El porvenir de la Fuerza: precuelas, spinoffs y cómo seguir alimentando el universo Star Wars
Este jueves se estrena Han Solo: una historia de Star Wars; el film, que pasó por turbulencias desde su casting hasta su dirección, cuenta la juventud del carismático héroe
Casi 20 años después de que George Lucas dedicó las precuelas de Star Wars , iniciadas en 1999 con La amenaza fantasma, a contar la historia de Darth Vader, uno de sus dos personajes cruciales, llegó el momento de que conozcamos "el origen" del otro puntal del éxito de la saga: el contrabandista Han Solo.
De esto se trata Han Solo: una historia de Star Wars, el segundo de los spin offs de las trilogías tras Rogue One, concentrados en historias adyacentes a la trama central. En este caso, la película se ocupa reiteradamente de responder preguntas que no imaginábamos que necesitaran respuesta, como "¿de dónde salió el apellido Solo?" o "¿cómo fue la partida de cartas en la que ganó el Halcón Milenario?", al tiempo que relata algunos episodios de la juventud del piloto rebelde en escenarios que hacen pensar en un western (Solo siempre fue un cowboy del espacio, y aquí se le suman Woody Harrelson y Thandie Newton como los característicos outlaws que planean robar un tren).
El mayor problema de mostrar el pasado de Han Solo es evidente: el personaje esHarrison Ford . No solo lo volvió una estrella, sino que además construyó su persona cinematográfica, el modo en que los espectadores lo perciben más allá de las particularidades de cada rol.
Tras un extenso casting, por el que pasó Miles Teller, el protagonista de Whiplash, el estudio Disney se decidió por el semidesconocido Alden Ehrenreich .
Ehrenreich estuvo en Tetro y en Twixt, las películas tardías de Francis Coppola, y en Hail, Cesar, de los hermanos Coen. Acaso imaginando que una cara nueva puede asimilarse con mayor facilidad a la historia del personaje que otra que venga con su propio pasado, la elección del estudio Disney recayó en él. Y también se habrá calculado que el beneficio de tener de nuevo a Han Solo para incluirlo en la avalancha de secuelas y spinoffs que se viene superaba el riesgo de que la nueva cara del personaje fuera rechazada por los fans de la primera hora.
El casting no fue la única dificultad de este film, cuya producción tormentosa incluyó el despido de los realizadores Phil Lord y Christopher Miller con dos tercios de la película filmada y el consiguiente reemplazo, por problemas de agenda, de algunas figuras claves del elenco, como Michael K. Williams (el recordado Omar Little de la serie The Wire) que encarnaba al villano principal y debió ser suplantado por Paul Bettany . Paradójicamente, tanto este film como Rogue One , las dos "historias de Star Wars" que supuestamente aportarían miradas novedosas al universo creado por George Lucas , sufrieron el reemplazo de sus directores originales porque sus visiones no se ajustaban a la del estudio (Gareth Edwards, el responsable del film protagonizado por Felicity Jones, fue "asistido" por el también guionista Tony Gilroy) .
Una franquicia imparable
Anteayer,el día de la boda del príncipe Harry, sexto en la línea de sucesión al trono británico (la familia real tendría que pasar por una masacre al nivel de Game of Thrones para que alcanzara la corona), y la actriz Meghan Markle, Mark Hamill tuiteó: "¿Qué les interesa más? A. La boda real. B. La polémica "Yanni vs. Laurel". C. Una precuela de Batman sobre la infancia de los padres de Bruce Wayne". Más allá de reflejar el hartazgo generalizado con las historias de príncipes y plebeyas y las "bodas del siglo", el tuit es llamativo porque Hamill (que viene de encarnar nuevamente a Luke Skywalker en Los últimos jedi, el episodio VIII de Star Wars) bromea sobre la implacable maquinaria hollywoodense que exprime sus éxitos hasta la última gota... exactamente como hace Star Wars.
What interests you most?A-The Royal WeddingB-The Yanni vs Laurel Controversy C-A Batman Prequel About Bruce Wayne's Parents When They Were ChildrenD-The War Against XmasE-Please Just Kill Me NOW&— Mark Hamill (@HamillHimself) May 17, 2018
Tras las ocho películas "oficiales", los dos spinoffs, las series animadas y el especial de Día de Acción de Gracias, el estudio Disney anunció que planea seguir expandiendo esta galaxia muy, muy lejana no solo con la obligatoria novena película que cerrará la tercera trilogía, sino, además, con un nuevo trío de films (los episodios X al XII, que serán dirigidos por Rian Johnson) y nuevas historias sobre Obi Wan Kenobi, Lando Calrissian y hasta el cazarrecompensas Boba Fett. Hamill bien podría haber tuiteado sobre una eventual precuela sobre la infancia de los padres adoptivos de Luke Skywalker.
Como toda franquicia con décadas de antigüedad y una docena de títulos en su haber, Star Wars se enfrenta continuamente a la paradoja de cambiar y no cambiar: debe mostrar algo distinto para que haya una razón para volver a ella (¿cuántas veces vamos a ver al Imperio construir una estrella de la muerte?), pero no demasiado distinto para evitar el riesgo de que aquella cosa inefable que hace de algo un éxito se rompa. Por esto, cada nueva película carga con el peso titánico de incorporar a los viejos fans, a los nuevos fans, a los que ingresan con ella a su universo, a los menores y a los adultos que los llevan, a los personajes que más merchandising venden, y todo sin descuidar la laberíntica continuidad de sus líneas narrativas en los diferentes medios (cómics, videojuegos, series) ni las semillas argumentales para futuras secuelas y spinoffs. En efecto, las películas de los "universos cinemáticos" hacen esto y más, pero al costo de ya no ser lo que antes se llamaba "una película", sino elaborados dispositivos de marketing.
En este contexto, la idea de contar "historias de Star Wars" parecía una forma acertada de aflojar las restricciones, abrir la saga hacia nuevos caminos y animarse a correr algunos riesgos creativos, aunque los primeros disturbios en la Fuerza de la boletería no tardaron en devolver todo a su cauce normal.
Tal como Rogue One, que había sido confiada al joven director Gareth Edwards, Han Solo... fue encargada a Phil Lord y Christopher Miller, los realizadores de la delirante La gran aventura Lego. Y, tal como pasó con Rogue One, que fue reescrita y refilmada por Tony Gilroy (experimentado guionista y director de Michael Clayton) cuando Edwards ya había concluido casi todo el rodaje, Lord y Miller fueron despedidos por Kathleen Kannedy, la responsable de Lucasfilms, aduciendo "diferencias creativas" y reemplazados por el veterano Ron Howard .
Según el testimonio anónimo de un actor que participó en la producción (reproducido en Hollywood Reporter), una suerte de "arrepentido" de Han Solo..., Lord y Miller no estaban a la altura de la circunstancias: se mostraban inseguros y requerían treinta tomas del mismo plano. Por otro lado, el estudio no estaba conforme con la interpretación que estaban obteniendo de Ehrenreich, de modo que incorporaron a una coach actoral para que colaborara con él.
A pesar de todas estas dificultades, el principal problema con los realizadores parece haber sido que, desde el punto de vista de Lucasfilms, se tomaban demasiadas licencias creativas: muchas veces no respetaban el guion (escrito por el veterano Lawrence Kasdan, autor de El imperio contraataca y El regreso del jedi) y preferían improvisar con los actores. Paradójicamente, si bien la idea del estudio fue incorporar talento joven para dar un nuevo aire a su franquicia, también se le exigía que no accionara fuera de parámetros estrictamente definidos. Lord y Miller abandonaron la producción expresando que no tuvieron ningún tipo de libertad artística para hacer su tarea.
Una señal de alarma en contra de la visión particular de estos jóvenes realizadores debe de haber sido que Rogue One, que fue encarada por Edwards como una película bélica y tuvo una performance en la boletería por debajo de lo esperado, aunque es la décima entre las que más dinero recaudaron en la historia de los Estados Unidos, con 532 millones de dólares. La película anterior de la franquicia, El despertar de la fuerza, dirigida por J.J. Abrams, recaudó 937 millones y es el título número uno en la taquilla histórica, por encima de Avatar. Este tipo de resultados disparan expectativas imposibles y solo así el décimo puesto entre los mayores recaudadores puede ser visto como una decepción.
Han Solo: una historia de Star Wars no solamente debe cumplir con todas las obligaciones que le impone ser parte de una franquicia, sino que, además, debe demostrar que ésta no se encuentra en decadencia, que puede dominar limpiamente la taquilla. Con Howard en los controles, resulta una película eficaz y entretenida de un modo aséptico, anónimo, que cobra más vida cada vez que aparece una robot muy progre (con la voz de Phoebe Waller-Bridge ) y que tiene algo para agradar a cada espectador potencial: humor, acción, aventuras, romance, robots, monstruos, fantasía. Sin embargo, también confirma que en los veinte años que este universo lleva expandiéndose sin límite, no pudo hacer lo que logró la saga original: producir al menos una película inolvidable.
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