue manejar el tono del film, los cambios y encontrarle el punto justo? ¿Fue difícil?
-Adam McKay: Una parte importante de ese proceso fue Jen, su personaje es la brújula moral de la película, ella fue la persona que cometió el error terrible, en este mundo, de decir la verdad todo el tiempo, así que eso ayudó en la sala de montaje, su increíble actuación nos guió a través del film. Ante la duda, siempre sabíamos que teníamos que volver a Jen, al personaje de Kate Dibiasky, pero sí, el tono fue complejo, especialmente en el mundo en el que vivimos ahora, que es ridículo y absolutamente aterrador.
-¿Consideran inevitable que la sociedad siempre se polarice, incluso en tiempos como los actuales con la pandemia?
-Jennifer Lawrence: Pienso que es muy frustrante que pase eso, porque yo no creo que sea inevitable, creo que es la política la que nos divide, la que nos hace creer que queremos ver a una de las partes fallar, porque así nos olvidamos de que cuando eso pasa estamos fallando todos. No creo que sea inevitable, creo que es complicado, creo que los medios pueden ayudar, creo que los políticos pueden ayudar, me gustaría ver qué pasa si todos paramos y vemos la verdad salir a la luz en conjunto.
-McKay: Típica respuesta de izquierda (risas), creo que todo eso es palabrerío. Creo que tenemos que empezar a encerrar a las personas, a darles un respiro a los ricos con los impuestos, y a dejar que las compañías dominen (risas).
-Jennifer, ¿cómo fue volver al trabajo tras ese período de popularidad y exposición que viviste? Sé que querías trabajar con Adam desde hace tiempo, que sos fanática de su obra, ¿estabas nerviosa?
-Lawrence: Sí, estaba nerviosa por volver. Me siento muy afortunada de que este haya sido el proyecto con el que volví porque no tenía nada de qué preocuparme, el guion me voló la cabeza, y es muy poco frecuente dar con eso, no había razones para no hacer esta película y quería trabajar con Adam desde hacía mucho tiempo; él nunca quiso, así que esta fue la primera vez...
-McKay: No era fan..(risas)
-Lawrence: No era mi fan, no, él siempre fue mi primera opción para todo y yo siempre fui la última, así que esta fue la primera vez que pude trabajar con mi héroe y fue increíble.
-¿Hubo margen para improvisar? Sé que Jonah Hill fue el que más se adentró en ese terreno...
-McKay: Sí, la manera en la que a mí me gusta trabajar es la siguiente: tenemos nuestro guion, leemos las líneas, y chistosamente les digo a los actores que cumplan con nuestra responsabilidad legal, pero después se crea un espacio para expandir. Quería que estos chicos tuvieran la posibilidad de agregar cosas, ajustarlas, jugar con ellas. Descubrí que eso ayuda mucho no sólo con la improvisación que permite conseguir momentos cómicos extraordinarios, sino también para que los actores no se sientan restringidos, para que tengan libertad. Eso se nota mucho en la actuación de Jen y de todo el cast. La improvisación genera un gran clima lúdico, especialmente en la comedia.
"El personaje de Meryl Streep es un mix de todos estos desastrosos y quebrados muñecos, marionetas, que tuvimos en la Casa Blanca"
Adam McKay
-En cuanto al personaje de Meryl, ¿vos y David Sirota [quien concibió la premisa del film] lo construyeron con más de un presidente en mente?
-McKay: Sí, ese es el trasfondo del personaje. Como sabrás, en Estados Unidos no tuvimos los mejores representantes en los últimos años, así que queríamos hacer de ese personaje un mix de todos estos desastrosos y quebrados muñecos, marionetas, que tuvimos en la Casa Blanca. Por lo tanto, hay un poco de George W. Bush, un poco de Bill Clinton, algo de Ronald Reagan, están todos mezclados; y obviamente tenemos la ceguera narcisista del último presidente, Donald Trump. El problema en nuestro país no viene de un solo lado, el problema es sobre cómo se usa dinero de manera sucia que es tomado de nuestra democracia. Eso afecta a ambas partes desafortunadamente y además es triste, y al mismo tiempo es divertido, y le dio a Meryl mucho material para su interpretación.
-Jennifer, hablando de Meryl... ¿todavía te impresiona conocer a figuras famosas como ella? También sos fanática de Ariana Grande, con quien compartís algunas escenas.
-Lawrence: ¡Por supuesto que me impresiona! Antes de conocer a Meryl lo agarré a Adam y le pregunté: “¿Qué le digo? “¿De qué le hablo?” Sí, absolutamente, y ver a Meryl Streep en la vida real fue una experiencia que me quitó el aliento porque realmente es la mejor actriz de todos los tiempos y eso se vuelve más notorio cuando la ves hacer lo que hace con tanta facilidad, fue increíble, es divertida, amable, improvisaba, es una actriz de comedia genial, eso fue muy loco. Y Ariana Grande... ella es chiquita, perfecta, soy muy fan y su música es genial y también es muy amable. Pero sí, todavía me sigo sorprendiendo cuando tengo la posibilidad de conocer a personas que admiro.
Cuándo y dónde verla. No miren arriba se estrena en salas seleccionadas el jueves, y a partir del 24 en Netflix.
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