Freaks, la película protagonizada por "fenómenos" que generó revuelo y censura
Freaks (conocida como Fenómenos en Latinoamérica) es, sin dudas, una de las películas de Hollywood más controvertidas de todos los tiempos. Estrenada en 1932 y dirigida por el estadounidense Tod Browning, narraba una historia de amor, traición y venganza protagonizada por una trapecista y un enano de circo. Pero su particularidad no residía tanto en haber sido filmada entre los carromatos y carpas del mundo circense, sino en haber contado en su elenco con decenas de personas con discapacidades físicas e intelectuales, la mayoría de ellas salidas de los "freak shows" que aún formaban parte del paisaje cultural de los Estados Unidos.
La película no sólo causó gran revuelo al estrenarse en su país, sino que en otros, como el Reino Unido, estuvo prohibida durante 30 años. Para Browning, quien hasta ese entonces había cosechado unos cuantos éxitos en el cine mudo de la mano de estrellas como Lon Chaney y en 1931 había lanzado a la fama a Bela Lugosi con Drácula, significó el declive de su carrera: siete años después del estreno de Freaks, se retiraba del cine.
La película volvió a ser rescatada por la contracultura de los 60, a lo que contribuyó en gran parte su exhibición en el Festival de Cine de Venecia en 1962, el mismo año en que moría Browning.
Sin embargo, el debate que inauguró Freaks sigue vigente. ¿Fue una película estigmatizante que sacó provecho de las discapacidades de sus actores para montar un espectáculo cinematográfico? ¿O fue, quizá, uno de los primeros intentos de Hollywood por abrazar la diversidad?
El nacimiento de un mito cinematográfico
En primer lugar, vale preguntarse cómo fue posible que uno de los grandes estudios de Hollywood, la MGM, se animara a filmar una película tan radicalmente distinta a todo lo que se había visto hasta entonces en el cine. Para encontrar una respuesta hay que remitirse al boom del cine de terror de los años 20 y 30, en el que Universal, que venía de filmar con éxito películas como El jorobado de Notre Dame (1923) y El fantasma de la ópera (1925), con Chaney; así como el Drácula, de Lugosi y el Frankenstein (1931) de Boris Karloff, llevaba la delantera.
Freaks buscaba ser la respuesta de MGM a los éxitos de Universal y fue concebida y promocionada como una película de terror, aunque finalmente resultara ser, más bien, un oscuro melodrama. Además, el productor de MGM Irving Thalberg tenía una fe casi ciega en Browning después del éxito que éste había logrado con Drácula en Universal. Fue así como Browning le propuso llevar a la gran pantalla el cuento "Spurs", de Clarence Aaron Todd Robbins, acerca de un enano de circo francés que se enamoraba perdidamente de una domadora de caballos. A pesar de lo poco convencional del argumento, Thalberg aceptó.
En la película de Browning, el protagonista no es francés sino alemán y se llama Hans. Comprometido con la pequeña Frida, es seducido con insistencia por la trapecista, Cleopatra, cuando ésta se entera de que recibirá una cuantiosa herencia. El plan urdido por Cleopatra junto a su amante, el forzudo Hércules, es simple: casarse con Hans y quedarse con su dinero. Sin embargo, durante la celebración de la boda, el engaño salta a la luz y Hans es humillado públicamente por Cleopatra, quien se pasea con el diminuto hombre a cococho por la fiesta. Es entonces cuando los "fenómenos" de circo que dan nombre a la película deciden, bajo el imperativo categórico de "Ofende a uno y ofenderás a todos", vengar a Hans. Para ello pergeñan un plan que culminará con el asesinato de Hércules y la mutilación de Cleopatra.
El mundo del circo le era familiar a Browning: de adolescente se había escapado de su casa para sumarse a un espectáculo itinerante, donde había actuado como payaso, mago y hasta "cadáver viviente" (un particular numerito en el que simulaban su entierro y posterior resurrección). De hecho, su pasión por el mundo circense ya había quedado plasmada en películas previas junto a Chaney como The Unholy Three (El trío infernal, 1925, que luego tuvo su versión sonora en 1930) y The Unknown (Garras humanas, 1927).
Por su parte, la débil salud de Thalberg, apodado "The Boy Wonder" por las habilidades que demostró desde muy joven como productor, pudo haber jugado en favor de Browning y su proyecto. Aquejado por problemas del corazón y otras afecciones desde muy joven, el productor estrella estaba seguro de que no llegaría a los 30 años (murió a los 37). Es posible que, por eso mismo, sintiera cierta empatía hacia aquel elenco de personas que lidiaban a diario con dificultades psíquicas o motoras.
Un elenco diverso
Reunir al elenco de la película no fue nada fácil: al parecer los productores sondearon a Mirna Loy para hacer de Cleopatra y a Jean Harlow para interpretar a Venus, la amiga adiestradora de focas de Frida, pero ninguna de ellas quiso sumarse. Es así como los papeles principales terminaron quedando en manos de actores de perfil algo más bajo, como la rusa Olga Baclanova y Leila Hyams, respectivamente, así como Henry Victor en el papel de Hércules y Wallace Ford como el payaso Roscoe, el novio de Venus.
Hans, en tanto, fue interpretado por Harry Earles, con quien Browning ya había trabajado en The Unholy Three y que, según algunos historiadores, fue quien le alcanzó "Spurs" a Browning con la esperanza de conseguir otro papel a su medida (Earles también actuaría más tarde como uno de los munchkins bailarines de El mago de Oz). En realidad, el verdadero nombre de Harry Earles era Kurt Schneider y formaba parte de una familia de artistas alemanes de pequeña estatura que actuaban juntos bajo el nombre de "Los muñecos bailarines"; entre ellos se encontraba su hermana Daisy, conocida como "la Mae West enana", quien en la película interpreta a su prometida Frida.
Una vez asegurado el elenco principal, faltaba conseguir una gran cantidad de actores para que le pusieran el cuerpo a los "fenómenos" de circo. Si bien en la mayoría de los casos éstos no tuvieron mayor peso narrativo en la película y su actuación se resumió a breves apariciones en las que demostraban sus "habilidades" –como la de la mujer sin manos, que come con los pies-, constituían gran parte del atractivo del film, por lo que Browning se abocó intensamente a su búsqueda en los circos y ferias de la época.
De todos ellos, uno de los pocos que tuvo una carrera prolífica fue Angelo Salvatore Rossitto (también conocido como Little Mo o Angelino), el pequeño hombre que, en la escena de la fiesta de casamiento entre Cleopatra y Hans, baila sobre la mesa con un enorme copón cantándole a la novia junto a los demás miembros del circo: "¡La aceptamos, ahora es una de nosotros!". De esta forma, desata la ira de Cleopatra, quien en uno de los momentos más dramáticos de la película revela su engaño al gritar enajenada: "¡Váyanse de acá, freaks! ¡Me dan ganas de vomitar!".
Aunque medía menos de 90 centímetros, Rossitto rodó más de 70 películas (entre ellas Mad Max 3, junto a Mel Gibson) y fundó la asociación Little People of America para defender los derechos de los actores de baja estatura.
Por su parte, el joven Johnny Eck, al que le faltaban las piernas, gozaba de cierta fama previa en el mundo circense por las rutinas que hacía junto a su hermano gemelo Robert (que tenía sus dos piernas) en el Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus.
Sin embargo, quienes hayan visto Freaks probablemente recuerden la participación de Príncipe Randian, conocido en su época como "El torso viviente", un hombre al que le faltaban las cuatro extremidades. Si bien Randian no tiene ninguna línea de diálogo en la película, protagoniza una impactante escena en la que se lo ve armar y encender un cigarrillo usando tan sólo su boca.
Las hermanas siamesas Daisy y Violet Hilton merecen un capítulo aparte: nacidas en Brighton en 1908, abandonadas por su madre, y exhibidas y explotadas por sus adoptantes como fenómenos de feria, una vez emancipadas llegaron a convertirse en una famosa pareja de vodevil y eran las que gozaban de mayor estatus artístico cuando llegaron al rodaje. Tal es así que fueron las únicas, junto a los hermanos Harry y Daisy Earles, que pudieron seguir almorzando en los comedores del estudio junto al resto del elenco considerado "normal" después de que los empleados de MGM pidieran a los directivos que los "fenómenos" comieran afuera. Varias fotos de la época, en las que se los ve sentados en largas mesas de madera al aire libre, dan testimonio de ello.
El que al parecer no las hizo sentir tan bien fue el escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald, quien, según cuenta la leyenda, se las encontró en el comedor cuando trabajaba en el departamento de guión de MGM y salió corriendo horrorizado cuando le pareció notar que una de ellas comprendía lo que la otra leía en el menú.
También formaron parte del elenco Peter Robinson, conocido como "El esqueleto humano", Minnie Wolsey, "La mujer pájaro" (quien salía a los escenarios con un atuendo de plumas y probablemente tuviera una enfermedad genética conocida como síndrome de Seckel), y dos mujeres sin brazos: Frances O´Connor ("La Venus de Milo viviente") y Martha Morris ("La maravilla sin brazos").
A ellas se sumaron Josephine-Joseph, que se presentaba al público como mitad hombre, mitad mujer (no está claro si era realmente una persona intersex o simulaba serlo), Simon Metz, "Schlitzie", quien tuvo cierta fama en las ferias como "El eslabón perdido", y las hermanas Jeannie Lee y Elvira Snow, todos ellos con microcefalia. Además formó parte del rodaje Jane Barnell, quien trabajaba como mujer barbuda de circo bajo el nombre de "Madame Olga"; fue ella, justamente, la que más renegó durante toda su vida de haber participado de la película.
¿Abrazo a la diferencia o burla?
Y finalmente llegó el día: Freaks tuvo su estreno mundial el 28 de enero de 1932 en San Diego, Estados Unidos. Debido a las reacciones negativas del público en las funciones de testeo, Thalberg había mandado reducir la versión original de 90 a 64 minutos. Esa media hora extra se considera actualmente perdida y al parecer se vio sólo en la función de San Diego. Para cuando se proyectó en febrero en Los Angeles –el mismo mes en que se estrenó en Argentina—, ya estaba recortada.
De hecho, en la versión original, algo más truculenta, Hércules terminaba cantando con voz de soprano en el circo tras haber sido castrado por los "freaks". En la versión que llegó a nuestros días, Hércules es acuchillado por los amigos de Hans, quienes en una noche de lluvia torrencial avanzan hacia él en cuatro patas entre las ruedas de los carromatos (algunos de ellos, como Randian, reptando por el barro). Por su clima amenazante, esa es, quizá, la única escena de terror propiamente dicha de la película. En tanto, el espantoso destino de Cleopatra es revelado en la escena inmediatamente posterior, cuando la cámara la muestra mutilada por sus compañeros de circo, convertida en lo que un presentador de ferias describe como "la más sorprendente monstruosidad viviente de todos los tiempos": una mujer con cuerpo de ganso que grazna igual que el plumífero. Para darle un final más dulce a la película, se añadió una última escena, en la que Frida, acompañada de Venus y Roscoe, va buscar a Hans, quien vive recluido en su mansión, para confesarle entre sollozos y caricias: "No llores, mein Liebchen…Te amo".
La recepción del film fue desigual: mientras en algunas ciudades de Estados Unidos se lo prohibía o censuraba –nadie quiso exhibirlo en San Francisco-, en otras, como Houston, Boston u Omaha, fue un éxito. Finalmente, el estudio lo sacó de circulación por considerarlo demasiado problemático y se lo vendió a Dwain Esper, quien se dedicó a proyectar la película en ferias ambulantes de Estados Unidos con la terrible leyenda "Errores de la naturaleza". En el Reino Unido fue prohibido por el British Board of Film Classification durante 30 años, una de las prohibiciones más largas en la historia británica, por considerar que "explota por razones comerciales a las personas deformes que asegura dignificar".
Pero, ¿fue realmente así? Si bien Browning sentía fascinación por los "fenómenos" y hay escenas bastante incómodas –como la del baile de Wolsey agitando su atuendo de "mujer pájaro" sobre la mesa en la noche de la boda—, lo cierto es que Browning se animó a mostrar en la gran pantalla a un grupo de personas que habitualmente no formaban –y siguen sin formar— parte del cine. Los pequeños hermanos Earles tenían, sin ir más lejos, papeles relevantes como Hans y Frida.
Además, Browning mostró a sus personajes como individuos con pulsiones y sentimientos como cualquier otro: Hans es un hombre que no limita su deseo a lo que la sociedad le impone, mientras que "El hombre esqueleto" y "La mujer barbuda" celebran junto a sus compañeros de troupe el nacimiento de su pequeña hija. El film incluso tiene margen para la picardía sexual, como la escena en que una de las siamesas, Daisy, parece disfrutar los besos que su hermana Violet recibe de su novio o aquella en la que Roscoe le dice en broma a Hércules cuando es observado con interés por Josephine-Joseph: "Me parece que a ella le gustás, pero a él no".
Hans es también mucho más refinado y elegante que sus compañeros quienes, a diferencia de él, que se pasea en saco y corbata, andan por ahí en musculosa. Además, es el único caballero auténtico de la película. Cuando éstos le hacen una broma subida de tono a Cleopatra, los insulta indignado en el idioma de Goethe: "¡Cómo se atreven a hablarle así a una mujer! ¡Ustedes pertenecen a la calle, bajos y sucios cerdos!".
Por otra parte, los verdaderos villanos de la película son Hércules y Cleopatra, los supuestamente "normales". La moral de Freaks –y con ella, probablemente, la de de Browning- parece quedar explicitada al principio del film, cuando el presentador de la feria que exhibe a Cleopatra convertida en mujer ganso afirma: "No les mentimos señores. Les dijimos que teníamos monstruosidades vivas y respirando. Se reirán y burlarán de ellas. Sin embargo, sólo la casualidad del nacimiento ha hecho que ustedes no sean como ellas".
Temas
Otras noticias de Detrás del rodaje
Más leídas de Cine
Con ojos norteamericanos. Gaucho gaucho es un atípico acercamiento a la vida rural en el Norte argentino
Una edición austera. Mar del Plata, una ciudad casi ajena al Festival de Cine que está por comenzar
Uno de los films musicales más influyentes. El regreso de la icónica película de Demme sobre Talking Heads y por qué hay que correr a verla
Hugh Grant, en su veta más malévola. El actor es lo mejor de este film de suspenso entretenido y bien realizado