Indiana Jones: Lucas, Spielberg y un homenaje que cambió Hollywood para siempre
El 12 de junio de 1981 llegó a la pantalla grande Los cazadores del arca perdida (más tarde rebautizada como Indiana Jones y los cazadores del arca perdida), la historia de un arqueólogo y aventurero dedicado a descubrir piezas arqueológicas y, de paso, luchar contra el nazismo. Ese largometraje fue el primer paso de una popular franquicia ideada por George Lucas y Steven Spielberg . Y a poco de cumplir cuatro décadas de vida, ahondamos en la génesis del personaje, por qué esta parte es la más importante de la saga y cuáles fueron las influencias que bañaron el imaginario de los creadores al inventar a Indy.
Huyendo del éxito
George Lucas vivió sus inicios en Hollywood de forma conflictiva. Tuvo primero un importante traspié con su ópera prima, THX 1138, pero luego se reivindicó como un realizador muy atento al gusto popular con American Graffiti. La respuesta del público lo atormentaba, y si bien la posibilidad del éxito lo entusiasmaba, el miedo al rechazo lo paralizaba. Por ese motivo, cuando Star Wars llegó a las salas en 1977, Lucas prefirió escapar del estrés y se refugió en Hawai para no estar (tan) pendiente de su saga galáctica. En esas paradisíacas playas, el director se enteró que su film era un verdadero éxito que superaba los pronósticos más optimistas, y compartió su alegría con Steven Spielberg, que también se encontraba allí. Mientras hacían un castillo de arena y jugaban como dos chicos (un contexto no casual teniendo en cuenta la lógica del proyecto), el realizador de Tiburón le contó a su amigo la eterna fantasía que tenía de dirigir una de James Bond, y Lucas le contestó que tenía una idea llamada Los cazadores del arca perdida, que podía llegar a ser similar.
En 1973, George fantaseaba con una historia a la que tituló Las aventuras de Indiana Smith, centrada en la obsesión de los nazis por las ciencias ocultas, y cómo un arqueólogo se enfrentaba a ellos en la búsqueda de una importante pieza antigua. El guionista Philip Kaufman se reunió con él y elaboró un primer esbozo de la trama, decidiendo que el objeto a encontrar era la famosa Arca de la alianza, un artefacto del que le había hablado su dentista de la infancia, y que desde pequeño lo había tenido obsesionado. Pero el guionista debió abandonar el proyecto por otros compromisos laborales, y sin demasiado tiempo para continuar esa labor, Lucas archivó la idea hasta ese famoso día en el que se la contó a Spielberg, cuatro años después.
Lejos del castillo de arena pero aún interesados en juegos infantiles, George y Steven comenzaron a planear una historia que les permitiera homenajear los viejos seriales de los treinta, planteando el film como un título clase B en el que pudieran utilizar juegos de cámaras, modelos en miniatura, y efectos especiales ingeniosos. "Si nos hubieran dado más tiempo y dinero, todo se hubiera convertido en algo pretencioso", dijo Steven pocos años después.
Jones, Indiana Jones
De regreso de las vacaciones, Lucas y Spielberg trabajaron codo a codo en el guión de la película, pero ante todo, tuvieron que definir la psicología del personaje. Ambos tenían una mirada muy distinta sobre cómo debía ser Indy. Steven lo veía como un mujeriego empedernido en la línea de su querido James Bond, al que iba a agregarle aspectos del sombrío antihéroe de Humphrey Bogart en El tesoro de sierra Madre. En cambio, George prefería poner el acento en el aspecto académico del héroe, en su erudición y en su condición de nerd de biblioteca. La solución la brindó entonces el guionista Lawrence Kasdan, que fue convocado al proyecto y subrayó que Indiana era ante todo un profesor, un elemento que le daría rasgos de mucha riqueza. Eventualmente, Jones se convirtió en una coctelera que reunió casi todos esos ingredientes.
Entre el 23 y el 27 de enero de 1978, los tres guionistas se internaron en un departamento y definieron el argumento, los rasgos de todos los personajes y el estilo visual del largometraje. En esas maratónicas sesiones conceptuales, Lucas propuso a Marion Ravenwood, una mujer que podía jugarle de igual a igual al protagonista, al punto de llegar a golpearlo en una escena. Por su parte, Spielberg planteó que quería homenajear a una simbólica historieta del Tío Rico. En esos días también se definió el aspecto de Jones, su campera y el uso del característico sombrero, y Lucas insistió en que a diferencia de Bond, Indy debía parecer vulnerable. Kasdan transcribió en cien páginas todos los conceptos vertidos en esos días, y en seis meses tuvo listo el guión final.
Construir el mito
Spielberg desde el vamos pensaba en Harrison Ford como la opción ideal para su protagonista, pero Lucas se mostraba reticente. Ya había trabajado con él en American Grafitti y en Star Wars, y según dijo el director, "no quería que Ford fuera el De Niro de su Scorsese". De esa manera surgieron otros nombres para interpretar al arqueólogo. Steve Martin recibió la oferta pero le dio prioridad a Pennies From Heaven, un proyecto hoy olvidado. Bill Murray quiso pero no pudo porque estaba en Saturday Night Live, y Tom Selleck también quedó afuera por su trabajo en la serie Magnun P.I. Finalmente y presionados por el calendario, Harrison Ford recibió la oferta de convertirse en Indiana Jones tres semanas antes de comenzar el rodaje.
El resto del elenco no supuso mayores problemas, aunque hubo dos caprichos que Spielberg no pudo darse. Para Sallah, el amigo del protagonista, el director quería a Danny de Vito, pero él estaba atado a la serie Taxi. El otro deseo que no pudo ser, y que indudablemente le hubiera dado al villano un aire mucho más perverso, fue el de Klaus Kinski como Toth. El excéntrico actor fetiche de Werner Herzog rechazó el rol porque consideró que el guión era una estupidez.
El 23 de junio de 1980 comenzó entonces un rodaje que dejó muchas anécdotas: Ford corriendo innumerables veces por delante de una gigantesca pelota que amenazaba con aplastarlo, una intoxicación por comida que afectó a todo el equipo técnico y artístico (menos a Spielberg, que iba a todos lados con sus provisiones de fideos instantáneos), un asistente de dirección que sufrió la mordida de una serpiente que no quería soltarlo, y por sobre todas ellas, una improvisación que dejó huella en la historia del cine. Se trata de aquella famosa escena en la que Indiana le dispara a un hombre que lo reta a duelo con un sable. Originalmente, Jones debía quitarle la espada mediante el uso de su látigo, pero ese día Ford era víctima de una severa descompostura que lo llevó a sugerirle a Spielberg qué pasaba si "simplemente le pegaba un tiro a ese idiota".
La impactante escena final
De las decenas de grandes secuencias que tiene la película, y que van desde homenajes a John Ford hasta persecuciones dignas de la aventura clásica, seguramente el final es uno de sus momentos más logrados. Y su realización estuvo a la altura de la leyenda. Para lograr el efecto en el que un ejército de nazis es derretido luego de abrir el Arca, el director y su equipo recurrieron a varios trucos visuales inéditos por ese entonces. Pero donde más trabajo tuvieron fue con la muerte del villano. Utilizando gelatina y un modelo de plástico realizado a partir de la cabeza del actor, el especialista Chris Wales derritió al maniquí exponiéndolo a una potente lámpara, y con grandes dosis de sangre falsa consiguió un efecto que le valió el reconocimiento de la industria. En ese momento, Spielberg consideró que estaba ante el truco visual más impactante que había visto hasta el momento.
Una (im) popular teoría
En una nota sobre Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, es inevitable mencionar una teoría que en los últimos años cobró mucha fuerza gracias a "The Raiders of Minimization", el cuarto episodio de la séptima temporada de The Big Bang Theory . Según dice el personaje de Amy (Mayim Bialik), el rol de Indiana es absolutamente irrelevante, ya que él no resuelve ni destraba absolutamente ninguno de los conflictos del film. Ni siquiera en el final es mérito suyo abrir el arca, y su conocimiento solo le permite sobrevivir, junto a Marion, a los poderes del artefacto. El debate alrededor de esa teoría ganó mucha fuerza en internet, y si bien algo de razón tiene, vale destacar que sin Indy no solo los nazis hubieran asesinado a Marion en su bar, sino que el Arca jamás habría ido a parar a ese depósito de Estados Unidos, siendo su destino probable Berlín.
Indy en la posteridad
Si bien los pronósticos de Los cazadores del arca perdida eran optimistas, el éxito fue mucho más allá de lo esperado. El film fue el más taquillero de 1981, superando por cien millones de dólares al segundo puesto de la lista, y hasta fue reconocido por la Academia, que lo nominó a Mejor película, todo un logro para una épica de aventuras. Frente a ese escenario, Spielberg se encontró pronto en la posición de elegir si hacía o no una secuela. Y a diferencia de lo que pasó con Tiburón 2 (oferta que rechazó de cuajo), con Indiana Jones la situación fue distinta y eventualmente con Lucas volvieron a reunirse para una segunda, una tercera y en el siglo XXI, una cuarta entrega de la saga (más una quinta que está en preproducción y que llegará en 2021).
Por otra parte, el arqueólogo protagonizó decenas de videojuegos, historietas, y un spin off llamado El joven Indiana Jones, una serie de televisión que si bien tenía muchísimos puntos débiles, no por eso dejaba de tener sus buenos momentos. De yapa, no hay que olvidar que en los ratos libres que le dejaba el rodaje de Los cazadores del arca perdida, Spielberg y la guionista Melissa Mathison pensaron en la aventura de un extraterrestre que llegaba a la Tierra y se hacía amigo de un niño, un proyecto con destino de grandeza y que pondría Hollywood a los pies del director.
Sobre la primera Indiana Jones, Steven aseguró: "Yo no pensaba en hacer una película ni que tuviera un aire clásico, ni que fuera un enorme suceso. En lo que estaba pensando era en hacer algo que le gustara al público". Para Lucas, el film fue la concreción de un deseo muy personal: "Los cazadores para mí fue un sueño. El guión fue mejor de lo que jamás pude haber imaginado. Y cuando empezó a dirigirla, Steven incluso mejoró notablemente ese libreto. Cada paso que dábamos hacía que todo fuera mejor, más divertido y más emocionante. De todas las películas que hice, esta fue la más divertida".
Lejos de los rodajes traumáticos que ambos artistas pasaron con las mencionadas Tiburón y la primera Star Wars, para ellos Indiana Jones fue un paseo calculado, una aventura que les permitió homenajear al cine clásico de Errol Flynn, revitalizando un género olvidado. Sin embargo, esa fenomenal taquilla reforzó la postura del Hollywood de esa época, ávido de apostar arriesgando lo mínimo posible, pensando cada vez más en propuestas atractivas para públicos de todas las edades y priorizando proyectos susceptibles de convertirse en franquicias (una política que hoy domina la industria). Pero Spielberg y Lucas siempre entendieron a la perfección la lógica del cine industrial, y con Indy crearon a uno de los personajes más enormes de la pantalla grande.
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