Netflix: Hillbilly, una elegía rural, una clásica y solvente historia de superación
Hillbilly, una elegía rural (Hillbilly Elegy, 2020, Estados Unidos). Dirección: Ron Howard. Guion: Vanessa Taylor, basado en el libro de J.D. Vance. Fotografía: Maryse Alberti. Edición: James Wilcox. Música: David Fleming, Hans Zimmer. Elenco: Amy Adams, Glenn Close, Gabriel Basso, Haley Bennet, Freida Pinto, Bo Hopkins, Owen Asztalos. Duración: 116 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: Muy buena.
Es casi infalible: las películas de directores con trayectoria que son maltratadas por la crítica estadounidense son muy buenas y se parecen al cine que nos gusta, al cine que hizo que nos gustara el cine. En este 2020 en el que las paladas de tierra que recibe el arte del cine no paran de multiplicarse exponencialmente, la ola de desvaríos la está sufriendo Ron Howard.
Director desconcertante y de sabiduría artesanal, depende mucho de los guiones con los que trabaja o la alquimia actoral de la que dispone. Durante más de cuatro décadas, Howard ha sido muy hábil para conectar con el público y también con la medianía crítica, tanto con películas mediocres y mercenarias como las del Código Da Vinci o Una mente brillante como con otras buenas como Apolo 13 o directamente extraordinarias como Rush: pasión y gloria o Frost/Nixon. Sin embargo, en el año del señor 2020 todo eso poco importa: la cosa ahora es hablarle a la corrección política del ambiente o propiciar algún tipo de novedad comunicable por "las redes".
Pero -spoiler- Hillbilly, una elegía rural, no tiene nada de esas zarandajas. Se trata de una versión cinematográfica del libro autobiográfico de J.D. Vance, alguien que se graduó en Yale y fue el primero en lograr un título de educación superior de toda su familia, proveniente de una tradición rural, de asperezas y callosidades varias. Una historia de superación, de problemas familiares graves y de actos y esfuerzos heroicos, de voluntades convencidas de que el esfuerzo debe entenderse como un fin y no como un medio: una historia que celebra el mérito, nada menos.
Claro que la película de Howard no es "su mensaje": como todo cine ligado a la tradición clásica, su modesta propuesta pasa por la narración fluida y comprometida de sus tesis, anudadas con cohesión, una narración que entiende que se puede hacer un cine comunicativo sin ser frontal, ni redundante, ni obvio. Así, en este entramado de acciones decididas por sus personajes, las figuras encumbradas son las mujeres que moldean a J.D. Vance: su novia, su hermana, su madre y su abuela. La madre está interpretada con solvencia y tesón por Amy Adams y la abuela por Glenn Close, quien parece no haberse enterado de las últimas modas de destrucción del arte de la actuación cinematográfica y entrega una lección de construcción de personaje: gestualidad coherente, forma de hablar característica pero sin énfasis, objeto (cigarrillo) como apoyo del movimiento, decisión en cada frase. Esta abuela-pilar -construida con tanta economía bien entendida- exhibe tal fortaleza que hasta podría haber sido la protagonista de una película de Clint Eastwood, nada menos.
Hillbilly, una elegía rural -con su propuesta de superhéroes sin poderes más allá de los terrenales- nos transporta a las emociones de ese tipo de cine que hizo que nos gustara el cine.
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