Festival de Cannes: un día con los "gigantes" Terrence Malick y Werner Herzog
El mítico director estadounidense Terrence Malick con una película ambientada en Austria durante la Segunda Guerra Mundial, y el no menos venerado realizador alemán Werner Herzog, con un film rodado en el Japón contemporáneo, regalaron los mejores momentos de la jornada . Pero no los únicos: el argentino Gaspar Noé presentó Lux Aeterna y Alain Delonofreció una charla y recibió la Palma de Oro a la carrera en medio de fuertes polémicas mediáticas por sus dichos y posturas políticas.
La relación entre Malick y Cannes comenzó en 1979, cuando ganó el premio a Mejor Dirección por Días de gloria y tuvo su cumbre en 2011, cuando obtuvo nada menos que la Palma de Oro por El árbol de la vida. Su regreso a la Croisette fue con A Hidden Life, película inspirada en la historia real de Franz Jägerstätter, un campesino austríaco que se convirtió en objetor de conciencia, se negó a jurar lealtad a Hitler tras ser convocado al ejército nazi, y luego fue encarcelado, enjuiciado y fusilado.
El film tiene la habitual mixtura de hallazgos y excesos del cine de Malick. Una duración de casi tres horas, una omnipresente voz en off (lectura de cartas de amor, los pensamientos íntimos del protagonista), música sinfónica de cuerdas y coros (a James Newton Howard debieron pagarle horas extras), elegías, simbolismos religiosos y bellísimas tomas de la naturaleza captadas en muchos casos con un gran angular que deforma en parte la imagen.
Este épico y solemne melodrama antibélico (algo así como el opuesto complementario de La delgada línea roja) engloba lo mejor y lo peor de Malick, aunque el resultado es bastante más estimulante y convincente que sus últimos trabajos. Esta reflexión sobre la acción de un hombre de vida armoniosa y feliz que es capaz de sacrificarlo todo por sus convicciones, no será una obra maestra, pero sí regala unos cuantos momentos de gran cine.
Otro que a esta altura de su carrera se permite todo tipo de libertades y experimentaciones es Werner Herzog, quien presentó fuera de competencia Family Romance, LLC. Con mínimos recursos técnicos y económicos, en tiempo récord y manejando él mismo la cámara, el creador de Fitzcarraldo narra la historia de la compañía del título, que ofrece como servicio actores que se hacen pasar por familiares o amigos que regresan después de mucho tiempo o cumplen cualquier otro sueño que el cliente quiera concretar. El protagonista (un notable Yuichi Ishii, quien es además el creador y responsable de esta empresa que existe en la vida real) es el encargado de varias misiones, pero la principal (el corazón del relato) es cuando la madre de una niña de 12 años lo contrata para que se haga pasar por su padre al que no ve desde que era una beba. El problema es que la relación se torna demasiado intensa, afectiva, y el acuerdo comercial entra en crisis.
A los 76 años, el director alemán no para de trabajar tanto en ficción como en documental (en el reciente Bafici presentó un film sobre Mijaíl Gorbachov) y en Family Romance, LLC hay un poco de ambas vertientes con una mirada curiosa a los fenómenos sociales, culturales y naturales (sobre todo a los maravillosos parques) de Tokio y una construcción dramática sobre una relación padre-hija postiza que sintoniza a la perfección con estos tiempos de soledad, incomunicación, angustia y artificialidad.
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