Habitación 404: un híbrido que pretende mucho y se queda en la zona más gris del entretenimiento
Con clima teatral pero un guion que vuela bajo, el film dirigido por Yeom Ji-ho se estanca a mitad de camino entre el suspenso y el delirio de ¿Qué pasó ayer?
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Habitación 404 (Next Door, Corea del Sur/2022). Dirección: Yeom Ji-ho. Guion: Yeom Ji-ho. Música: Jawan Koo. Edición: Hyun Kyung Kim. Elenco: Oh Dong-min, Choi Hee-jin, Lee Jung-hyun. Duración: 93 minutos. Calificación: solo apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Lupino FIlms. Nuestra opinión: regular.
El 404 no es un número inocente: remite a un error frustrante representado en la pantalla de una computadora cuando no se puede entrar a una web por error en el link. El numerito se ha vuelto tan famoso que hasta fue protagonista de un mito urbano acerca de una habitación que lo tenía en su puerta y en donde aconteció una tragedia. Sin tomar esta historia como referencia, pero sí como inspiración, Habitación 404 ofrece una ensalada de géneros, más o menos bien condimentada pero con gusto a poco.
La premisa parte de un equívoco, que podría dar tanto para la comedia como para la tragedia. Luego de una noche de amigos y alcohol, Chan-woo (Oh Dong-min) se despierta en cama ajena, más precisamente en la de su vecina. Está solo, o casi: porque en el piso yace el cuerpo de un hombre bañado en sangre. En la cabeza del joven se acumula la desesperación sobre no saber qué pasó ni qué hace ahí, y más urgente: cómo va a salir del departamento sin que nadie lo vea, siendo un edificio sumamente concurrido.
Prácticamente todo el desarrollo de la historia sucederá dentro de ese cuarto, dándole al conjunto un inequívoco aspecto teatral. En la falta de locaciones y de personajes (aunque a lo largo del film aparecerán algunos más) está la necesidad del protagonista de cubrir el vuelo bajo del guion con un abanico de recursos no siempre efectivos. A pesar de que la esencia de la trama descansa dentro de los cánones del policial con algo de suspenso, el director y guionista Yeom Ji-ho insiste innecesariamente en salpicar el relato de comedia física, situaciones absurdas y actuaciones de trazo grueso. Sea para aliviar tensiones, para probar múltiples caminos o simplemente porque no se sintió seguro de la base argumental que él mismo creó. Independientemente de cual sea el motivo, no funciona en ninguno de los casos.
El primero y más emblemático de los muchos ejemplos de lo anterior es el intento infructuoso del muchacho de regresar a su departamento colgado de una soga por el exterior del edificio, con riesgo de caer al vacío. Las contingencias en torno a la idea pretenden ser entretenidas, pero no se condicen con la tensión de la situación segundos antes, cuando el mismo personaje se encuentra en la situación límite de descubrir un cadáver junto a él, en una habitación. Ambas ideas, por contrastantes, se anulan mutuamente dando paso a una situación híbrida, de las muchas que tendrá el film hasta su desenlace.
A pesar de sus dotes histriónicas, a Oh Dong-min le cuesta llevar solo el peso de la película, y por momentos su personaje se desdibuja, pasando de torpe e inconsciente a ridículo (para distraer a alguien que lo quiere matar se pone a rapear). Una resolución cuasi infantil que da por tierra por lo poco que se ha sabido construir.
Habitación 404 llega con impronta de propuesta de suspenso, aun cuando en su póster y premisa remitan a la saga cómica de ¿Qué pasó ayer? Sin embargo no llega a ser ni una cosa ni la otra, más bien se queda en una zona gris de divertimento para pocos: el director, los productores, los actores y no muchos más.
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