La intérprete de 55 años, quien alzó la estatuilla dorada en 2002 por su actuación en Cambio de vida, está de regreso con Herida, el largometraje que se estrena hoy en Netflix y en el cual también cumplió los roles de productora y directora
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“Este momento es mucho más grande que yo”, expresaba entre lágrimas Halle Berry cuando se convertía en la primera mujer afroamericana en ganar un Oscar por su desgarradora interpretación en Cambio de vida en el año 2002. Berry le dedicó el galardón a Dorothy Dandridge, Lena Horne y “a tantas mujeres que trabajan como Angela Bassett y Vivica Fox”. Luego añadió que con el reconocimiento a su trabajo se le estaban abriendo muchas puertas a “mujeres de color que no tienen rostro”, lo cual derivó en un aplauso generalizado.
Ese memorable instante fue uno de los más emotivos de la historia de los premios de la Academia, precisamente porque se estaba haciendo historia. Sin embargo, el tiempo demostró que esos cambios no iban a producirse rápidamente. Por el contrario, todo se fue dando de manera gradual, con Oscars a Viola Davis y a Regina King, pero en categorías secundarias. Por lo tanto, esos minutos con Berry emocionada fueron únicos y, hasta la fecha, irrepetibles.
En cuanto a lo que significó el galardón para su carrera, su valor estuvo vinculado a homenajear a ese legado que le dejaron las figuras que por tanto tiempo admiró. Posteriormente, la actriz no logró romper la denominada “maldición del Oscar” que cayó sobre otras colegas, como la doble ganadora Hilary Swank, y los proyectos que fue eligiendo no estaban a la altura de su talento. Hasta ahora. Este miércoles Berry regresa con Herida, film que dirige, protagoniza y produce, y que ya se encuentra disponible en Netflix, mediante el cual quiso hacer historia nuevamente. La representación, la diversidad en la industria, se han convertido en su principal objetivo, uno que la necesitaba también detrás de cámara para que el cambio sea verdaderamente notorio.
De su trabajo como modelo al debut en cine con Spike Lee
Herida es una historia de supervivencia y Berry sabe mucho de eso. A sus 55 años, puede mirar atrás y vislumbrar cómo su cotidianidad cambió bruscamente. El sueño de ser actriz que la condujo a mudarse de Ohio a Nueva York a finales de los 80 no es arquetípico, no tiene un tinte de nepotismo ni de “golpe de suerte”. Por el contrario, para concretarlo necesitó de una enorme fuerza de voluntad. Sin dinero y viviendo en un refugio para personas en situación de calle, la joven Halle iba de casting a casting con la esperanza de que alguien la notara. Mientras tanto, trabajaba como modelo.
Finalmente alguien notó sus cualidades como actriz cuando fue elegida para la sitcom Living Dolls, un tibio puntapié que no se compararía con lo que vendría años más tarde. Su debut en cine se produjo nada menos que de la mano de Spike Lee en la extraordinaria Jungle Fever, donde interpretó a Vivian y donde conoció a algunos de sus ídolos, como Samuel L. Jackson y Ruby Dee. Su breve pero indeleble actuación captó la atención de otros realizadores que la convocaron para sus respectivos films. Así, paulatinamente como estaba acostumbrada, iba naciendo la estrella. Strictly Business y Los Picapiedras la pusieron en el mapa, pero fue Warren Beatty quien le dio la gran oportunidad de lucirse en esa brillante biopic que es Bulworth.
“Aprendí tanto de Warren, me permitió que le hiciera muchas preguntas, pero lo que más recuerdo es que un día se acercó y me habló de la importancia de producir una película”, contó Berry en una conferencia de prensa. “Me dijo que me iba a encontrar con momentos en los cuales iba a tener que crear mi propia suerte, me aconsejó que no esperara si aparecía algo que tuviera ganas de hacer, que simplemente pelee y lo haga”, añadió. El consejo de Beatty caló hondo en la actriz: “Sobre todo porque eran los inicios de mi carrera y absorbía todo”, expresó.
"Un día Warren Beatty se acercó y me habló de la importancia de producir una película; me dijo que me iba a encontrar con momentos en los cuales iba a tener que crear mi propia suerte, me aconsejó que no esperara si aparecía algo que tuviera ganas de hacer, que simplemente pelee y lo haga"
Halle Berry
Al poco tiempo se convertía en Tormenta en X-Men y luego abordaba uno de los roles más interesantes de su filmografía, aquel que le terminó dando el Oscar: el de Leticia Musgrove en Cambio de vida, el film de Marc Foster donde también se lucía Heath Ledger. La secuencia en la que Leticia grita con desesperación mientras su hijo está muriéndose fue suficiente para lucirse, pero Berry siempre fue más dúctil de lo que aparentaba, y las secuencias más “pequeñas” con Billy Bob Thornton, esas charlas vulnerables de dos personas quebradas, se encuentran entre lo mejor de su carrera, una que dio un giro de timón luego de ese jugoso papel.
Lo mismo sucedió con la biopic de HBO, Introducing Dorothy Dandridge, que le valió un merecido Globo de Oro (y un SAG), por otra actuación comprometida, vital. ¿El dato? Berry fue productora de la película sobre la cantante y actriz de Carmen Jones, que vio la luz gracias a lo mucho que peleó para su concreción. Sin dudas, el consejo de Beatty daba sus frutos, pero era aplicado de manera esporádica cuando la industria se lo permitía.
“Chica Bond”, proyectos fallidos y decisiones arriesgadas
Jinx Johnson sale del agua con su bikini naranja, ante la mirada de Bond, James Bond. Un solo fotograma le bastó a Halle para ingresar en la ya algo obsoleta lista de “las mejores chicas Bond”, gracias a la fuerza de su interpretación en Otro día para morir, al lado de Pierce Brosnan. De hecho, el momento fue tan icónico que la propia Berry decidió recrearlo el año pasado en su cuenta de Instagram. Luego de dejar su marca en la saga, la actriz empezó a elegir proyectos desafiantes pero mal ejecutados, como el thriller Gothika, la inexplicable Gatúbela, la deslucida Año Nuevo, y la olvidable Dark Tide, donde conoció al actor francés Olivier Martinez, con quien entabló una turbulenta relación que hizo que el foco de los medios se desvíen a la hora de contemplar a la Berry actriz para concentrarse en sus escándalos.
Una vez superadas las crisis personales, Berry regresó con Their Eyes Were Watching God, la película producida por Oprah Winfrey que le valió una nominación al Emmy; con la ambiciosa producción de las hermanas Wachowski, El atlas de las nubes; y con un thriller ajustado como 911 llamada mortal, en el que demostraba que podía sostener una película por sí misma como si no estuviera esforzándose. Berry estaba regresando a las fuentes. Solo faltaba un nuevo empujón. Y así llegó el guion de Herida.
El proyecto más personal de su carrera
Podríamos decir que Introducing Dorothy Dandridge y Herida están en el podio de los films que mayor significado tienen para Berry, no solo porque produjo ambos sino porque a través de ellos buscaba, como dijo al ganar el Oscar, representar “a todas esas mujeres de color que no vemos”. Con Herida, la actriz tenía la experiencia a su favor, por lo cual fue un paso más allá y decidió dirigir la película en la que interpreta a Jackie Justice, una luchadora de la MMA, rol que le requirió un gran entrenamiento. “Antes cuando tenías 40 años tu carrera estaba terminada y quiero decir, realmente terminada. Tenías que esperar hasta tener la edad suficiente para interpretar a una abuela para poder darle otro mordisco a la manzana: no podía pensar que estaría interpretando a una luchador de MMA a los 55 años. Soy la prueba de que algo está cambiando”, contó en diálogo con Entertainment Weekly.
En efecto, el papel fue originalmente ofrecido a Blake Lively, quien lo rechazó. En ese pulgar para abajo de Lively, Berry vio una oportunidad, y las palabras de Warren Beatty volvieron a su cabeza. “Me dieron el guion y me encantó la historia, pero fue escrita para una mujer irlandesa blanca católica de veintitantos años... Igual no me la podía quitar de la cabeza, así que pensé que quizá era posible adaptarla a una mujer negra de mediana edad, alguien que lucha por una última oportunidad en lugar de otra oportunidad”, expresó la actriz, quien tomó las riendas del proyecto, se abocó a mirar Toro salvaje y Million Dollar Baby en busca de inspiración y entrenó con rutinas de natación y con bandas elásticas para subirse al ring y personificar a esa luchadora que busca recuperar la custodia de su hijo.
“Quisiera decir que cambió algo ganar el Oscar, quizá cambió algo dentro mío, pero no en mi carrera”, declaró la actriz, quien asegura que tampoco concibió su ópera prima en función del reconocimiento de los premios. “Yo tuve que seguir trabajando, volver a empezar”, añadió. Con esas palabras no solo describe a su flamante personaje sino también a esa joven que peleó contra viento y marea hasta poder conseguir su primer rol como actriz. Ese Oscar no habrá sido significativo para los proyectos posteriores de Halle, pero sí le enseñó una lección fundamental: los cambios son sinuosos y los afrontan quienes están habituados a una vida serpenteante. Berry es una de esas personas.
Herida ya se encuentra disponible en Netflix.
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