Grandes películas, bombas, descarrilamientos y otras perlas de la historia del Festival de Mar del Plata
Por el encuentro cinéfilo pasaron los grandes nombres del séptimo arte desde sus inicios en 1959, pero también la bamboleante historia política argentina; constante centro de polémicas, ya sea por su impostada grandilocuencia o por su extrema austeridad, supo formar a varias generaciones de espectadores
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Maria Callas mira la lente de la cámara sonriente, mientras una multitud de fanáticos la rodea. La mítica diva del bel canto, vestida de rojo, realiza un ingreso digno de su fama y cualquiera esperaría que estuviese atravesando la puerta de un célebre teatro donde deslumbró con Norma o alguna otra de sus interpretaciones de leyenda. Pero la casta diva ingresa en su lugar al Hotel Hermitage de Mar del Plata. Antes, Harriet Andersson –una de las grandes musas bergmanianas, que de la mano de Un verano con Monika era un reconocido mito erótico y existencial de la época– firmaba autógrafos, sonriente, luego de bajar del histórico tren El Marplatense para bailar aquella noche de ensueños con el galán Alberto Dalbes y conversar con Mirtha Legrand mientras compartía mesa con Nathán Pinzón. La Callas llegaba a Mar del Plata cuando el festival original estaba a punto de extinguirse en 1970, y era recibida por la prensa acreditada junto a Pier Paolo Pasolini para presentar Medea.
Once años antes, Andersson conocía un festival que comenzaba su tímido afán de integrar, con todos los honores, el selecto grupo donde estaban Venecia, Cannes, Berlín, Karlovy-Vary y Moscú. Ese arco voltaico entre 1959 y 1970 tenía dos antecedentes directos en 1948, con un primer festival de cine argentino financiado exclusivamente por la Provincia de Buenos Aires a instancias de Luis César Amadori, y en 1954 cuando Mar del Plata se convirtió en internacional y proyectó 52 largometrajes de todo el mundo recibiendo a Errol Flynn, Joan Fontaine, Edward G. Robinson, Jeanne Moreau, Alberto Sordi, Fernando Fernán Gómez, Trevor Howard y Mary Pickford, a quien Homero Manzi dedicó un poema: “Era un galán jocundo / que se casó una tarde con la diosa del mundo / Con la novia de todos / Mary Pickford, la dulce / y la quiso a su modo”. No entregó premios, pero sí unas estatuillas de ónix rematadas con el escudo peronista que el subsecretario de prensa y difusión Raúl Alejandro Apold depositaba, también sonriente, en manos de las delegaciones visitantes.
Entre todos esos festivales, plenos de flashes y de sonrisas, pasó la bamboleante historia política argentina y un enorme mar de silencio entre 1970 y 1996, año en que volvió a realizarse el encuentro cinematográfico –que el sábado dará por terminada su edición 2021– luego de veintiséis de pausa. También ha sido una constante ser el centro de polémicas, ya sea por su impostada grandilocuencia o por su extrema austeridad, por sus películas de industria o por el cine de autor más exigente, por sus famosos invitados internacionales con cachet por sonreír o por aquellos desconocidos que se paseaban por la alfombra roja con todos los gastos pagos. Seguramente, como ningún otro, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata sea el reflejo cotidiano de una Argentina que se soñó grande y en su estrechez contemporánea no se resigna a perder su sitial simbólico de todo lo que fue y todo lo que puede llegar a ser, algún día.
“Olvidemos las rivalidades de escuela, gocemos del puro espectáculo cinematográfico y dejemos que éste se desenvuelva, en lo posible, con la frescura y con la orgánica inocencia de un sueño”, daba cuenta el impar Jorge Luis Borges en la gaceta del festival de 1960, cuando aún la cronología de los años indicaba mucho más futuro que pasado. Para entonces, el festival había recibido un año antes al gran creador polaco Andrzej Munk y nada menos que a los maestros franceses Abel Gance y Jacques Tati. Las instantáneas devuelven sus rostros junto a un Leonardo Favio que se arregla la corbata y un Alberto de Mendoza que posa para la presentación de El jefe, dando lugar a lo nuevo del cine nacional como sucedería décadas después con Pizza, birra, faso o La ciénaga. Pero en esa edición que alumbraba la década del 60, Nicolás “Pipo” Mancera realizaba un profuso y no muy generoso análisis sobre la organización del festival y en otro medio se destacaba: “Tropiezos y más tropiezos no desalientan la marcha del festival, pero desalientan a los invitados, especialmente a los periodistas que han venido a trabajar y encuentran dificultades a cada paso por diversos errores de organización”.
Curiosidades del destino, el crítico Miguel Paulino Tato fue el jefe de prensa del encuentro un cuarto de siglo antes de convertirse en el censor más despiadado que tuvo la última dictadura militar. En el festival soñado por Borges, en 1960, Emmanuelle Riva presentaba Hiroshima mon amour; el director de Cenizas y diamantes Andrzej Wajda felicitaba a Simón Feldman; Pablo Ducrós Hicken volvía a mostrar su colección de cámaras que darían base, once años después, al Museo del Cine que lleva su nombre y el corresponsal de LA NACION anotaba en diálogo con el realizador de El puente, el alemán Bernhard Wicki, su deseo de filmar Don Segundo Sombra. En ese festival, Joseph L. Mankiewicz, Elsa Martinelli y Senta Berger convivieron con el encuentro de teóricos que incluía desde el renombrado Georges Sadoul hasta la japonesa Kashika Kawakita, ambos asimismo parte del Jurado Oficial que el año siguiente será presidido por uno de los padres del neorrealismo italiano, el guionista Cesare Zavattini y, entre los invitados, nada menos que Anna Karina, Gillo Pontecorvo, el creador de El globo rojo Albert Lamorisse; el director de Un día, un gato, el checo Vojtech Jasny y aquél célebre de Pasaron las grullas Mijail Kalatozov, junto al ídolo mexicano Cantinflas: “Mar del Plata y su festival no tuvieron una star que pudiese excitar al gusto popular; es verdad, Mario Moreno Cantinflas, estaba allí… pero una estrella internacionalmente famosa hubiera añadido el llamado glamour y satisfecho a los aficionados del star system. Esto debe ser tenido en cuenta”, escribía George Fenin en la revista Tiempo de Cine.
Pero nadie olvidará cuando en 1962 bajaron de El Marplatense Paul Newman y Jean Paul Belmondo –dueños de un auge absoluto y una fama mundial solo equiparable hoy a la de Brad Pitt o Leonardo Di Caprio– o cuando, al finalizar el festival con su ronda de premios, un jovencísimo Francois Truffaut levantó el suyo por Jules et Jim. Un año más tarde, el mejor director era Dino Risi por Il sorpasso, y el realizador italiano convivía sus días de cine y playa con Josef von Sternberg, Gena Rowland, Vincente Minelli, Maria Schell y las bikinis de Pili y Mili se paseaban ante la llegada de la Oficina Católica Internacional del Cine, que comenzaba a dar sus premios en el certamen (su heredera, Signis, celebra hoy sus veinticinco años). El año 1964 tendrá al festival coronado por Catherine Deneuve, Jacques Demy y Michel Legrand presentando Los paraguas de Cherburgo y al protagonista de Psicosis, Anthony Perkins. Ninguno de ellos vio las olas y el mar sino el asfalto de la Buenos Aires en una mudanza que comenzaba así el trágico signo de la discontinuidad: no se realizaron las ediciones de 1967 y 1969, alternándose con el de Río de Janeiro. Las crónicas de la época señalan que el festival se achicaba en películas e invitados en las ediciones de 1965 y 1966, en su retorno a “La Feliz” pero la sumatoria de nombres encuentra a un jovencísimo Claude Lelouch, a Catherine Spaak y Maximilian Schell y a los japoneses Toshiro Mifune y Nami Tamura, quien se pasea en kimono por la hoy peatonal San Martín. Al año siguiente, el checo Karel Kachyna, el sueco Vilgot Sjoman, el francés Louis Malle y el ruso Grigori Kozintsev serán las figuras de un festival que, poco a poco, dejará de ser el mismo. En 1968 el festival fue boicoteado por la Asociación Argentina de Actores, que enfrentaba a la dictadura de Onganía. La gran película fue Bonnie and Clyde y los más importantes invitados se resumieron en los nombres de Alberto Sordi, Tony Musante, Alberto Lattuada y nuevamente Jacques Tati. La primera etapa del festival se cierra con las visitas de Costantin Costa-Gavras, Ugo Tognazzi, Jerzy Pasendorfer, Krzysztof Zanussi, Lee Strasberg y con Leopoldo Torre Nilsson presidiendo el jurado del festival de 1970. Volvería recién en 1996.
Regreso con gloria
“Recuperar, después de veintiséis años de ausencia, un festival cinematográfico de primer nivel no ha sido una tarea fácil. En ese lapso la industria cinematográfica mundial ha cambiado: hay en el mundo más festivales de cine, y en general, menos producción de calidad que en los años 60”, escribía Julio Mahárbiz como presidente del Incaa en las primeras líneas del catálogo de la edición del Festival de 1996 que presidía, encuentro que contó con Héctor Olivera y Oscar Barney Finn en los cargos de vicepresidente y director artístico, respectivamente. El gran jurado fue integrado por Manuel Antín, Claudio España (entonces crítico de LA NACION), Elsa Martinelli, Arturo Ripstein, Eugenio Zanetti y Nelson Pereira dos Santos, entre otros, entregando un Ombú esculpido por Antonio Pujía dentro de un festival que ostentaba como emblema obras de Nicolás García Uriburu y tan sólo dos jurados paralelos pero de enorme peso, el de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica presidido por su secretario general, el alemán Klaus Eder, y el de la Oficina Católica Internacional del Cine, presidido por su entonces secretario general el belga Robert Molhart. Ese festival incluyó en su competencia a Buenos Aires Viceversa, de Alejandro Agresti (premio a la mejor película iberoamericana); El perro del hortelano, de Pilar Miró (mejor película) y El sueño de los héroes, de Sergio Renán, junto a producciones de Francia, Estados Unidos, Grecia, China, México, Alemania, Canadá, Italia, Bosnia y Gran Bretaña.
Desde ese comienzo junto al recelo de una competencia dispar aunque con títulos en premiere, comenzaba a destacarse una sección paralela que terminaría alumbrando el renacimiento del cine de autor en la Argentina como fue Contracampo, creada por Nicolás Sarquís y con Lisandro Alonso entre sus programadores. La sección paralela comenzó, por ejemplo, el camino del cine iraní en la Argentina. Ana Katz, que en actual edición del festival presentó El perro que no calla, en 1996 fue una de las coordinadoras de actividades estudiantiles. Jaqueline Bisset, Elsa Martinelli, Gina Lollobrigida, Raquel Welch y Lina Wertmüller fueron las figuras internacionales convocadas para el regreso y una jovencísima y casi desconocida Renée Zellweger se mezclaba con el retorno de la legendaria Libertad Lamarque. Para enero del 97, el cartel del festival seguía presente en el lateral del edificio del Casino, mientras en la plaza seca que une a las dos construcciones gemelas diseñadas por Alejandro Bustillo los reporteros gráficos se reunían para reclamar por el esclarecimiento del crimen de José Luis Cabezas y recibían la presencia de Maradona.
Para la edición siguiente, Mahárbiz en diálogo con LA NACION declaraba que: “El festival tendrá las mismas características que el del año anterior, pero en versión mejorada –aclaró–. Digamos que toda la experiencia que nos dejó el festival del año pasado nos va a permitir mejorar algunos aspectos y no caer en tantos errores y falencias”. Fue la síntesis de muchas críticas a una desorganización que terminaría siendo sistemática. Con todo, esa edición de 1997 recibiría a Peter Fonda, Catherine Deneuve, Jacqueline Bisset, María Grazia Cucinotta, Angela Molina, Ginacarlo Giannini, Kathleen Turner y Alain Delon, quien llegó en una impactante limusina desde la cual saludó a la multitud que lo ovacionaba. Dino Risi, anunciado como presidente del jurado, fue reemplazado por Alain-Robbe Grillet y la ceremonia, conducida por Nicolás “Pipo” Mancera incluyó inevitables números de folclore (considerando el vínculo con el Festival de Cosquín del entonces presidente del Incaa) a cargo de Soledad. Geraldine Chaplin depositó el premio a la trayectoria en manos de Narciso Ibáñez Menta y se anunció que el Ombú a la Mejor Película tenía un acompañamiento en metálico de mas de medio millón de dólares en tiempos del uno a uno.
La lección de tango, de Sally Potter, permitió a su directora bailar en el escenario del Auditorium junto a Pablo Verón y su película ganó el premio máximo, pero la sensación fue la explosión del Nuevo Cine Argentino de la mano de Pizza, birra, faso: “La película es lo suficientemente extraña como para llamar la atención. Es bien actual y sobre esos personajes que rondan las mesas cada vez que entramos a tomar un café, aunque no sepamos qué hay detrás de ellos”, decía Bruno Stagnaro en estas páginas sobre la película dirigida con Adrián Caetano, que conquistó el premio Fipresci al mejor film latinoamericano y una mención del jurado católico Ocic. Ese año cerró el decálogo de visitas inolvidables la gran Sophia Loren. “Hay que cambiar el estilo. Desaparecerán así las declaraciones de compromiso, los actos de obsecuencia, las ceremonias inútiles con discursos irritados, el desfile de trastos viejos y el maltrato generalizado”, escribía Gustavo Noriega en El Amante.
Pero la siguiente edición marcó otro punto de inflexión donde dominó la falta de recursos y, por ende, la carencia de figuras extranjeras pese a que el presupuesto fue de –hoy soñados– millón y medio de dólares. La programación, sin embargo, tuvo un gran nivel y la presidencia del jurado oficial fue del maestro iraní Abbas Kiarostami, además de las visitas de los italianos Vittorio Taviani, Alberto Sordi y la checa Vera Chytilová. Ese año, en un solo día el Teatro Colón se exhibía en continuado Kanzo Sensei, de Shohei Imamura; Cuento de otoño, de Eric Rohmer; La eternidad y un día, de Theo Angelopoulos y La celebración, de Thomas Winterberg. La organización continuó siendo caótica, las denuncias contra la gestión de Mahárbiz sostenidas por la industria y el premio para La nube y el sol naciente, del también iraní Mahmoud Kalari (y a la sazón director de fotografía de Kiarostami), dejaría instalado el escándalo para la edición 1999.
El premio, además del ombú, consistía en 600.000 dólares, que el reglamento del festival obligaba a destinar a una nueva realización: ese año, el ganador Kalari se integraba al Gran Jurado presidido por Catherine Deneuve manifestando no haber recibido el monto prometido. Si bien la noticia se difundió con especial énfasis luego de la conferencia de prensa que brindó el jurado, Kalari pudo rodar su película al año siguiente y se lo vio por tercera vez consecutiva en Mar del Plata. La ceremonia de apertura la condujo la actriz francesa Dominique Sandá junto al locutor marplatense Juan Carlos Vilches y además de Deneuve, Depardieu, Geraldine Chaplin, Sonia Braga, Agnieszka Holland y Leonardo Favio el cierre, con Jeremy Irons, dio el fin de fiesta al festival que no se realizaría el año siguiente y sería mudado de noviembre a marzo de 2001. “Acercar a nuestro público una selección de películas que expresen la pluralidad temática, estética e industrial de la cinematografía mundial constituye el principal objetivo de esta muestra”, presentaba José Miguel Onaindia como nuevo presidente del Incaa.
Pasaron veinte años de aquellas palabras y varias gestiones (Claudio España, Miguel Pereira, José Martínez Suárez), y hasta una nueva fecha en el calendario que volvía al mes de noviembre, hasta la actual presidencia de Fernando Juan Lima: “Desde que se recuperó el festival en 1996 no falté nunca y recuerdo los primeros años, que fueron muy arduos, con inconvenientes, y el hecho de que se haya continuado durante todo este tiempo a pesar de las dificultades, incluso el año pasado que tuvo que ser totalmente online y que no hubo presencialidad en la ciudad de Mar del Plata es muy importante que se haya hecho”, confirma a LA NACION el también crítico y Juez de Cámara en el fuero Contencioso Administrativo de Buenos Aires y añade a modo de balance: “Con las salas llenas, el esfuerzo valió la pena”.
Jack Palance se aburre, las nueve valijas de Catherine Deneuve y “gente malévola”
- 1959 – Una demora en el tren El Marplatense permitió que el viaje inaugural no terminara en tragedia luego de que explotara una bomba en el kilómetro 338 cerca de Camet.
- 1960- “No hay explicaciones en el film. Lo que se expresa es la sustancia, la pasión en su esfera más concentrada”, escribe Tomás Eloy Martínez sobre Hiroshima mon amour en LA NACION, uno de los clásicos del cine que se vieron por primera vez en el encuentro.
- 1961- El congreso de teóricos reflexiona sobre la censura: “A continuación se desarrolló el debate, afortunadamente, limitado a cinco minutos por persona…”, señalaba risueñamente Agustín Mahieu desde la revista Tiempo de Cine sobre las actividades paralelas del festival.
- 1962- Se publicó en el diario La Capital de Mar del Plata un aviso ofreciendo recompensa a quien hallara la lapicera de oro del director Delmer Daves: “devolver Gran Hotel Provincial, habitación 768″
- 1963- Dos días después de haber llegado, Jack Palance abandona el festival declarando que el encuentro “lo aburría y exasperaba”
- 1964- Se lo cuenta dentro de la numerología marplatense, pese a que el festival se realizó ese año en Buenos Aires, teniendo como sede principal el Teatro Municipal San Martín.
- 1965- Claude Lelouch presenta Una chica y los fusiles, vuelve a Francia y recibe emocionado la noticia del premio recibido al mejor director de la edición de ese año. Nunca le enviaron la estuilla, confirma 52 años más tarde en entrevista con LA NACION.
- 1966- La Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Dippba, realiza un exhaustivo informe de inteligencia centrado en la participación de Leopoldo Torre Nilsson en el festival que recién se conocería décadas después.
- 1967- No se realizó el festival, reemplazado por su par de Río.
- 1968- Con gran cantidad de películas censuradas, la comisión organizadora queda en el ojo de la tormenta al excluir a Tute cabrero, de Juan José Jusid, de la competencia.
- 1969- No se realizó el festival.
- 1970- En los días previos al encuentro se anuncian las invitaciones a Charles Chaplin y Jerry Lewis (quienes no respondieron), Gene Kelly y Dustin Hoffman (dijeron que no) y Luchino Visconti (confirmada y finalmente no concretada).
- 1971-1995 Se suspende la realización del festival.
- 1996- En el esperado regreso del encuentro se realiza un tributo al legendario director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa (88 años), pero se olvidan de buscar al homenajeado en el hotel. Figueroa se entera de su tributo por televisión y abandona horas después el festival.
- 1997- Cuatro enormes maletas y cinco bolsos fueron el equipaje con el cual Catherine Deneuve y su hija Chiara Mastroianni arribaron en vuelo privado a Mar del Plata.
- 1998- “He leído comentarios desfavorables de gente malévola acerca de las dos actrices inglesas que integraron el jurado; ellas son de un conocimiento y una cultura cinematográfica notables. Son asiduas concurrentes a los cineclubes y tienen una gran sensibilidad, al igual que la señora Brahms. El jurado fue de lujo: Saer, Barreto, Barney Finn. Con Cucinotta descubrí por qué la gente está enamorada de ella y me pareció una mujer muy inteligente”, decía José A. Martínez Suárez, jurado de esa edición a El Amante, hablando de la actriz de El cartero.
- 1999- Gérard Depardieu recibe un premio a la trayectoria en la ceremonia de apertura de manos de Susana Giménez y es invitado a permanecer en escena, ante su sorpresa, para hacerle entrega recíproca de otra estatuilla a la trayectoria a la diva televisiva.
- 2000- No se realizó el festival por el cambio de fecha de noviembre a marzo
- 2001- Ben Gazzara, Liv Ullmann, Julie Delpy y del eminente teórico David Bordwell son las figuras del festival trasladado al mes de marzo.
- 2002- El cineasta Bertrand Tavernier presenta Laissez Passer en el festival pero se olvidan de buscarlo en el aeropuerto. Se envía a buscarlo a la camioneta de reparto de películas rumbo a Camet al no tener autos disponibles.
- 2003- La alfombra roja faltó ese año pero no Emily Watson, Sergi López y Carlos Saura para un encuentro que abrió con Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles.
- 2004- Los premios dejaron de llamarse Ombú y pasan a ser Astor, en homenaje a Astor Piazzolla.
- 2005- El Tren de las Estrellas se descompone a la altura de Coronel Vidal y tarda cuatro horas en reanudar su marcha con 150 invitados a bordo.
- 2006- “Sra. Sarandon, mi nombre es China y soy actriz”, levantó la mano y recibió una ovación en el Hotel Hermitage China Zorrilla, dispuesta a realizar una inteligente pregunta a Tim Robbins y Susan Sarandon durante una conferencia de prensa.
- 2007- Debido al temporal que azota Mar del Plata se suspenden los shows y actos de homenaje previstos para la apertura del 22° Festival. Es extraviado el equipaje de Mario Monicelli, no se realiza más la sección La mujer y el cine y Norma Aleandro recibe su Astor de Oro a la trayectoria.
- 2008- Tommy Lee Jones estampa sus manos en el cemento marplatense y casi hace otro tanto con el rostro de varios reporteros que lo interceptan en la puerta del hotel Hermitage. El festival vuelve a realizarse en en noviembre.
- 2009- “En el mundo hay 2500 festivales de cine. De ellos solamente 50 son reconocidos por la Federación Internacional y, entre ellos, solo 13 son competitivos no especializados reconocidos por la Clase A.”, explicó Luis A. Scalella sobre la clasificación que aún conserva el festival de Mar del Plata.
- 2010- “Lejos de pretender perjudicar a este evento que cada vez más se parece a una patriada, la idea es no dejar que vaya languideciendo, desvaneciéndose, hundiéndose en sus propios errores hasta llegar a una muerte “natural”. Mar del Plata no tiene eso que parece haber logrado el Bafici: la sensación de que es inevitable o intocable (Fernando Juan Lima, revista El Amante)
- 2011- José Martínez Suárez convoca a una foto de repudio por el encarcelamiento del cineasta iraní Jafar Panahi. Participan todos los invitados y la estrella de Hollywood Willem Dafoe.
- 2012- Javier Rebollo, Valeria Alonso y Jorge Jellinek presentan El muerto y ser feliz, luego de su presencia en San Sebastián como película de apertura, que el realizador español dedica la función en memoria de Leonardo Favio.
- 2013- “Cuando Michael Jackson me convoca para hacer el videoclip de Thriller, él había visto Un hombre lobo americano en Londres y se había quedado fascinado con el trabajo de Rick Baker y quería básicamente convertirse en un monstruo y se sacó las ganas de convertirse en varios”, explicaba el cineasta John Landis en el Auditorium, recorriendo su trayectoria.
- 2014- Viggo Mortensen llega cargando sus propias pertenencias al Gran Hotel Provincial donde se hospeda, negándose a la asistencia de los botones que apuestan cuántas prendas contenidas en sus valijas contendrán los colores de San Lorenzo de Almagro.
- 2015- “Ustedes ya me conocen por el traje porque me lo pongo para abrir y cerrar festivales. Traigo el saludo de dos señoras que son parientas mías que no pudieron venir porque temen que me aplaudan más a mí que a ellas”, explica José Martínez Suárez, en homenaje en la apertura del festival.
- 2016- El festival presenta Los 4 golpes, corto así titulado por el mismo François Truffaut en su visita a Mar del Plata, lugar en el que lo rodó en 1962.
- 2017- Ante la tragedia del submarino ARA San Juan, el Festival de Mar del Plata cancela la alfombra roja y todos los eventos sociales.
- 2018- Última edición a cargo de José Martínez Suárez, quien tuvo un destacado rol como presidente del festival cuidando los más mínimos detalles con notable reconocimiento del público y fino humor de su parte.
- 2019- Edición en homenaje a José Martínez Suárez, fallecido en agosto de ese mismo año.
- 2020- Con la pandemia del Covid-19, el festival se realiza íntegramente online pero con gran repercusión en todo el país. Norma Aleandro recibe su segundo Astor a la trayectoria.
- 2021- Se anuncia una edición acotada y austera de carácter presencial que convivirá con el formato on-line que el festival desarrolló en su edición anterior. La edición presencial tampoco cuenta con invitados internacionales pero sí con buena respuesta de público.
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