Generación X: a 25 años de la película que retrató a los jóvenes de los 90
A principios de los años 90, Internet todavía no había explotado; la música se escuchaba en CD, los teléfonos celulares eran exclusivos de los millonarios; y la moda incluía camisas leñadoras, vestidos rotosos y cabelleras con signos de no haber sido lavadas durante varios días.
Muchas cosas cambiaron en los años transcurridos desde entonces pero hay algo que se mantiene igual: la rivalidad entre jóvenes y mayores. Así como hoy los millenials son mirados con desconfianza, en ese momento fue la llamada Generación X –los nacidos entre 1965 y 1980– la que llamaba la atención en su afán por querer romper con los mandatos de sus padres baby boomers.
Si Nirvana se convirtió en la banda de sonido de las vidas de esos jóvenes, en el cine, Generación X, de Ben Stiller , inmortalizó sus costumbres y preocupaciones. El título original de la película es Reality Bites (algo así como "pedazos de realidad", pero también, "la realidad muerde") pero aquí fue bautizada por la distribuidora local con ínfulas sociológicas con el inequívoco título que la bendecía como el retrato "definitivo" de ese grupo.
La semana última se cumplieron 25 años del estreno de la película en los Estados Unidos, generando una ola de melancolía y desesperada incredulidad (¡¿25 años?!) entre aquellos a los que las hermosas caras de Ethan Hawke y Winona Ryder o la canción "My Sharona" los transporta mágicamente a su juventud.
La realidad es que el tiempo pasó y revisar hoy Generación X es encontrarse con un elenco que brilla; algunos sorprendentes talentos detrás de cámara; la poco feliz filosofía binaria de "vagos" (o slackers en la jerga de la época) contra los "vendidos al sistema"; y varios detalles de moda que están haciendo su regreso en pleno 2019 (¡anteojos de sol redondos! ¡vestidos floreados!).
El secreto de Generación X es que, a pesar de ser una película de un gran estudio, pensada desde el departamento de marketing para atraer al público joven, su creación está basada en la experiencia genuina de quienes tenían veintipico en los 90. La guionista Helen Childress abandonó sus estudios en la Universidad del Sur de California para escribir un guion a partir de lo que le sucedía a sus amigos. Su trabajo recayó en las manos de Stiller, un joven comediante con ambiciones de dirigir que había sido parte del elenco de Saturday Night Live y tenía en ese entonces su propio programa de sketches cómicos, The Ben Stiller Show. Tanto Childress como Stiller tenían menos de 30 años cuando la película se estrenó, en 1994.
Los protagonistas eran dos estrellas juveniles que terminaron de convertirse con este film en símbolos de su generación. A sus 23 años, Winona Ryder era una de las actrices más conocidas de Hollywood, que había crecido en cámara en películas como Beetlejuice y El joven manos de tijera, de Tim Burton; Heathers, de Michael Lehmann; Drácula, de Francis Ford Coppola, y La edad de la inocencia, de Martin Scorsese. Su pelo corto, grandes ojos marrones y contextura física pequeña eran un nuevo ideal de belleza frente a las supermodelos que triunfaban en esa época. Winona era la chica cool que muchas querían ser. Nunca quedó tan claro como con su personaje en Generación X, Lelaina Pierce, una joven que se gradúa con diploma de honor de la universidad y se dedica a filmar la vida cotidiana de sus amigos, pero encuentra que no es tan fácil conseguir su trabajo soñado en los medios de comunicación y mucho menos encontrar estabilidad emocional.
"Es imposible para mí pensar que soy un ícono de los 90 –explicó la actriz en una entrevista con LA NACION cuando estaba a punto de relanzar su carrera con Stranger Things–. Me parece curioso que ahora la gente esté tan interesada en esa década. Creo que es algo que pasa cada cierta cantidad de años. Cuando era chica me encantaba la música de los 60 y mis padres revoleaban los ojos".
Oponiendo y complementando a Lelaina está Troy, un muchacho de ojos claros que trasmiten vulnerabilidad a pesar de su actitud de superado, pelo un poco grasiento y un peligroso aire de hombre que necesita ser salvado por el amor de una mujer. Así como Ryder era perfecta para ser Lelaina, Ethan Hawke era ideal para interpretar a Troy. Escapándole a las presiones para ser un galán de Hollywood, el actor que había trabajado en Los exploradores, Colmillo blanco, La sociedad de los poetas muertos y Viven, entre otras, logró representar al perfecto espécimen de la era grunge, con todos los miedos y dudas de la juventud escondidos detrás de una fachada de pesimismo intelectual, atendiendo el teléfono con un superado y shakesperiano "Hola, se ha comunicado con el invierno de nuestro descontento".
"Troy, mi personaje, atraía por su incapacidad para caerse bien a sí mismo –dijo Hawke a The Guardian, recordando Generación X–. Hay mucha gente joven inteligente, que tiene una tremenda perspicacia para darse cuenta de las falsedades que la rodean pero no pueden perdonarse a sí mismos. Fue muy raro lo que pasó después: me encontraba constantemente con gente que pensaba que yo era un creído. Pensaban que era como Troy y realmente no les caía bien".
El elenco principal se completaba con Stiller, en el papel de un yuppie que empieza a salir con Lelaina y la ayuda a llevar a su documental a la pantalla de un canal de música claramente inspirado en MTV. También está Steve Zahn como Sammy, uno de los amigos del grupo que es gay y toma coraje para contarle a su madre sobre su identidad sexual. Jeanene Garofalo se robaba la mayoría de las escenas en las que aparecía como Vickie, la amiga y roomate de Lelaina, un espíritu libre que tiene un cuaderno con la larga lista de hombres con los que tuvo sexo, ama la música y se gana la vida trabajando en Gap. Su personaje enfrenta la posibilidad de estar infectada con VIH y el momento de confesión de su miedo frente a Lelaina demuestra el talento de Garofalo para reflejar vulnerabilidad manteniendo un pie en la comedia al hacer referencia a un hito televisivo de la época, Melrose Place.
Fue también Garofalo quien le aportó alegría a una de las escenas más recordadas de la película: cuando las dos chicas y Sammy bailan "My Sharona" en una estación de servicio, mientras Troy se mantiene al margen. Según ella misma lo confesó, la chispa que se ve en la pantalla estaba potenciada por algunos tragos del vodka que mantenía siempre frío en el freezer de su camarín.
El talento que contribuyó a hacer de Generación X una película que tuvo tanto impacto no estaba sólo frente a cámara. Stiller demostró ser un director inteligente, sentando las bases para el resto de una carrera como protagonista y realizador de El insoportable, Zoolander y Una guerra de película, entre otras. El actor contó con la inestimable colaboración como director de fotografía de un joven Emanuel "El Chivo" Lubezki, quien recién desembarcaba en Hollywood desde México y todavía ni soñaba con ganar tres veces el Oscar (por Gravedad, Birdman y El renacido).
Otro de los secretos del éxito de la película fue su banda de sonido, que se editó en CD, compuesta por temas de artistas que estaban de moda en esa época, algunos que sobrevivieron al olvido y otras que no, desde U2 y Lenny Kravitz hasta Crowded House y Me Phi Me. Los temas principales de la película fueron el hit retro "My Sharona", de The Knack; la versión reggae del tema de Peter Frampton "Baby, I Love Your Way", a cargo de Big Mountain; y la balada "Stay (I Missed You)", de Lisa Loeb, una cantautora que fue incluida gracias a la mediación de Hawke, amigo de ella y director del video de la canción que estuvo en constante rotación en MTV.
Generación X se estrenó durante el festival de Sundance y un mes más tarde llegó a los cines de los Estados Unidos. Las críticas fueron desparejas y no tuvo un gran éxito comercial, quedando en el puesto 63 de la taquilla norteamericana de 1994. Sin embargo, su impacto cultural fue significativo. Logró quedar para siempre como la película que captó la esencia de una generación que fue mirada con rechazo por sus mayores en los 90 y ahora recuerda esa época con melancolía.
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