James Caan, de la “salvación” de Misery al terror de filmar una escena que terminó siendo icónica
El actor, que falleció a los 82 años, coprotagonizó con Kathy Bates una escena inolvidable en el film de Rob Reiner basado en la novela de Stephen King
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“Era un papel como ningún otro que me habían ofrecido, él reaccionaba a las cosas como yo nunca hubiese imaginado”, declaró James Caan, quien murió el miércoles a los 82 años, sobre su rol de Paul Sheldon en el clásico de Rob Reiner, Misery.
De acuerdo al intérprete, ese personaje llegó en el momento justo de su carrera, como una especie de “salvación” en tiempos de sequía creativa. De algún modo, el diablo metió la cola para que Caan sea el coprotagonista del largometraje basado en la novela de 1987 de Stephen King, ya que colegas como William Hurt, Kevin Kline, Michael Douglas, Harrison Ford, Dustin Hoffman, y Robert De Niro lo habían rechazado.
El actor de El padrino, en cambio, encontró en el rol de ese escritor la posibilidad perfecta para salirse de registro e ingresar a un universo extremadamente turbio, con una mujer manejando la acción: Kathy Bates como la inolvidable Annie Wilkes.
Misery se estrenó en 1990 y le valió el Oscar a Bates, sentando así dos precedentes. Por un lado, la actriz se convirtió en una de las pocas en ser reconocida por un film de género. Por el otro, fue la única estatuilla dorada que recibió una producción basada en una novela del prolífico Stephen King, quien además aprobó con creces el guion de William Goldman, estrecho colaborador de Reiner.
El film narraba la enfermiza obsesión de Annie con el personaje ficticio que da título al film, Misery Chastain, creado por el novelista Paul Sheldon. Cuando esa mujer se entera que su escritor favorito planea matar a Misery en la última obra de la saga para poder abordar otros relatos, se enfurece con ese escritor a quien mantiene cautivo en su casa luego de que éste se accidente en una tormenta.
La secuencia que causó mayor impacto en el film fue, en simultáneo, la más compleja de filmar. Cuando Paul intenta escaparse de ese lugar en el que está confinado a merced de Annie, la mujer le quiebra ambos tobillos con un mazo para asegurarse de que Paul no busque huir de allí, lejos de su fanática número uno.
La decisión más difícil
¿Amputarlo o golpearlo? Esa era la cuestión. En el primer borrador de su guion, Goldman había incluido una secuencia que impactó a Reiner y al equipo de producción, a pesar de que estaba en el texto original: Annie tomaba un hacha y le cortaba sus pies.
“No estuve de acuerdo con eso”, explicaría el realizador tiempo después sobre esa aterradora escena. “Queríamos que Paul Sheldon termine victorioso en el final, que triunfe sobre Annie Wilkes, y aunque perdiera un solo pie, igual estábamos dando a entender que había pagado un precio demasiado alto”.
Por lo tanto, Reiner y su productor, Andrew Scheinman, revisaron el guion de Goldman y le hicieron una observación que generó un tenso ida y vuelta. La decisión que se tomó, a pesar de la voz disidente del guionista, fue la de que Annie solo le golpeara fuertemente los tobillos para tener a Paul más tiempo a su lado, no para ocasionarle un daño irreversible (en el final de la película, se lo ve caminando con un bastón). “Al final Rob tenía razón”, expresó Goldman tras el estreno. “Si hubiese incluido esa escena, la audiencia hubiese odiado a Annie y no nos hubiésemos recuperado de eso para el resto del film”. Bates, en cambio, opinó diferente: “Yo le hubiese cortado los pies”, reveló.
El miedo de Kathy Bates y la molestia de Caan
Una vez que ese tópico fue resuelto, el director se abocó a los efectos visuales, el encanto secreto de Misery. Desde las prótesis necesarias para las piernas de James Caan que estaban hechas de gelatina hasta la incorporación de armaduras, todo estaba perfectamente orquestado para que esa cruel secuencia no impactara a sus protagonistas.
Sin embargo, Bates se hallaba en un permanente estado de perturbación. “Es una persona tan calma, que cualquier atisbo de violencia la hacía llorar”, contó Caan quien, de acuerdo al equipo de producción, estaba “molesto” por filmarla ya que no le gustaba no hablar en una escena y depender de los efectos visuales.
Podríamos asegurar que Bates se ganó el Oscar por muchos tramos del film, pero se lució más que nunca en aquel que tanto pavor le generaba. “Fue muy complejo filmar esa escena, tenía que golpear en el momento correcto en el lugar adecuado y a veces no lo conseguía”, declaró la actriz sobre una de sus mejores interpretaciones.
En 2015, Bates y Caan se reunieron para un especial de la publicación Entertainment Weekly. En ese reencuentro, el actor rememoró la visita especial de King a la proyección. “La vimos en Westwood por primera vez y él estaba sentado atrás de todo con Rob. Es un hombre que nunca ve las adaptaciones de sus películas porque no le terminaban gustando, pero se compenetró tanto con Misery que, en un momento de total silencio, se escuchó gritar: ‘¡Cuidado, ella tiene un arma!’. Todos nos dimos vuelta y allí estaba Stephen”, recordó.
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