Adiós a Jean-Luc Godard: por qué volver a ver Masculino-femenino
El film del gran vanguardista de la nouvelle vague, quien murió hoy, puede verse en las salas en copia remasterizada; inspirado muy libremente en dos nouvelles de Maupassant, usa la contradicción para describir a la juventud de los convulsionados años 70 entre el documental y la ficción
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“En cuanto a la multiplicidad de cámaras, ¿Para qué? Es interesante utilizar dos cámaras juntas, sí, pero no para tomar un gran primer plano y otro de conjunto de los personajes, sino dos cámaras para tomar de un personaje masculino y femenino su aspecto adulto e infantil, su aspecto fascista y revolucionario, su voz que dice sí, y su vocecita interior que dice no”, decía a Juan Carlos Kreimer el siempre lúcido y polémico Jean Luc-Godard el 19 de julio de 1973, en París. Ese encuentro, que en nuestro medio publicó la revista Filmar y Ver, resume una parte del imaginario de un realizador considerado pionero de la Nouvelle Vague, quien murió hoy, a los 91 años.
También esa explicación de lo técnico sintetizaba la ambivalencia presente, incluso desde su título, en la enunciación de uno de sus más grandes clásicos. Porque Masculino-femenino descansa en el análisis de la contradicción para describir a la juventud de su tiempo –los tan convulsionados como dorados años 70- con un tratamiento que también va desde la ficción al documental. ¿Cómo definía el propio realizador a su película? “No tiene ningún valor genérico. Ya sé, como esperaba, van a reprocharme forzosamente el no haber dicho todo. ¡Qué tontería! Lo único que intento, sencillamente, es hacer que piensen ciertas personas que también existen ciertos sentimientos, cierta manera de expresarse y una juventud diferente: en el cine siempre le reprochan a uno el no abarcar todo el problema. Precisamente, eso es el cine, es la vida y la existencia; está compuesta de muchas cosas, no se trata de hacer un relato..”, afirmaba con su característico tono desafiante.
A 55 años de su estreno porteño, cuando Columbia Pictures presentó la película en el cine Loire de la calle Corrientes que la anunció como un extraordinario “estreno exclusivo”, cuyo éxito permitió cíclicas reposiciones (como en 1970 en el mítico Lorraine), vale preguntarse por qué ver o volver a ver Masculino-Femenino, cuando aquella juventud representada en la pantallas es la tercera edad de hoy. En aquel entonces, su suceso hizo que el Heraldo del Cine consignara una leyenda junto a su análisis: “Pese a que hizo recaudaciones increíbles (hubiese llenado el triple del Loire en cada función), es difícil asignarle valor comercial por la índole de este y demás films de Godard”. Pese al suceso, solo Alberto Kipnis, el hábil padre de la exhibición del cine arte en la Argentina, albergaba en sus salas al “enfant terrible” más característico del cine francés.
Basado en La mujer de Paul y Le Signe, Godard explicaría que: “Para Masculino-femenino me inspiré en dos nouvelles de Guy de Maupassant. Pero no se trata de una adaptación de dos obras del autor mencionado. Es solo un punto de partida. Sin embargo, permanezco fiel al espíritu de Maupassant. Era un naturalista. Y mi propósito es presentar instantes de la vida actual”. Su historia presentaba a Paul, un joven rechazado por el ejército francés, que entra en relación con una joven cantante a la que deja embarazada. Además el vínculo se completa con la amiga de esta, que la desea con inocultable aunque sutilmente evidenciado fervor. Y aquí es donde, si bien la película posee un sabor vintage a partir del debate ideológico que expone (el propio Godard señala en uno de los episodios del film que podría titularse Los hijos de Marx y Coca-Cola); también ejemplifica debates contemporáneos como la sexualidad, la corporalidad y el aborto, y que hacen de su exquisito blanco y negro una declaración testimonial de insuperable permanencia estética por fuera del anacronismo tecnológico. “La película comprende quince secuencias, las he titulado ‘15 hechos precisos’, son los hechos diversos, o mejor aún, los diferentes hechos…”, confirmó Godard sobre un film definido como “una investigación perpetua”.
Como si realidad y ficción convivieran peligrosamente, Masculino-femenino también fue el disparador para que Anne Wiazemsky se enamorara perdidamente de Godard, a quien se había cruzado un par de veces. Godard viajaría a conocerla cuando su carta llegó a la redacción de Cahiers du Cinéma. Se casaron en 1967 y, fiel a su fetichismo cinéfilo, ella sería la protagonista de La chinoise. Se divorciaron en 1979. La película, rodada íntegramente en París en 1965, asimismo reencontró a Godard con un Maupassant al que había versionado en un corto de juventud titulado Una femme coquette, cuando solo tenía 24 años. Para el cinéfilo será además la ocasión del reencuentro con dos nombres fundamentales del cine francés: Jean-Pierre Léaud, que la protagoniza, y Brigitte Bardot, que estelariza su dorada fama en inolvidables cinco minutos de celuloide. La confusión juvenil es la piedra basal de un relato que abre así un debate de permanente actualidad que convierte a Masculino-femenino, además de un film de visión imprescindible, en un clásico sin tiempo.
- Masculino-femenino está en cartel en el cine Lorca.
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