LA NACION entrevistó a los actores y al director del film, Todd Phillips; las anécdotas del rodaje, las canciones que interpretan a dúo y la química entre ambos
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LOS ANGELES. – Lady Gaga está del otro lado. Bueno, no precisamente Lady Gaga, sino Harley Quinn, el rol que interpreta Stefani Germanotta en Guasón 2: Folie à Deux. Durante años fue ella quien sintió tanto los mimos como los acosos y los requisitos de millones de fans a lo largo del mundo, tanto cara a cara como desde esa imprecisa distancia que marcan las redes sociales. Ahora es su Lee quien lleva su fanatismo por el Guasón a niveles extremos.
Si en Guasón salimos del cine abrumados por la excelsa interpretación de Joaquin Phoenix –que le valió el Oscar–, en su secuela Guasón 2: Folie à Deux, que se estrena este jueves 3 de octubre, quien nos impacta y enamora es Lady Gaga. Como en Nace una estrella, a la cantante de “Die With A Smile” (su dueto reciente con Bruno Mars) la convocaron con la clara intención de que se luzca allí donde ella más cómoda se siente. Y lo logra, desde ya. En las dos horas veinte de película, el drama que muestra los días de Arthur Fleck en Arkham es matizado con números musicales interpretados por los protagonistas, una pareja disfuncional que, valga paradoja, funciona a la perfección.
Porque lo que Arthur/Guasón no puede decir (sumido en una profunda depresión, encerrado en su celda o lidiando con la burla y el maltrato de los guardias) lo canta y otro tanto sucede con Lee. ¿Almas gemelas? ¿Unos Pimpinela disfuncionales? “Quería hacer una Harley lo más real posible y construir su alma alrededor de esta historia increíble. También quería encontrar la pareja de Joker y Arthur Fleck, porque en esta película se desarrollan las dos personalidades, la de Joker y la de Arthur”, comenta Lady Gaga en diálogo con LA NACIÓN y con varios medios internacionales invitados a conversar con ella, con Joaquin Phoenix y con el director Todd Phillips.
“En estos tiempos, interpretar a una mujer obsesionada con un hombre y que eso defina todo su ser, cada decisión que toma, todo lo que hace, es duro. Pero en realidad ella está a cargo todo el tiempo”, reflexiona Gaga. Lleva un sombrero vintage negro, corto y con una red que no llega a cubrirle el rostro. Por debajo, su pelo teñido de rubio está recogido. También sus cejas llevan el mismo color. Habla pausado, sus ojos verdes lucen cansados y su look integral parece extrapolado de una dama de sociedad de la Nueva York de entreguerras. Una remera azul, un saco escocés marrón y una pollera corta también escocesa, pero en la que resaltan el blanco y el negro, un té humeante recién servido por un asistente y, por supuesto, su anillo de compromiso con un diamante brillante que nos recuerda que próximamente se casará con su novio, Michael Polansky. “Me divertí mucho y todo fue un desafío –suma ella–. La química entre los personajes es muy intensa, pero con Joaquin nunca ensayamos una escena”.
Todd Phillips y Joaquin Phoenix se dirigían una noche a cenar a un exclusivo restaurante de Los Angeles para hablar de la película, previo a la filmación. El actor tuvo la idea de que invitaran a Gaga y el director le escribió solo para no ser descortés con Phoenix, creyendo que una estrella del calibre de la cantante no se sumaría de un momento a otro como cualquier mortal. “En diez minutos estoy”, parece ser que le respondió ella, completamente entregada a su nuevo desafío. “Ahora, la actriz, la cantante, sigue hablando de química y da cátedra de cómo promocionar y defender un film que, aún antes de su debut, recibió varias críticas negativas.
Según estimaciones de Warner Bros., que estrena mundialmente la película la próxima semana, Guasón 2: Folie à Deux recaudará más de 70 millones de dólares en su primer fin de semana en los Estados Unidos. Se trata de una cifra por demás interesante, pero que no alcanzaría a empardar el impactante comienzo de su predecesora que, en 2019, consiguió “recolectar” 96 millones de dólares en los primeros siete días.
Cantar como Harley, no como Gaga
Uno de los desafíos de Lady Gaga fue encontrar la voz justa para Harley Quinn. Cantar bien, sí, pero no hacerlo como una profesional. “Intenté transmitir una emoción cruda que pudiera adaptarse a la acción y lo que estuviéramos tratando de decir. Lo mismo que con el resto de la escenas, tratamos de no ensayar, salvo en los casos más complejos. Ella tiene una cualidad incómoda y algo que le di y que es realmente significativo para mí es la forma en que la música la calma”.
“¡Cómo se nota que la primera película fue un éxito!”, dispara un Joaquin Phoenix de muy buen humor. Luce algo despeinado, un buzo manchado en uno de sus brazos, como si hubiese estado pintando hasta último momento antes de salir al encuentro de la prensa. “Nunca había estado en este piso, tan arriba; miren qué vista”, invita el actor a que, por un instante, reparemos en la LA que se ve desde el piso 14 de uno de los hoteles cinco estrellas más elegantes de la ciudad. “Lo que más me impresiona de lo que hizo Stefani (Gaga) fue que encontrara la manera de que su actuación pareciera un poco ruda, que no tuviera que ver con alguien que dedicó su vida a perfeccionarse. Fue muy audaz de su parte hacer eso y es lo correcto, porque quiso hacer lo más auténtico para el personaje en lugar de lo, entre comillas, que suene mejor”.
Esta Harley Quinn tiene algo de la Mother Monster de Gaga. “En cierto modo, sí”, responde ella. “Lee es un personaje muy complejo. Es un poco indefinible. Pero así somos en la vida real, ¿no? Mucha gente intenta decirte quién eres, encasillarte y es muy liberador desafiar eso. Yo soy Stefani y también soy Gaga; soy ambas y mi búsqueda está relacionada siempre con no fingir”.
Hace 18 años, Joaquin Phoenix enfrentó un desafío similar al de Guasón 2: Folie à Deux. En Johnny & June: Pasión y locura (Walk the Line, en inglés) debió ponerse el traje de cantante, y el de uno muy particular: Johnny Cash. Pero del otro lado había una actriz en igualdad de condiciones: Reese Whiterspoon. En este caso, la figura de Gaga podía provocarle cierto “miedo escénico” a la hora de cantar de igual a igual con ella. “Pensé: ‘estoy trabajando con una de las artistas discográficas más exitosas de los últimos 25 años’, y fue un poco abrumador. Obviamente, me sentí muy incómodo al principio, como si fuera a rendir un examen. Pero resulta que ella es muy cálida, comprensiva y considerada. Formamos una verdadera alianza y sentí que tenía a alguien que me acompañaba y me ayudaba a superar mis dudas”.
Una de las primeras cosas que ella le dijo a él fue que se animaran a cantar en vivo, como si en lugar de estar encarando un rodaje estuvieran enfrentando a la audiencia de un estadio. “¿Cómo? Al principio no me animé a decírselo pero pensé: ‘Para vos es fácil, cantar es tu fuerte y lo hacés en vivo todo el tiempo. No me voy a sentir cómodo con eso’. Finalmente me lo dijo y su respuesta fue: ‘Entonces no lo hagas’. Pero a medida que fue desarrollando la voz de su personaje y yo la del mío, nos dimos cuenta que la única forma de hacerlo era en vivo”.
Así como Phoenix tenía ciertas dudas de cómo sería su performance como cantante al lado de una... cantante, Todd Phillips no estaba muy seguro de cómo iba a comportarse Gaga en el set. Se conocían de Nace una estrella, film que a él lo tuvo entre los productores, pero ahora la relación iba a ser la de director-actriz. “Hay actores que todos conocemos, famosos, grandes y luego hay gente como Lady Gaga que trasciende la fama, trasciende la actuación, es diferente a todo. Y uno pensaría que eso conlleva muchas complicaciones, como un equipo de cien personas de seguridad y todo eso; pero lo que me sorprendió fue lo sencilla que es cuando está ahí para ser actriz, no para subirse al escenario del Madison Square Garden”.
Ser o no ser un musical
“Una tragedia que tiene música”, así define Phillips a la película y tira por tierra el debate que se instaló luego del estreno mundial del film en el Festival de Cine de Venecia, donde algunos intentaron catalogar a Guasón 2: Folie à Deux de película “musical”. “No es un musical -insiste el director-. Mi experiencia con los musicales es que cuando te vas del cine estás más feliz que cuando llegaste, pero esta película no es así. No quiero engañar a la gente y prometerles que saldrán silbando las canciones. No creo que pase y con eso te explico el tipo de película que es. Para mí no es importante hablar de géneros, pero tanto la anterior como esta son dos films dramáticos”.
Bueno, quizás uno no salga silbando, pero seguro quedarán revoloteando clásicos como el standard que cantaba Louis Armstrong, “When the Saints Go Marching In”, o “That’s Life”, de Sinatra, o el clásico pop de los Carpenters, “Close to You”, o un “temón” francés que más vale no revelar. “No es Cabaret ni nada de eso”, razona más lacónico Phoenix. “Los números musicales son muy... muy simples -agrega-. Tienen muchos elementos para contemplar, sí, pero no son ni perfectos ni hermosos. Hay una distinción entre cuando Arthur canta y cuando lo hace Guasón. Pero no, un musical no es”.
Piensa, parece “tildarse” en la línea de su personaje, pero Joaquin Phoenix rápidamente vuelve con el recuerdo de una escena. “Hay una canción en la que Guasón está en la sala del tribunal, luce más desesperado y la interpretamos en un tono más alto. Tuve que esforzarme al máximo porque realmente quería que sonara desesperado”.
Para el actor, Arthur Fleck se convirtió en un símbolo de la “frustración que sienten muchas personas cuando sus preocupaciones, sus sentimientos y sus deseos no son escuchados y no son respetados”. De ahí parte de la fascinación que su interpretación de Guasón, de 2019, generó. “Creo que hay mucha gente que siente que solo quiere gritar por la injusticia que experimentaron ellos mismos o que ven a diario. Arthur es un personaje simbólico que simplemente explotó, pero creo que parte de lo que hace esta película es examinar las consecuencias de esa emoción, cuando sucumbimos a esos impulsos. Su caso es violento y urgente en cierto modo. Su cerebro no se ha desarrollado lo suficiente como para entender que se siente frustrado por algunas cosas y tampoco su lenguaje; simplemente expresa sus emociones e inmediatamente llora o grita”.
De Arkham a la corte
Los guiños a los clásicos del cine son una constante en esta secuela, como la primera vez que Guasón es llevado de Arkhan a la corte en la que será juzgado por los crímenes cometidos en el film anterior. Los paraguas de colores que no cubren a Arthur de la lluvia contrastan con la atmósfera oscura de su lugar de encierro y remiten a la francesa Los paraguas de Cherburgo. Un leve “descanso”, como muchos otros diseminados a lo largo del film, para tomar aire en medio del drama asfixiante.
“La película desarrolla la idea de la corrupción, que obviamente está presente en el mundo en todas sus formas, pero específicamente aquí remite a la corrupción del sistema judicial y del sistema penitenciario. En los Estados Unidos, un juicio por televisión a un asesino es visto como un entretenimiento y ahí también hay algo que no está bien. Mirá lo que pasa con el debate entre dos candidatos presidenciales: se vende como un combate de lucha libre”, indaga Todd Phillips.
Cuando todo es entretenimiento, “¿qué pasa con el entretenimiento?”, se pregunta el director. “Esta película fue todo un desafío para mí, muy distinta a lo que hice antes y creo que para Gaga y Joaquin también lo fue. En última instancia, lo que hace un director es ser el proveedor del tono de la película y esta tiene un tono muy complicado”.
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