Greta Gerwig y el mundo antes de Barbie: cinco películas para conocer los inicios de la directora del momento
Antes de hacer sus propias películas, esta californiana fue actriz y guionista del mumblecore, un movimiento independiente que consiguió hacerse -a fuerza de talento y de la clara intención de darle voz a la generación del 2000- de un lugar en festivales y circuitos alternativos
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Todos hablan de Greta. No Garbo sino Gerwig, que en estos días se ha ganado el título de la chica del momento. Si una vez Katharine Hepburn fue bautizada como “veneno para la taquilla” por películas que luego la convirtieron en una de las grandes actrices del Hollywood clásico, Gerwig se ha convertido en el perfecto antídoto para las pérdidas en taquilla que el cine venía afrontando desde mucho antes de la pandemia. Barbie no solo se convirtió en un fenómeno en esta temporada, sino que alimenta esperanzas para el futuro de la recaudación por fuera de las franquicias y los superhéroes. ¿Será la muñeca creada por Mattel, las ganas de los espectadores de ser parte de una celebración vestidos de rosa, o el genio de Greta Gerwig? Por ahora no tenemos la respuesta, pero puede que sea una combinatoria de todas esas cosas.
Lo cierto es que antes de convertirse en directora, Greta Gerwig fue actriz y guionista del llamado mumblecore, una serie de películas independientes que se hicieron un lugar en festivales y circuitos alternativos. Las claves del mumblecore no solo eran la austeridad de la financiación y el rodaje entre amigos, sino un retrato de esa generación de los años 2000 que buscaba identidad y vocación entre amistades y amores en permanente desencuentro. El término también nació de la forma de la conversación, un estilo coloquial y lúdico, al mismo tiempo impregnado de ansiedad y desorientación. El mumblecore con el tiempo se convirtió en una amplia etiqueta, una moda que podía agrupar directores radicales como Joe Swanberg, quizás el primero que dio forma a este puñado de películas, o Noah Baumbach, emergente de los 90 con pretensiones autorales.
Desde su formación, la veta actoral de Greta Gerwig se entrelazó con su interés por la escritura y tanto en el mumblecore como en su salto al cine con más rasgos del mainstream, sus personajes parecían nutrirse de su pensamiento y lenguaje al mismo tiempo que de su personalidad. Su interés por la dramaturgia, por el latido interior de sus personajes, pero sobre todo por el mundo que los rodea, tanto real como de cuño cinematográfico, hace que esa serie de películas que preanunciaron su destino de dirección sean pistas interesantes para seguirle el paso a Greta Gerwig y descubrir los inicios de quien hoy reconocemos como una gran directora.
Hannah Takes The Stairs (2007)
Fue uno de los primeros exponentes del mumblecore y quizás uno de los más radicales: filmado entre amigos, sin guion, con un registro de vocación amateur. Su argumento es casi un eco ligero de la vida real de sus creadores. A sus veintipico, Hannah (Greta Gerwig) trabaja como guionista en una oficina que comparte con dos compañeros, Matt (Kent Osborne) y Paul (Andrew Bujalski, otro de los directores de esta corriente con la célebre Funny Ha Ha como punto de partida). Su tiempo se divide entre las vacilaciones para dejar a su novio (interpretado por Mark Duplass, uno de los Duplass Brothers, también ases del mumblecore), que acaba de renunciar a su trabajo porque quiere ir a la playa y no tener presiones, y la dinámica creativa en la escena laboral, signada por la ausencia del jefe y la escritura de una serie sin un destino claro.
Lo que le interesa a Swanberg es la tensión entre el romance y la amistad que enriquece un escenario abúlico y desangelado, en el que Greta asoma como una presencia estelar. Se baña, toca la trompeta, se ríe mostrando todos sus dientes y revela que aun en ese ligero mar de improvisaciones y descubrimientos ella siempre sabe lo que hace, aunque su personaje no sepa lo que quiere.
Hannah Takes The Stairs, de Joe Swanberg, está disponible en Mubi.
Baghead (2008)
Esta incursión de los Duplass Brothers en el mumblecore demuestra otra envergadura, un intento de confeccionar una película sobre la base de un género (o varios), al mismo tiempo que observar con humor y sin afectación el mismo proceso creativo en el que ellos están inmersos. Cuatro actores (Ross Partridge, Elise Muller, Steve Zissis, Greta Gerwig) van al cine a ver una película indie, la experiencia resulta frustrante pero inspiradora: ¿Por qué no dejar de ser extras en la película de otro y convertirse en protagonistas de la propia? Los cuatro se dirigen a una cabaña en un bosque alejado donde deberán escribir la historia mientras un misterioso hombre con una bolsa de papel en la cabeza los asedia.
Los Duplass intercalan la insinuación del horror con la sátira del propio cine del que ellos son parte, para enredar a sus personajes en amores cruzados e histeria a granel. Greta Gerwig interpreta a Michelle, la chica deseada por el chico perdedor que coquetea con cierto descaro con el musculoso con aspiraciones de genio. Todos van a ser burlados, y Greta consolida su estilo de interpretación: natural, sin afectación, un devenir coloquial que asume las imperfecciones del habla, una gestualidad que transmite emociones confusas. Greta ya estaba lista para el gran salto.
Baghead, de Mark & Jay Duplass, está disponible en Mubi.
Mistress America (2015)
El gran encuentro en la carrera de Greta Gerwig fue el que tuvo con Noah Baumbach, hoy compañero de la vida y de la profesión. Ambos se unieron en Greenberg (2010) y colaboraron en el guion de Frances Ha (2012), primera incursión de Baumbach en un mundo que toca de afuera y con algunos años de más. Por entonces Greta ya había asumido el lugar de codirectora con Swanberg en Noches y fines de semana (2008), pero con Baumbach logró una unidad creativa que trascendió el mumblecore y resultó una plataforma perfecta para la transición a películas de mayor presupuesto orientadas a un público un poco más amplio.
Mistress América no es mumblecore. Su factura y espíritu se asemejan al cine de Baumbach, a la herencia de Woody Allen, a una mirada autobiográfica más adulta. Es cierto que siguen estando los personajes jóvenes, el mundo universitario, el ambiente urbano. Pero acá lo atractivo es el cruce generacional entre Tracy (Lola Kirke) y Brooke (Greta Gerwig), la primera de 18 años, la segunda ya de treinta, a raíz del inminente matrimonio de sus padres. Ser hermanastras les ofrece un punto de encuentro en Nueva York, a Tracy la empuja a la escritura a partir de la inspiración que le brinda el estilo de vida de Brooke, y a Brooke un espejo posible en el que rastrear su propio desconcierto. Lo distintivo esta vez es que las experiencias en el tránsito a la vida adulta son diferentes para ambas pero posibles de gestar un encuentro. Y allí los diálogos, ya no intermitentes y entrecortados como los del mumblecore, sino ligeros y vertiginosos -sobre todo en la voz de Greta- como en la screwball comedy de los años 30, le dan a la película su notable excepción.
Mistress America, de Noah Baumbach, está disponible en Google Play.
El plan de Maggie (2015)
El plan de Maggie comienza como una comedia romántica. Maggie Hardin (Greta Gerwig) es una profesora universitaria en Nueva York que ha tomado una decisión: ser madre. Para ello contacta a un compañero de estudios, antes amante de las matemáticas y ahora dedicado al negocio de los pepinillos agridulces, quien será el donante de esperma. Todo parece organizado hasta que se cruza en su camino John Harding (Ethan Hawke), quien por la confusión del apellido termina convertido en un amigo con aspiraciones de amante. Novelista, atrapado en una angustiante dinámica matrimonial con una prestigiosa académica (una Julianne Moore con acento noruego), John modela a Maggie como su tabla de salvación, arruinando así aquel plan tan organizado.
Pero lo que parece el eje de la historia es apenas un desvío, porque lo que le interesa a Rebecca Miller, la directora, es cómo aquellos imprevistos de la vida terminan siendo decisivos en nuestra historia. Greta ofrece en Maggie una versión más adulta pero aún tan desorientada como sus heroínas del mumblecore, afirmada en una gracia única para hacer del miedo al fracaso el hallazgo de una nueva vida.
El plan de Maggie, de Rebecca Miller, está disponible en Flow, Apple TV+ y Google Play.
Mujeres del siglo XX (2016)
La historia transcurre en Santa Bárbara, en 1979. Dorothea (Annette Bening) es una mujer del siglo XX, o de la Depresión, como ella misma afirma tras cada frase que pronuncia. Ha sido madre a los 40 y su hijo Jamie (Lucas Jade Zuman) es ya adolescente. Después del movimiento hippie, Vietnam y el rock & roll, Dorothea ya no sabe cómo ayudar a su hijo a comprender los cambios acelerados de un presente que ella misma no alcanza a dilucidar. Por ello, le pide ayuda a otras dos mujeres más jóvenes, Julie (Elle Fanning), una amiga de Jamie que escapa del alboroto de su casa para refugiarse en el cálido enamoramiento del adolescente, y Abby (Greta Gerwig), su estrafalaria inquilina, recuperada de un cáncer uterino y amante de la música punk y la literatura feminista.
La historia, con una fuerte carga de evocación que el dramaturgo y director Mike Mills recoge del recuerdo de su madre, es la del aprendizaje de Jamie pero también la de esa cofradía improvisada de mujeres que intenta descubrir el siglo en el que viven. Greta transforma esa extrañeza tan urbana y finisecular del mumblecore en un retrato genuino de crecimiento. Ya instalada en los confines de un cine más amplio que el indie de los comienzos, y lidiando con materiales que no siempre son propios, Gerwig demuestra que cada uno de sus personajes encarna un universo, uno que ella delinea con una inteligencia sensible, un abrazo a la curiosidad y el descubrimiento, una lucidez que hoy la confirma como una de las mejores artistas del cine de su tiempo.
Mujeres del siglo XX, de Mike Mills, está disponible en Claro TV, Apple TV+ y Google Play.
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