Festival de Mar del Plata: con un invitado extranjero que captó toda la atención y un estreno vertiginoso, el inicio tuvo más cine que política
En sus primeras horas, el encuentro dejó a la vista su apuesta por títulos que empiezan a sonar fuerte alrededor de la próxima temporada de premios; casi al mismo tiempo comenzó la muestra Contracampo, con convocantes films argentinos
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MAR DEL PLATA.- Las películas tienen un poder mucho más fuerte y elocuente que las palabras. Es la primera conclusión que puede extraerse de lo ocurrido apenas se puso en marcha formalmente en la mañana de este viernes el festival de cine número 39 en la historia de esta ciudad con las primeras proyecciones de las distintas secciones competitivas y paralelas.
El ruido político que venía acompañando toda la etapa inmediatamente previa al comienzo de la muestra apenas se notó en este primer tramo. El festival empezó a moverse con el mismo ritmo pausado y austero de la ceremonia inaugural del jueves por la noche, pero tuvo al menos una curiosidad digna de ser destacada.
Casi a la misma hora que Jason Reitman, figura reconocida del cine norteamericano, miembro del consejo directivo (Board of Governors) de la Academia de Hollywood y autor de películas de alto presupuesto (las últimas dos de los Cazafantasmas) y celebrados films independientes, dialogaba con el público y con uno de los directores artísticos del festival, Gabriel Lerman, tras la primera proyección de Saturday Night (seleccionada en la competencia internacional), comenzaban a unos 400 metros las funciones de Contracampo, la muestra paralela de cine argentino programada a modo de pronunciamiento crítico de la política cultural del Gobierno y de la actual gestión del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
“Lo que estamos haciendo en Contracampo es una muestra paralela y a la vez una acción política. Venimos trabajando desde hace tres meses en el armado de una programación que exprese el panorama heterogéneo y representativo del cine argentino en los últimos años”, dijo a LA NACION el realizador Lautaro García Candela, uno de los integrantes de esta organización que se presenta como horizontal y autogestiva, y en principio no tiene previstas otras actividades fuera del activo papel que lleva adelante (32 funciones y varias mesas redondas y espacios de discusión) en forma paralela al festival.
García Candela dice que Contracampo jamás se concibió como una suerte de contrafestival. “Nunca usamos esa palabra y de hecho no nos gusta, entre otras cosas porque apoyamos a todo el cine argentino que participa este año de las competencias oficiales. Tampoco quisimos manejar la lógica de los festivales organizando funciones por ejemplo como premieres mundiales, aunque de hecho algunas de las películas que vamos a presentar tienen esa característica”, agregó.
También recordó los orígenes de un movimiento que nació de la incomodidad que varios cineastas expresaron frente a una posible participación en Mar del Plata 2024. Dijo que no querían convalidar algo “que atenta contra la diversidad estética que por muchos años caracterizó a este festival”. Y destacó que varios grupos y espacios colectivos de la industria audiovisual local tuvieron “la misma idea al mismo tiempo” de crear un espacio alternativo.
“Me hubiese gustado –completó García Candela- que todo esto no pasara. Por eso pensamos esta muestra desde nuestro lugar de espectadores de muchos años del festival de Mar del Plata. La pregunta que me hago es si el año que viene va a haber películas argentinas acá”. En la apertura de Contracampo, la película más convocante durante la tarde del viernes fue Simón de la montaña, de Federico Luis.
Punto de contacto
Entre quienes llegaron hasta aquí para sumarse a las acciones de Contracampo se destacó desde este mismo viernes la presencia del historiador, coleccionista y responsable del área cinematográfica del Malba Fernando Martín Peña. En estos primeros tramos todas las actividades, oficiales y paralelas, vienen registrándose de manera muy tranquila y sin manifestaciones políticas. De hecho, en la ceremonia inaugural no hubo ni una sola expresión o discurso de ese tenor, y según pudo saber LA NACION, desde antes del comienzo del festival siempre estuvo abierto algún punto de contacto entre ambos sectores.
Mientras tanto, el festival dejó a la vista en su primer tramo la intención de acercar al público argentino por primera vez algunos de los títulos que empiezan a pisar fuerte en la próxima carrera por los premios más importantes de Hollywood y de la industria audiovisual. Es hasta ahora lo que suena alrededor de Saturday Night, una de las mejores películas de Reitman, que se sube a una verdadera montaña rusa de ritmo vertiginoso con un admirable control de la situación.
El director de La joven vida de Juno, Amor sin escalas y Tully se zambulle aquí en la recreación (narrada casi en tiempo real) de las horas previas al estreno del primer programa de Saturday Night Live, uno de los grandes hitos de toda la historia de la televisión estadounidense y a la vez semillero de los mejores comediantes de las últimas décadas, el 11 de octubre de 1975.
“Ver esta película es como la mejor taza de café que puede tomarse en el comienzo del día”, bromeó Reitman al presentar la película en la mañana de un día de clima excepcional (soleado y templado) en la costa atlántica. Contó que al decidir filmar la película en tiempo real (hay varios virtuosos planos secuencia que lo avalan) utilizó 85 micrófonos de manera simultánea. También reveló que Jon Batiste, responsable de la banda sonora y de la personificación del tecladista Billy Preston, grabó en vivo y durante el rodaje toda la música incidental.
Saturday Night es la crónica de esa enloquecida hora y media de ensayos previos al estreno, transmitido en vivo, de un programa de influencia extraordinaria que se apresta a celebrar sus bodas de oro. Allí aparecen el creador y productor general del programa, Lorne Michaels (Gabriel LaBelle), y algunos de sus primeros protagonistas: John Belushi (Matt Wood), Dan Aykroyd (Dylan O’Brien), Chevy Chase (Cory Michael Smith), Gilda Radner (Ella Hunt) y Andy Kaufman (Nicholas Braun). También se destacan en el elenco los veteranos Willem Dafoe y J. K. Simmons. A la vez, todavía es una incógnita el estreno de esta película en los cines argentinos luego de su paso por el festival.
En cambio, ya está confirmada para el 23 de enero la llegada a las salas locales de Emilia Pérez, representante francesa en la carrera por el Oscar y favorita al día de hoy para llevarse el premio en la categoría internacional. Luego de su primera proyección en la Argentina el jueves por la noche como film de apertura de la muestra marplatense (y un día antes de exhibirse, en el anochecer de este viernes, en la Semana de Cine de Cannes en Buenos Aires) el público argentino comprobó, entre otras cosas, por qué justamente Cannes otorgó a este film el premio a la mejor actriz de manera colectiva. Lo recibieron Karla Sofia Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gomez y Adriana Paz.
El mérito mayor corresponde por lejos a Saldaña, lo mejor de la película personificando a una abogada a quien un poderoso narcotraficante mexicano le pide ayuda para llevar a los hechos su decisión de cambiar de sexo. Una vez convertido en mujer (con el rostro de la actriz trans española Gascón) profundiza ese cambio consagrándose a la lucha contra la violencia hacia las mujeres mientras debe lidiar con lo que quedó de la propia en su vida anterior. Allí empieza a tallar el personaje de Gomez.
En una breve presentación grabada en video, las cuatro actrices advierten al público antes del comienzo del film que se encontrarán en la pantalla con algo que nunca vieron hasta ahora. La historia, sin dudas, tiene unos cuantos elementos originales ya que al tema propuesto se suma que estamos ante un musical hecho y derecho (hablado y cantado casi todo en español) con las connotaciones narrativas de un clásico culebrón televisivo que en varios tramos no le teme al ridículo.
Hay imágenes potentes y algunos momentos (sobre todo cuando aparece en el cuadro la inmejorable Saldaña) de enorme expresividad, junto a un tratamiento liviano y cuestionable en más de un sentido de temas muy complejos de tratar como las desapariciones forzosas y la violencia contra las mujeres en México. Esa ligereza resulta todavía más controvertida porque el veterano director francés Jacques Audiard (también autor del guión) los presenta con un visible subrayado como temas de importancia insoslayable.
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