J. J. Abrams: el sucesor de Spielberg ya es el nuevo rey de Hollywood
Cada nuevo paso de Jeffrey Jacob Abrams parece seguir a su reconocido e indiscutido mentor, Steven Spielberg . Después de la ciencia ficción, la intriga y la aventura en todas sus expresiones, ahora le toca a J. J. Abrams zambullirse en las aguas de la Segunda Guerra Mundial.
El toque Abrams puede percibirse a simple vista en Operación Overlord, el único estreno made in Hollywood de este curioso jueves de renovación en la cartelera cinematográfica local. Aunque la película está dirigida por el australiano Julius Avery, hay detalles desde el comienzo mismo de la película que tienen el sello de quien para muchos es hoy la mente creativa más influyente, dinámica e hiperactiva del Hollywood actual. Alcanza con uno: Operación Overlord arranca con una impactante y extraordinaria secuencia a bordo de un avión con paracaidistas que se preparan para apoyar el gigantesco desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía. El mismo Día D que Spielberg retrataba desde el suelo con extrema crudeza en el comienzo de Rescatando al soldado Ryan aquí se observa desde el aire. Todo ocurre después de que el clásico logo de los estudios Paramount aparece en pantalla en blanco y negro, toda una señal en línea con el habitual gusto de Abrams por el Hollywood clásico y sus géneros característicos.
Lo que viene después corrobora una vez más aquello que también suele identificar el estilo de Abrams como mentor de ideas para el cine y la TV y que LA NACION puso en palabras al incluirlo en la nota de tapa del domingo pasado como selecto integrante de la lista de los mejores 25 creadores (showrunners) de la época de oro de las series. Alguien capaz de "crear tensión a través de la maduración de sus personajes y tramas laberínticas construidas con cuidado de orfebre". En este caso, a través de un relato que la revista Esquire llegó a definir como un cruce virtuoso entre Bastardos sin gloria y El enigma de otro mundo. O, como señaló juguetonamente el propio Avery mentando a Spielberg, una suerte de "aventura a la Indiana Jones, pero envuelta en ácido".
Los fans de la ya clásica fantasía bélica de Quentin Tarantino no tardarán al ver Operación Overlord en reconocer algunos escenarios comunes a ambas películas. Sobre todo en las escenas en las que el grupo de paracaidistas aliados recorre escenarios boscosos de la campiña francesa. A la vez, el personaje femenino central del film, interpretado por Mathilde Ollivier, es una aguerrida muchacha francesa que enfrenta el abuso de un jefe nazi y se llama Chloé Laurent. Es el mismo apellido de la actriz (Mélanie Laurent), cuyo personaje (Shoshanna) tiene varias aristas parecidas en Bastardos sin gloria.
Esto quiere decir que estamos frente a una aventura (en este caso bélica) del tipo de las que Abrams propone durante sus incursiones en las sagas hollywoodenses a las que se sumó (Misión Imposible, Star Wars, Star Trek) que en un momento ingresa en otro terreno igualmente familiar para este incansable creador, el de lo sobrenatural. Un espacio de cruces y convergencias que el cine viene explorando, como observaba un reciente análisis del diario londinense The Guardian, desde que Abel Gance, en J’Accuse (1919) representaba los horrores de la Primera Guerra Mundial a través de la imagen de cientos de cadáveres elevándose desde el campo de batalla y poniéndose en marcha para advertirle al mundo sobre la necesidad de impedir esa clase de matanzas e inmolaciones.
No se pierdan Overlord. Acabo de verla y es tan buena (y tan espeluznante y divertida a la vez) como los primeros trabajos de Spielberg
En Overlord la advertencia apunta en otra dirección, más cercana a aquellos horrendos experimentos que científicos nazis llevaron adelante con cuerpos humanos y que una corriente más o menos reciente del cine volvió a observar desde las aventuras de los superhéroes (la primera película del Capitán América) o la parodia (las dos entregas de Dead Snow, producción noruega de culto sobre nazis zombis).
Una de las primeras reacciones favorables a Operación Overlord tuvo la firma de Stephen King. "No se pierdan Overlord. Acabo de verla y es tan buena (y tan espeluznante y divertida a la vez) como los primeros trabajos de Spielberg", escribió King en Twitter el 1° de noviembre.
Nada más pertinente en este momento como aval a una nueva producción con el sello de Abrams que la palabra de King, cuyos textos inspiraron a modo de antología la más reciente creación de Abrams para la pantalla chica, Castle Rock. La serie, estrenada en los Estados Unidos a través de la plataforma Hulu a fines de julio pasado, ya tiene asegurada una segunda temporada, aunque todavía no está disponible en la Argentina.
En una entrevista con Entertainment Weekly, Abrams señaló que se produjo una "tormenta perfecta" (en términos positivos, por supuesto) en la convergencia entre el mundo de King, el trabajo como showrunners de Sam Shaw y Dustin Thomason y su propio aporte como productor. "Soy fan de Manhattan, el trabajo previo de Sam y Dustin, y desde mi productora Bad Robot siempre quisimos trabajar con ellos. El modo en que Sam y Dustin cuentan historias es también mi favorito. En este caso, el núcleo de Castle Rock es el de un grupo de personas que se enfrentan a los momentos más desesperados de sus vidas". Un foco argumental a primera vista muy parecido al de Operación Overlord. Hay más de una similitud entre el pueblo de Castle Rock y el derruido enclave francés de Cielblanc, al que llegan los paracaidistas aliados para encontrarse con los nazis y sus espantosos experimentos genéticos.
No es Cloverfield
Cuando estaban por conocerse las primeras imágenes de Operación Overlord, en abril pasado, la expectativa era tan grande como el misterio. El lugar elegido fue CinemaCon, la convención anual de los dueños de cines estadounidenses. Allí, el propio Abrams tuvo que aclarar expresamente que no estábamos ante la cuarta entrega de la serie Cloverfield. "Estamos trabajando de manera muy comprometida y genuina en esa película", explicó Abrams. Dijo también que Cloverfield volverá con su próximo largometraje a las salas de cine, a diferencia de la tercera (Paradox) que se estrenó en Netflix.
La presencia de Abrams en el encuentro de la poderosa e influyente cámara que agrupa a los dueños de los cines y la llegada de Operación Overlord se explican alrededor de un presente que muestra al hiperactivo creador, productor y director más concentrado por estos días en proyectos ligados a la pantalla grande. De hecho, su objeto de atención casi excluyente en estos últimos meses fue el rodaje como director del Episodio IX de Star Wars, el mismo lugar desde el que logró revitalizar la saga con El despertar de la fuerza (Episodio VII). Lo único que se sabe por ahora de esta película, que cerrará la historia familiar de los Skywalker y se estrenará en diciembre de 2019, es que la fallecida Carrie Fisher reaparecerá a través de material inédito no usado en el film anterior y un tuit del 1 de agosto, con la imagen de una cámara, en el que Abrams anuncia el comienzo del rodaje.
La semana pasada, la prensa de Hollywood informó que varios estudios realizan en estos momentos una especie de "operativo seducción" sobre Abrams con vistas a una suerte de megaacuerdo. Disney, Universal, Comcast y otros poderosos nombres de la industria quieren trabajar a largo plazo con el nuevo rey Midas de Hollywood. "Este es un acuerdo que solo podría firmar Spielberg", dijo Variety. Todo un halago para Abrams, su legítimo heredero.
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