Forrest Gump: el film millonario que se convirtió en un inexplicable fracaso
El año 1994 sería muy fructífero para Hollywood. Sueños de libertad y Jurassic Park dominaban la taquilla, mientras desde los márgenes de la industria un joven llamado Quentin Tarantino se imponía gracias a Tiempos violentos. Y en una cartelera de gran variedad irrumpía un film que se convertiría inesperadamente en el favorito de los espectadores: Forrest Gump.
La película cuenta la vida de un joven que se convierte en un inesperado emblema para su país. Y si bien fue un verdadero éxito, la historia de su realización esconde varios cambios de planes y un posible fraude que cambió las reglas del juego en la meca del cine.
Un film al que todos le decían "no"
Pocos productores consideraban que la novela Forrest Gump, escrita por Winston Groom y publicada en 1986, podía ser material idóneo para un largometraje. La saga del joven Gump era ambiciosa, transcurría a lo largo de varias décadas y en ella aparecían diversas figuras históricas. Pero a comienzos de los noventa el productor Wendy Finerman consideró que llevar a la pantalla esa historia era un desafío que valía la pena intentar. Warner Bros, que tenía los derechos de la novela, los cambió por los de Momento crítico, ya que consideraban que Forrest Gump podía ser similar a Rain Man, y que el público no estaba interesado en otro relato similar. De esta forma entró en el juego Paramount, que aceptó formar parte del proyecto.
Con respecto al rol principal, el nombre de Tom Hanks surgió luego de un largo camino. Fueron tres los actores que declinaron protagonizar el largometraje: Bill Murray, Chevy Chase y John Travolta. Por su parte, Winston Groom insistía con John Goodman, la estrella a la que tuvo en mente durante el proceso de escritura del libro. Jodie Foster, Nicole Kidman y Demi Moore también rechazaron interpretar a Jenny, la atormentada amiga de Gump. Sin estrellas apalabradas, el productor también sufría la negativa de otros directores que no se mostraban interesados en dirigir la pieza, como Terry Gilliam y Barry Sonnenfeld.
Luego de decenas de negativas de actrices, actores y directores, finalmente apareció Robert Zemeckis. El cineasta de la trilogía Volver al futuro se involucró en el proyecto y una de sus primeras decisiones fue la de anular una gran cantidad de efectos visuales que Eric Roth había incorporado al libreto y que resultaban demasiado caros de realizar. En una entrevista, el guionista reconoció: "Creo que en algunos aspectos tiré mucho de la soga. Yo siempre detallaba que Jenny lucía unas alas de ángel y eso era mucho. El teniente Dan también tenía sobre su cabeza un nubarrón, como si estuviera a punto de llover. Había como una docena de esos efectos, creo que me excedí y cuando comencé a hablar con Bob Zemeckis, me dijo que muchas de esas cosas eran demasiado". Mientras intentaban decidir en qué debían gastar el dinero de los efectos, sobre el proyecto aún sobrevolaba la incógnita más importante: ¿quién iba a interpretar a Forrest Gump?
Tom Hanks, el actor que trabajó gratis
Para Robert Zemeckis era una obviedad el actor ideal para Forrest: ese era Harry Anderson. Pero el protagonista de Dave´s World no pudo aceptar el papel porque estaba comprometido con su trabajo en esa sitcom y así quedó todo preparado para que entrara en escena quien en ese punto no era ni el plan B, ni el C ni el D... ¡sino el Z!, Y ese era Tom Hanks. El actor que había terminado de filmar Filadelfia (y que le valdría su primer Oscar, con lo que se convertiría en un artista de prestigio casi de la noche a la mañana), se mostró entusiasmado por ponerse en la piel de Forrest Gump luego de leer la mitad del guion. Pero la producción le propuso un trato arriesgado y era que su sueldo iba a provenir exclusivamente de las ganancias generadas por la pieza, por lo que técnicamente su trabajo en el film no iba a ser remunerado.
A bordo del proyecto, Hanks resolvió que el acento de su personaje era uno de los aspectos más importantes que debía trabajar y, luego de coquetear con la posibilidad de un tono sureño, tomó una decisión original: basar su habla en la del joven Michael Conner Humphreys, que personificaba la versión infantil de Gump. Pero, sin lugar a duda, uno de los mayores aportes de Hanks al personaje fue la popular frase "mi nombre es Forrest Gump, la gente me llama Forrest Gump", una línea de diálogo totalmente improvisada que a Zemeckis le pareció tan buena que decidió dejarla.
Mientras tanto, el elenco se completaba con la llegada de Robin Wright en el papel de Jenny, Sally Field como la madre del protagonista y el desconocido Mykelti Williamson como Bubba (en un rol para el que hizo casting el rapero Tupac Shakur). La última gran incorporación fue Gary Sinise como el teniente Dan. Sinise intentó otorgarle verosimilitud a su personaje y para estudiar qué significaba para un hombre el haber estado en Vietnam se basó en la experiencia de su cuñado que era veterano de esa guerra, y a quien le pidió prestado el collar que su personaje utiliza en varias escenas. Se trata del collar que lleva la inscripción "protégenos en combate".
Obsesión por la precisión
Al momento de firmar el contrato, Tom Hanks solo exigió una condición: el film debía ser extremadamente respetuoso de los sucesos históricos retratados, un ingrediente clave para comprender la relevancia de Forrest en la mirada que el largometraje tiene sobre los Estados Unidos. A lo largo de la película aparecen numerosas figuras de la historia política y cultural de ese país, de Elvis Presley (cuya voz fue anónimamente interpretada por Kurt Russell) a John F. Kennedy y John Lennon.
Uno de los cameos que a último momento decidieron descartar fue el que involucraba a Martin Luther King. Según recuerda el guionista, la escena estaba centrada en cómo Gump evitaba que un grupo de perros atacara al activista, y sobre eso dijo: "Jenny y Forrest se encontraban caminando por un muelle. De golpe escuchan voces y se cruzan con la marcha de Selma (...). Era un momento tierno, pero quizá un poco irrespetuoso".
A pesar de mantener una gran seguridad al frente del proyecto, hubo una escena en particular que no dejaba de generar dudas en la mente de Zemeckis y esa era la del discurso de Forrest en Washington. El guionista confesó en una entrevista que ese fragmento del libreto no terminaba de entusiasmar al director: "A Zemeckis no le gustaba el discurso que Forrest pronunciaba cuando le daban el micrófono en esa escena. Necesitábamos que dijera algo más divertido e importante. Intenté que fuera más gracioso e incluso le pedí ayuda a unos comediantes. Lo consulté con Billy Crystal y con Robin Williams, pero no se nos ocurría nada. Entonces intenté escribir un discurso grandilocuente sobre el patriotismo y Vietnam, pero tampoco funcionaba. Luego Zemeckis tuvo la idea de que simplemente cuando Forrest comenzara a hablar al micrófono lo desenchufaran". Una solución perfecta que sirvió de prólogo a una de las escenas más emotivas de la película.
Un fracaso que ganó más de seiscientos millones
El 6 de julio de 1994, Forrest Gump llegó a los cines de los Estados Unidos. Si bien la crítica en su mayoría se mostró a favor, hubo algunas voces en contra que consideraban al título un recuento tibio de algunos importantes sucesos de la historia de ese país (en ese sentido, resulta inolvidable la feroz crítica que hizo John Waters de Forrest Gump en el marco de su película Cecil B. Demente). Y mientras en televisión se debatía si la película tenía o no un mensaje político, o si la figura de Jenny era una reaccionaria mirada hacia un modo de vida libre, el público de forma casi unánime se enamoró de esa historia. De una inversión de 55 millones, al largometraje solo le tomó dos meses recaudar 250 millones en entradas vendidas, coronando a Zemeckis como el rey de la taquilla. Hanks, cuyo sueldo salía justamente de las ganancias, obtuvo un suculento salario de cuarenta millones de dólares, pero a pesar de esos extraordinarios números, hubo alguien que se convirtió en el gran perdedor.
Por los derechos de su novela, el escritor Winston Groom cobró 350.000 dólares, pero la ganancia más suculenta iba a estar en los "beneficios" que produjera la obra, de los cuales le correspondía un tres por ciento. En una película que rápidamente ganó tantos millones, los números para Groom prometían ser de lo más favorables. Pero él no cobró ni un centavo de eso, porque según el estudio, el film no generó ganancias que pudieran cubrir sus honorarios extra.
A través de una maniobra conocida como Hollywood Accounting, Paramount y los productores no le pagaron a Groom un solo centavo. Ese caso generó un notable revuelo en la industria y sentó un precedente con respecto a algunas políticas abusivas de los grandes estudios. Hollywood Accounting es una estrategia que suele utilizarse para inflar números de producción, distribución y publicidad, con el fin justificar unas pérdidas incomprobables en las que se amparan para negar el pago de regalías a artistas involucrados en la realización de un film. De esa manera, Paramount argumentó que algunos gastos fueron tan elevados, que Forrest Gump se había convertido en un fracaso comercial, algo que era un verdadero sinsentido ya que había recaudado casi setecientos millones a nivel mundial.
Groom llevó el caso a la corte y en la primera audiencia, un juez resolvió que los números presentados tenían validez y que el error del guionista tuvo que ver con aceptar que su porcentaje de ganancias saliera de los "beneficios" del largometraje. Steven Spielberg, un tiburón para este tipo de temas, siempre fija sus ganancias a partir no de los beneficios, sino de "las entradas vendidas", un tecnicismo que a Groom le hizo perder millones de dólares, y que lo convirtió en uno de los casos más emblemáticos sobre las grandes productoras y sus turbios manejos.
Un tiro de suerte
Poco tiempo después del estreno del largometraje, los productores empezaron a fantasear con la idea de una secuela. Winstom Groom publicó en 1995 una segunda parte de su novela, titulada Gump & Co. que los estudios querían adaptar, pero los obstáculos eran varios, ante todo porque Tom Hanks se negaba a filmar una secuela de una película que hubiera protagonizado (una regla que rompió en dos oportunidades: para la saga Toy Story -por suerte- y para la continuación de su personaje en el film Código Da Vinci -por desgracia-). Pero el paso del tiempo terminó por enterrar el proyecto, aunque oficialmente se encuentre en carpeta desde hace veinte años.
En una entrevista llevada a cabo por USA Today cuando el film cumplió veinte años, Tom Hanks y Robert Zemeckis charlaron sobre Forrest y más interesante aún, sobre cuál pudo haber sido el futuro del personaje. El actor se divirtió pensando en que el personaje probablemente hubiera conocido a Marck Zuckerberg para sugerirle lo siguiente: "Algo divertido podría ser tener un libro con los rostros de las personas que son tus amigos", mientras que Zemeckis remató que Forrest seguramente hubiera sido clave en la captura de Bin Laden.
Con más de veinticinco años a cuestas, Forrest Gump es una pieza clave del cine de los noventa. La universalidad de su historia caló profundo en el público y la calidez que Tom Hanks le imprimió al personaje lo terminaron de coronar como un monstruo sagrado de Hollywood. El éxito del largometraje superó por mucho las expectativas más optimistas y la razón de su éxito, según el propio protagonista, fue "un tiro de suerte". Y eso mismo expresó en una entrevista: "Se trata de una película loca, y sin lugar a dudas única en su estilo. Y es una historia cuyos grandes momentos van a impactarte de manera distinta dependiendo del momento en el que la veas".
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