Jaque Mate: tiros, explosiones y un Adrián Suar en veta Tom Cruise para una comedia bien filmada y entretenida
Con logrados rubros técnicos y buenas actuaciones de su estrella y el equipo de “superagentes” internacional que lo rodean, esta comedia de aventuras apuesta por el entretenimiento y el humor y cumple
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Jaque mate (Argentina/2024). Dirección: Jorge Nisco. Guion: Leandro Calderone. Fotografía: Guillermo Nieto. Música: Alejandro Kauderer, Ignacio Tomás Gabriel. Edición: Francisco Freixa. Elenco: Adrián Suar, Maggie Civantos, José Eduardo Derbez, Tsahi Halevi, Benjamín Amadeo, Charo López, Mariel Fernández, Fiorella Indelicato, Mike Amigorena, Diego Cremonesi. Duración: 104 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Distribución: Digicine. Nuestra calificación: buena.
El primer desafío del equipo de especialistas detrás de Jaque mate no es enfrentarse con un criminal internacional, sino contra el propio prejuicio que cine y público argentino tiene con este tipo de producciones. Si la película de acción es subtitulada vaya y pase, pero si hablan de “vos” se supone que inmediatamente hay que desconfiar.
La tradición autóctona (o su falta) en estas lides policiales y explosivas llevan a que un film como el protagonizado por Adrián Suar arranque en desventaja. Y eso que el actor y productor es dentro de su generación quien más se ha ocupado en instalarse intermitentemente en ese terreno: Comodines (1997) en cine; y Poliladron (1995), 22, el loco (2001) o Sin código (2004), en televisión. Las épocas son distintas, los formatos también, pero la cosa sigue yendo por ahí.
La trama es tópica y lineal a más no poder. Duque (Suar) es un agente secreto retirado luego de ver morir a su hermano (Diego Cremonesi) tres años antes. Aislado en una casa llena de medidas de seguridad, recibe la visita inesperada de su sobrina Juana (Fiorella Indelicato), no se entiende muy bien porqué. No pasan ni 24 horas y la chica es secuestrada por una banda terrorista liderada por Rey (Mike Amigorena). Si Duque no roba una cura para la diabetes, guardada bajo máxima seguridad en un laboratorio de Mendoza, la chica muere. Mientras busca la forma de solucionar las cosas, y al mejor estilo Misión Imposible, Duque reúne a un grupo de sus viejos compañeros de aventuras, cada uno con una especialidad necesaria para que avance la historia.
A grandes rasgos, Jaque mate se puede ver como una actualización de las películas de Los superagentes Tiburón, Delfín y Mojarrita: está el villano pintoresco, el científico, las idas y vueltas de un plan rocambolesco, el humor ingenuo, el de doble sentido (el personaje de Benjamín Amadeo se llama “Malcosido”, lo que provoca la confusión constante en uno de sus interlocutores), los tiros y las explosiones.
Inesperadamente estos dos últimos ítems son los que mejor logrados están. Entre cámaras tradicionales, drones y una dirección ágil y precisa, el realizador Jorge Nisco sale airoso a la hora de filmar las numerosas secuencias de acción presentes en la película. Algo parecido pasa con las escenas de pelea, aunque ahí se notan un poco más los años de los protagonistas a la hora de darle credibilidad y espectacularidad a cada trompada.
Con los rubros técnicos bien resueltos, es una lástima que no se haya trabajado un poco más el guion, para añadirle alguna vuelta de tuerca que lo alejara de la previsibilidad. También habría sido deseable que se dotara al villano de una personalidad más compleja, evitando la caricatura en la que permanece estancado. Pasa lo contrario con Adrián Suar, al que se lo ve con impronta Tom Cruise, relajado y disfrutando de un proyecto hecho a medida de su histrionismo y capacidad actoral.
Difícilmente Jaque Mate quede en el podio de lo mejor del cine argentino, ni siquiera en el apartado “acción y aventura”, pero cumple. Es llevadera y, prejuicio de lado, tiene muy poco que envidiarle a títulos foráneos que suelen presentarse con más pompa que circunstancia.
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