¿Jake Gyllenhaal, el peor de todos? Un director contó su difícil experiencia con el actor y el modo en que “hundió” su película en cuatro días
El actor y Vanessa Kirby llegaron a Islandia en 2021 para rodar una película que sería el debut en inglés del director francés Thomas Bidegain; todo salió mal, el proyecto se frustró y el director contó a un medio de su país todos los detalles, aunque luego le bajó el tono a sus declaraciones
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El guionista y director francés Thomas Bidegain se sintió en el cielo cuando el actor estadounidense Jake Gyllenhaal y la actriz británica Vanessa Kirby aceptaron formar parte de la que sería su primera película en inglés. Era plena pandemia y durante un tiempo las reuniones del proyecto tuvieron lugar por Zoom. Sin embargo, cuando en 2021 se reunieron en Islandia para comenzar a pasar el guion todos juntos, ocho semanas antes del rodaje, el cielo rápidamente se transformó en infierno, según le contó Bidegain al medio francés Technikart en un artículo que salió publicado la semana pasada. Gyllenhaal, según su relato, pedía constantes reescrituras de guion y tuvo actitudes absurdas que volvieron imposible llevar a cabo el rodaje. Cuatro días fueron suficientes para que se desmoronara todo.
Tras las repercusiones del reportaje en Technikart, Bidegain le bajó un poco el tono a sus propias declaraciones en otra entrevista con el medio estadounidense Variety: mientras que el artículo original sugiere que la productora perdió 26 millones de dólares por el fracaso del rodaje, el director negó que eso hubiera sucedido porque el proyecto estaba en una etapa demasiado inicial. También dijo que la película no se frustró por el mal comportamiento de Gyllenhaal, sino que simplemente no funcionó porque no compartían la misma visión creativa.
El film, de cualquier manera, se terminó realizando, pero sin las estrellas de Hollywood ni hablada en inglés. Fue estrenado en diciembre del año pasado en Francia bajo el título de Soudain Seuls y la protagonizaron los actores Gilles Lellouche y Mélanie Thierry. Bidegain tendrá que esperar todavía para su presentación en Hollywood. La película, basada en una novela de la marinera francesa Isabelle Autissier, cuenta la historia de una pareja que naufraga y lucha por sobrevivir en una isla perdida de la Antártida.
Genealogía de un fracaso
Con el titular “Cuatro días para enterrar una película”, el reportaje publicado la semana pasada en Technikart narra el comportamiento de Gyllenhaal durante el frustrado rodaje como una verdadera pesadilla para cualquier realizador. “Estábamos en Islandia, a 3.500 kilómetros de París. Tenía dos estrellas anglosajonas y un enorme presupuesto de 26 millones de dólares. Y todo explotó...”, rememora Bidegain en el artículo.
El director había terminado la versión en inglés del guion para 2020, justo antes de que comenzara el encierro mundial por el coronavirus. Al actor de Secreto en la montaña le encantó y dijo que quería participar. Durante un año, el guion se reescribió para el actor. Bidegain y la estrella hollywoodense mantenían reuniones por Zoom, y Gyllenhaal terminó convirtiéndose en coproductor del proyecto.
En 2021 comenzaría el rodaje en Islandia, locación que Bidegain encontró como el escenario perfecto para la historia. Concretamente, se rodaría cerca del pueblo pesquero de Höfn. Faltando ocho semanas para que comenzara el rodaje, se reunió allí con los actores. Y allí apareció una de las primeras excentricidades de Gyllenhaal: por miedo al Covid, no quiso ir hasta el lugar en avión como el resto y pidió un coche, pero un coche que no fuera ni blanco ni rojo.
Cuando él y Kirby comenzaron a repasar sus diálogos, contó Bidegain, lo hicieron hablando como si fueran personajes de un dibujo animado. Bidegain, aún optimista, intentó no tomarlo a mal y pensó que lo hacían para perder la timidez entre ellos.
A Gyllenhaal no le convenció la locación; la naturaleza no le parecía lo bastante amenazadora, las montañas no eran lo suficientemente altas, y nunca lo terminaban de convencer cosas del guion. Preguntaba constantemente sobre de qué iba realmente la película.
“Es el fin del mundo, y quizá el amor pueda salvarnos”, le respondió en una ocasión Bidegain, lo cual pareció calmar al actor porque a la noche, tras haber previamente amenazado con dejar la película, le mandó un mensaje al director que decía “te adoro”. Al día siguiente, sin embargo, el actor tenía una nueva idea en la cabeza: la película se debía tratar, no del amor entre humanos, sino del amor a la naturaleza. Dijo que había que reescribir todo con esa idea como guía. Kirby, por otro lado, tenía su propio idea: el personaje de Gyllenhaal debía morir al final y la película debía ser más feminista.
Un chapuzón en aguas heladas
El director decidió llevar a todo el equipo, actores incluidos, a recorrer los imponentes paisajes islandeses, en un intento por renovar el entusiasmo en el proyecto, y sorpresivamente, Gyllenhaal se arrojó a nadar en el agua helada.
Sin embargo, más tarde, una nueva sesión de lectura le hizo recobrar las esperanzas a Bidegain, ya que todo pareció cobrar vida y le emocionó escuchar a actores de esa talla dando voz a sus diálogos. Pero era solo la calma que antecede al huracán. Esa noche, Gyllenhall retomó sus cuestionamientos sobre el significado profundo de la película y exigió que unos albañiles que llegarían al otro día durmieran en sus coches, por miedo al Covid. Amenazó con abandonar el proyecto y esta vez, un Bidegain ya harto, lo alentó a hacerlo. Ese fue el fin.
Kirby ofreció más adelante comprarle el guion a Bidegain y rodarlo con Gyllenhaal, pero el productor del film, Alain Attal, se negó. “Que se jodan, lo vas a reescribir en francés y lo vamos a rodar con grandes actores franceses”, le dijo al director a Technikart.
“Cada uno tenía una idea de cuál era el mensaje del film”
La polémica generada por el artículo cruzó el Atlántico, el semanario Variety recogió el guante y lo que obtuvo fue un relato algo bajado de tono por parte del director del film. Aunque Bidegain no contradijo las anécdotas concretas que cuenta el reportaje, declaró que el proyecto se frustró por diferencias creativas y no por comportamientos poco profesionales por parte de Gyllenhaal. También negó que la productora hubiera perdido, tal como el artículo sugiere, 26 millones de dólares.
“La gente no entiende cómo se hace una película. No estábamos filmando, y no estábamos en etapa de preproducción. La fecha tentativa de comienzo de rodaje estaba ocho semanas más adelante”, dijo Bidegain. Explicó que creyó conveniente encontrarse un poco antes con los actores para conocerse y conocer el lugar donde filmarían, ya que todo el proyecto se había gestado en pandemia.
Bidegain reconoció entonces parte de lo que narra el artículo de Technikart: que al encontrarse a leer el guion, se dieron cuenta de que tenían visiones distintas sobre lo que debía ser la película y comenzaron las demandas constantes de cambios. “Cada uno tenía una idea de cuál era el mensaje del film”, afirmó. “Intenté suavizar las cosas una o dos veces y luego me di cuenta de que no iba a funcionar, así que debía terminar”.
El director agregó que parte del desafío estuvo en trabajar con un actor que también fuese el productor del proyecto, y que adicionalmente no compartía su visión como director. En Francia, añadió, el director es el que tiene el control sobre la historia. “Tenemos maneras muy distintas de hacer películas en Francia y Estados Unidos”, comentó, adjudicando la polémica a diferencias culturales.
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