Corazón loco: Gabriela Toscano y Soledad Villamil, dos actrices unidas por el cine
La oficina sin ventilación, con luz de tubo y sin decoración, más allá de un armario más utilitario que bello, ahora, en el recuerdo, se nos aparece perfecta. Porque estábamos sentadas alrededor de una mesa, cada una con su café o vaso de agua, hablando sin darle mayor relevancia a esa cercanía, a compartir el espacio por un rato.
"Era hermoso", dice Gabriela Toscano y claro, no se refiere solo a aquella entrevista realizada con LA NACION los primeros días de marzo en un espacio cómodo, pero sin nada especial en un rincón de eltrece. Sino también a aquel tiempo en que la posibilidad de que Corazón loco, la película que protagoniza junto a Adrián Suar y Soledad Villamil, no se pudiera estrenar en cines en la fecha anunciada era impensable. Pero se sabe lo que sucedió. Una postergación de marzo a agosto con la ilusión de que para ese entonces las salas de cine estuvieran habilitadas y luego el anuncio de que el film dirigido por Marcos Carnevale se estrenaría en Netflix en septiembre.
"Lo hablamos muchos con Soledad porque en su momento fue devastador. Estábamos listas y preparadas con nuestros vestidos para la premiere y nos dicen: 'No, la película no va ir al cine. No vas a poder verla con tus amigos en pantalla grande'. Todo a una semana del estreno. Fue un poco duro. Y a medida que iba pasando el tiempo no sabíamos qué pasaría. Cuando nos hablaron de la posibilidad de que estrenara en Netflix charlamos y llegamos a la conclusión de que está bueno que la película se vea. Y que se vea en tantos lugares del mundo. Soledad, me dijo algo que me quedó muy presente: el trabajo de uno se tiene que ver y no tiene que envejecer", explica Toscano ahora por vía telefónica y por otra línea Villamil completa la idea. "Me parece que hay un timing para estas cosas. Con esta película todo venía a un ritmo bárbaro, como por un tubo, desde el rodaje hasta marzo y de repente se frenó todo. El estreno tradicional no quitaba que luego llegara a Netflix en la segunda venta de exhibición en las salas. En esta situación claramente estamos perdiendo algo, el cine, pero también hay algo del timing de un estreno... Desde marzo salgo de mi casa y veo la publicidad callejera de la película".
Y entre las postergaciones, la opción del estreno a través de la plataforma de streaming y su llegada global, la decisión de lanzar la película en Netflix habilitó el ejercicio de considerar el nuevo modelo de distribución al que obligó la pandemia y reflexionar sobre el estado de la industria que debían hacerse tarde o temprano.
"El otro día hablaba con un amigo y decíamos que estamos como surfeando una ola gigante que recién se está formando, no sabemos qué pasará cuando rompa ni en qué estado llegaremos a la orilla. Es un momento preguntarse cosas sobre el cine, las plataformas, cómo se va a financiar el cine argentino y esta paradoja de que ahora estamos todos parados pero al mismo tiempo se consume más contenido audiovisual que nunca. Son todas preguntas de las que nuestro sector va a tener que ocuparse para darnos un futuro no solo de consumidores sino también de productores. Porque hay una necesidad de ver ficción y de ver ficción propia. En mi casa ahora estamos revisitando los episodios de Los Simuladores y aunque puedo ver mil series de todo el mundo y me encantan, cuando miro una hecha acá hay un montón de cosas que me conmueven de una manera muy distinta. Cada país habla desde su cultura y tenemos que seguir manteniendo esa usina", dice Villamil con una intensidad que le prestó o compartió con Vera, su personaje en Corazón loco.
En la película Fernando Ferro (Suar) es un hombre aparentemente feliz. Muy feliz y enamorado, según él. Un estado de gracia que esconde un secreto: Fernando es bígamo. Su vida está dividida entre su hogar con Paula (Toscano) y sus dos hijas adolescentes en Mar del Plata y su casa en la ciudad de Buenos Aires con Vera (Villamil) y el pequeño hijo de ambos.
Convencido de que encontró la fórmula del matrimonio(s) perfecto Fernando tiene todo pensado y calculado hasta que Paula, su pareja desde la adolescencia, descubre el engaño y se pone en marcha un plan que une a las mujeres en busca de venganza. Aunque tal vez no con la misma medida. Mientras Paula se desarma cuando el andamiaje de la pareja eterna se vacía de contenido, Vera ve todo rojo y quiere sangre.
"Al encarar la historia como actriz uno se pone en lugar del personaje y lo trabaja desde ahí para que el cuento sea verosímil y tenga sustento. Poniéndome en la piel de Vera entiendo su gran desilusión y frustración y la violencia que, por sus características, le genera haber sido engañada de esa manera. Para Vera tiene mucho valor el laburo, la carrera, el ser exitosa y un anhelo de control de su vida y la de su familia. Cuando se entera de lo que pasa es como si fuera un camión a 180 kilómetros por hora que choca contra la pared", repasa Villamil que en la ficción es una médica reconocida, una mujer de mundo que no puede creer que ella, justo ella, se convirtió en la víctima de un engaño.
En el proceso de producción de la película, antes del rodaje, Carnevale les propuso a los actores ensayar para desarrollar en ese proceso el vínculo entre los personajes y sus lugares en la historia. "Creo que en ese trabajo previo fuimos tomando los puntos de inflexión de la historia. Eso nos sirvió para armar la relación entre nuestros personajes y con Adrián como actores y así se fue encontrando el tono de la película. Esa combinación entre comedia y drama que en ciertas instancias roza el thriller", explica Toscano que además es la encargada de jugar muchas de las escenas de humor físico que tiene la película.
"El relato empieza como una comedia y después la trama se pone más densa pero es tan extremo lo que sucede que llega a ser disparatado. Esa ida y vuelta forma parte de la narración de la película", detalla Villamil. Para ambas actrices, el público se identificará con una o con la otra y las diferentes formas en las que encaran la bomba que les estalló en el living de su casa.
"Me parece que la película va a sorprender porque hablamos de la historia de un bígamo, pero también de lo que hacen sus mujeres con esto que les pasa. Estamos en un gran proceso de cambio en relación al lugar de la mujer que tiene muchas décadas y nos va a llevar, creo, a otro lugar. Por ahora somos contemporáneos de un gran cambio que todavía no se asentó, pero que influencia a los que escriben, a los que actuamos, al público. ¿Interesa ver a dos amigos que bananean porque son dos langas mujeriegos? ¿O es más atractivo ver lo que les pasa a estos tres personajes que están envueltos en este tema que por momentos suena a comedia, pero que toca la tragedia referida a la identidad, a las apariencias, a quienes somos realmente frente a lo que creemos que somos?. Esas incógnitas que se abren hablan también de los que hacemos cine, de los que ven cine, y de qué estamos reflejando y consumiendo en la sociedad de hoy", dice Villamil.
Más allá de las preguntas que los espectadores que vean la película en Netflix desde el miércoles puedan hacerse, lo cierto es que después del largo derrotero del film para llegar a estrenarse, su llegada a la plataforma también resulta una buena noticia para todos los involucrados en ella. "Está bueno tener un poco de alegría con un trabajo que uno hizo porque es muy duro todo lo que estamos pasando todos. Es un alivio que se vea nuestro trabajo y el del enorme equipo que participó de la película, muchos de ellos ahora sin trabajo. Que se vea lo que hicimos da un poco de felicidad", concluyó Toscano.
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