Jackass: accidentes, tragedias y cómo un grupo de inconscientes buscavidas se convirtió en un fenómeno global
Lo que surgió como un reality diferente se volvió una franquicia que, a 20 años de su estreno, entrega este jueves su epílogo en cines
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Marlon Brando, en el clásico The Wild One (1953), maneja una pandilla de moteros feroces. El look -boina, botitas de cuero y, por supuesto, la inimitable cara del actor- fue emulado por Elvis Presley, los Beatles y varios grupos de rock en cada época. Brando, como Johnny Strabler, repite una frase cuando le preguntan “Ey, Johnny, ¿contra qué te rebelás?”: “¿Qué tenés?”, algo así como ‘contra lo que sea, nombrame algo y me pongo de la vereda de enfrente’.
Casi 50 años después de ese clásico, desembarcó en el mayor aglutinante de consumo joven otra pandilla: Jackass. Las pandillas, los grupos, las bandas, son importantes en el entretenimiento popular, y basta hacer un breve repaso mental para encontrar ejemplos en dibujos animados (Don Gato y su pandilla), musicales (la reciente remake de Amor sin barreras, bajo el mando de Steven Spielberg) y grandes joyas del cine (La ley de la calle, de Francis Ford Coppola, o The Warriors, de Walter Hill). Jackass llegó en 2002 a la TV y generó un fenómeno de consumo “en patota”: nadie quería quedarse fuera de la conversación cuando alguien recordara la última hazaña llevada adelante por ese grupo de inclasificables artistas.
Pero a diferencia (o en total oposición) al Johnny Strabler de Brando, los miembros de esta pandilla no se oponían a todo, sino que más bien creaban un efecto de oposición a todo tipo de sensatez mental. Jamás la TV o el cine había mostrado un grado tan extremo de auto-tortura física, realismo corporal y cantidad de anormalidades por minuto en pos del “entretenimiento”. Jackass inventó, en una época en que los adolescentes se juntaban alrededor de MTV a oxigenarse con música y dibujos animados de vanguardia, el meme antes del meme, al congelar la imagen antes de cada accidente atroz de su protagonista. Previo a la época de YouTube, que permite cortar en trocitos de segundos cualquier audiovisual, este reality repartía lo mejor del capítulo pasado en las promos de MTV para enganchar a los jóvenes de cara al próximo envío.
Pero, ¿este grupo de inadaptados, osados actores, dobles y personalidades casi circenses estaban solos en su apuesta o también contaban con un cerebro más cinematográfico detrás del proyecto?
Un nerd, un gonzo y un freak
Jackass fue uno de los primeros reality shows que sumaba el ingenio con la fuerza bruta (o más que bruta, animal y sin límites). Sus creadores fueron Jeff Tremaine, Spike Jonze y Johnny Knoxville, y la historia y la simbiosis original de estos tres personajes es singular.
Knoxville, por ejemplo, tuvo como ídolos desde su infancia y adolescencia a los escritores Jack Kerouac -alguna vez le atribuyó a la lectura de su novela En el camino la pasión que sentía por la actuación- y a Hunther Thompson, cultor del nuevo periodismo y reconocido por su estilo gonzo. La pasión por Thompson, un escritor reconocido por “poner el cuerpo en cada nota” es, sin duda, un detalle muy significativo para el espíritu físico de Jackass.
Spike Jonze (nacido como Adam Spiegel, optó por ese nombre en homenaje a un oscuro músico de jazz que componía música para dibujos animados) es acaso el más famoso del conjunto. De aspecto físico flacucho, casi tímido en su vida pública, este joven cineasta que comenzó como director de videoclips y publicidades antes de ser reconocido por películas como Quierés ser John Malkovich, El ladrón de orquídeas o Donde viven los monstruos, por las que ganó un premio Oscar y acumula decenas de premios internacionales. Tremaine, acaso el menos conocido de los tres, comenzó editando la revista de contracultura skater Big Brother y otras sobre BMX, y también es director y productor.
Oriundo de Tennessee, Knoxville llegó a Los Ángeles con pequeños papeles para publicidad. Y tenía una idea: probrarse como conejillo indias para que alguna revista escribiera una nota sobre equipos de defensa personal, en un claro homenaje a Thompson. Así, fue contactado por Tremaine y Big Brother para protagonizar un video que venía en un número especial de la revista, en la que Knoxville probaba en sí mismo gas pimienta, una pistola paralizante Taser y hasta una pistola calibre .38 con un chaleco antibalas. Ese fue el germen de Jackass.
Al mismo tiempo, en Pensilvania, el skater Bam Margera lanzaba sus videos caseros en los que incluía a su propia familia, Ryan Dunn y Brandon DiCamillo, entre otros. Como los videos empezaron a volverse populares, no tardaron en llegar a manos de Tremaine y Jonze -también fan de la cultura skater-, quienes pensaron que Knoxville y Margera harían un gran equipo. Se lanzaron algunos videos y así llegaron a Saturday Night Live!. Muy pronto, tres grandes del entretenimiento norteamericano ya se los estaban disputando: el propio SNL, Comedy Central y MTV. Fue la cadena dedicada a los videoclips la que se llevó el pez al agua y Van Toffler, su presidente de ese entonces, dijo: “Sabíamos que había un montón de cabezas huecas que tenían una gran tolerancia a la estupidez y el dolor”.
Éxito y cancelación
La serie fue un éxito y, sin embargo, duró solo tres temporadas. Los miembros de Jackass acusaron que se les pagaba muy poco y que eran censurados por MTV, y esa temprana salida activó la primera película de la saga, Jackass: The Movie, de 2002. ¿Qué queda hoy de esa primera película en la que Johnny Knoxville, Steve-O, Bam Margera y Jason “Wee Man” Acuña alquilaban un auto para entregarlo destrozado en un par de horas, se introducían un autito de juguete en el recto para luego ir al médico (“tiene un carrito en el ano”, decía al mirar la radiografía) o beberse su propia orina? Algunos críticos (pocos) creyeron ver en esta película y la saga que vino después una vuelta al realismo cinematográfico. Sin cortes -no tanto de censura, como de edición-, celebraron el logro de esos planos secuencia (aunque sea de un caimán prendiéndose a las tetillas de Knoxville y haciéndolo sangrar) como un triunfo del tiempo real, sustancia del cine. Otros críticos (muchos) no vieron tanto, sino más bien a, como dijo el presidente de la MTV, unos imbéciles sin miedo al dolor o la vergüenza. Acaso ambos tuvieran razón y todo cine lleve consigo una parte de audacia muchas veces parecida a la imbecilidad.
Con el tiempo, la fama llegó, pero la vida de cada uno de los integrantes de esta pandilla tuvo altibajos. O peor aún, se toparon con la muerte: el 20 de junio de 2011, Ryan Dunn perdió la vida tras chocar su coche contra un árbol. Bam Margera dejó la tabla del skate, se hizo alcohólico y luego terminó sumido en una depresión, pasó por algún reality con su propia madre, pero las cosas no mejoraron. Steve-O, que venía de lo circense y que en el primer film se tatuaba su propio rostro en un auto en movimiento, pasó un buen tiempo por un neuropsiquiátrico luego de un intento de suicidio.
Knoxville, que pasó cuatro años orinando a través de un catéter por hacerse disparar en los testículos por un lanza-pelotas deportivo, fue el que más puso un pie en el cine. Actuó en películas de directores como John Waters, Gia Coppola, en Hombres de negro 2 y en la biopic Grand Theft Parsons, basada en la vida del músico Gram Parsons. Y ahora, ha conseguido reunir a parte del equipo de Jackass para una nueva película, que funciona como una suerte de epílogo.
La revista GQ afirmó que la nueva Jackass para siempre opera “en la intersección de una serie de antiguas tradiciones americanas”, con “rastros de Buster Keaton y los Tres Chiflados”. Knoxville recogió el guante, y en una entrevista publicada en el diario inglés The Guardian, este hombre que se opone al dolor, al sentido común y a la cordura, afirmó: “¿A quién no le gusta que lo comparen con Buster Keaton? Es una leyenda. Y es tan divertido hoy como lo era entonces. Alguien corriendo y cayendo es atemporal. Es divertido. Gracias a Dios, o no tendría carrera”.
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