Imprenteros: el viaje de una historia familiar que fue del escenario a las páginas y que ahora tiene su propia película
Aquella obra de culto en la que tres hermanos reviven un espacio que marcó sus vidas sigue en cartel, seis años después de su debut; ahora se presenta su documental, en la Leopoldo Lugones, dirigido por la propia actriz y su pareja, Gonzalo Javier Zapico
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Una noche de septiembre de 2018, en una de las salas de Centro Cultural Rojas nació Imprenteros, el biodrama de Lorena Vega y su hermanos, junto con sus amigos actores y un fotógrafo; un historia escrita en el cuerpo de los Vega. Aquella noche fue fiesta. Pero esta historia con el paso del tiempo y a fuerza de talento pasó por una infinidad de teatros de Buenos Aires, del conurbano, del interior del país y hasta de otros países, donde el público aplaudió este entrañable modo de traer al presente a un ser que ya no está -el padre de Lorena, Sergio y Federico Vega- y de habitar aquella imprenta familiar de Lomas del Mirador en donde los tres pasaron buena parte de sus vidas.
Pero claro, no siempre fue así. Un conflicto con otra parte de la familia, como sucede en tantas, les imposibilitó volver a entrar esa casona en donde se imprimían etiquetas de quesos y embutidos. Pero tan inteligentes, adorables y talentosos son los hermanos Vega que, con Imprenteros, volvieron a habitar ese espacio impreso en la piel de cada uno, en donde la gran estrella era la máquina Ficcerd, una impresora norteamericana de 1942. Todo vuelve al presente en la obra: los árboles de higos y quinotos, el olor a tinta mezclado con el de la humedad, y todo en medio de una fina radiografía sobre los contextos sociales, políticos y familiares que fueron marcando los días de un señor trabajador gráfico y una señora modista con sus tres hijos.
En esta historia hay una prehistoria. Fue cuando la gran Lorena Vega tomó un taller de biodrama dictado por Vivi Tellas. Eso marcó un punto inicial de ese biodrama que no paró de ganar premios. El año 2023 fue otro punto clave. La idea de llevar al texto de la obra al formato de libro-objeto que nació en plena pandemia pasó al registro de lo real. Los magos de este proceso lo presentaron en el Federación Gráfica Bonaerense. En el salón, Sergio, el que continúa con la tradición familiar de la tinta y el papel, sacó a relucir su carnet de afiliado al gremio; es el 56.151. Frente a ellos había trabajadores gráficos, actores, familiares de los Vega, dramaturgos y amigos. Después presentaron ese libro de lujo en lugares minimalistas sumamente cuidados (como el Malba), en salas teatrales o en la misma Fundación Gutenberg. En definitiva, sucedió lo mismo que viene ocurriendo con la obra de teatro.
En tiempos de barbijo y encierro, la actriz de Las cautivas y La vida extraordinaria se le metió en la cabeza hacer una película experimental. Tenía algo a su favor: su pareja es el guionista y cineasta Gonzalo Javier Zapico. Todo se resolvía en la casa, entre el hijo lidiando con el encierro y el gato circulando por el patio. Aquella idea de querer emular a Sonia Braga y otras actrices que admira, no prosperó. Mientras tanto, iba tomando cuerpo la idea del libro que los tres hermanos fueron armando con la editora Gabriela Halac. En este proceso hubo otro momento clave: fue cuando Gonzalo Javier Zapico le dijo a Lorena que la acompañaba a Córdoba para definir el formato del libro mientras él hacía un documental.
Justo en la resultante de ese trato estamos ahora: la película que incluye la participación de toda la familia Vega e imágenes exclusivas del detrás de escena que ya pasó por el Bafici de este año (obtuvo el premio del Público a la Mejor Película) se está dando en la sala Leopoldo Lugones, del Teatro San Martín, y en breve pasará al Malba. Tan desbocado es el universo de Imprenteros que, mientras todo esto sucede, los viernes la obra se presenta en el Teatro Picadero.
En perspectiva, el documental tiene algo de aquel briodrama que se estrenó en el Rojas hace seis años. Da cuenta, con especial cuidado de imagen y amor por los detalles, del paso de Imprenteros a la imprenta, sumando otra capa biodramática de este trabajo que indaga en otro formato.
Sin ánimo de spoiler porque lo que importa es el viaje en sí mismo, la película concluye de la misma manera que la obra: con Sergio Vega recordando la secuencia de un movimiento que debe realizar mientras la guillotina corta el papel. A la coreografía de un hecho mecánico del universo laboral se va sumando su hermana y los otros actores. Todos están vestidos con overoles de trabajadores gráficos, en medio de una secuencia coral que es pura magia, pura emoción. Inevitablemente, sea en un teatro o en un cine, dan ganas de aprenderse la coreografía, de ser parte de esa evocación. Así es el final de esta historia extraordinaria que se la pasa abriendo el portón del galpón de Lomas del Mirador para volver a entrar y habitar en el presente aquel sitio en donde amaron la vida.
Para agendar
Imprenteros, de Lorena Vega y Gonzalo Javier Zapico. Funciones: jueves, viernes, sábado y domingo de esta semana, a las 21; y martes, miércoles y jueves, a las 18. Sala: Leopoldo Lugones, Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Y los sábados de este mes, a las 22, en el Malba, Figueroa Alcorta 3415
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