Falleció el actor Dudley Moore
El pequeño gran comediante británico sufría una parálisis cerebral progresiva
LOS ANGELES (Reuters).– El actor británico Dudley Moore, que se convirtió en uno de los comediantes preferidos de la pantalla norteamericana a comienzos de la década del 80, murió a los 66 años en su casa de Nueva Jersey a raíz de complicaciones pulmonares causadas por la enfermedad neurológica (parálisis cerebral progresiva) que lo mantenía alejado de la actividad.
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Quienes sostienen que muchos actores eligen el camino de la comedia como una fórmula destinada a mitigar conflictivos y prolongados avatares personales encuentran a lo largo de la vida de Dudley Moore todos los ingredientes imaginables para reforzar sus argumentos.
En los escenarios y en los sets de filmación, el pequeño actor inglés había conseguido lo más difícil: a caballo entre las décadas del 70 y 80 se convirtió en uno de los actores más taquilleros del mundo, mucho más reconocido –paradojas del mundo del cine– por el público norteamericano que por sus propios compatriotas.
La imagen que el mundo conoció de Moore a través de la pantalla fue la de un comediante de timing exacto, que unía la lejana distinción de sus orígenes (reforzada por el acento británico que acentuaba deliberadamente como recurso cómico), el gesto invariablemente tierno y amistoso y, sobre todo, una actitud de permanente despiste frente a la realidad.
Pero fuera de ese universo cerrado y pleno de apariencias, el auténtico Dudley Moore fue un hombre acomplejado que sobrellevó una infancia llena de sufrimientos y una vida conyugal con más frustraciones que éxitos. Sus cuatro matrimonios fueron el estéril reflejo en la vida real de la búsqueda que encaró el personaje de su film más exitoso: en “10, la mujer perfecta”, Moore era un músico obsesionado por hallar a la mujer ideal que en sus sueños tenía las curvilíneas formas de la por entonces desconocida Bo Derek.
Dudley Moore nació en Dagenham, un suburbio londinense, el 19 de abril de 1935, en el seno de una familia obrera. Su padre era electricista del ferrocarril y su madre, ama de casa, le provocó al pequeño Moore no pocos complejos no sólo por su escasa estatura (el actor medía 1,58), sino por la deformación en el pie izquierdo con la que nació y que sólo fue corregida en la adolescencia.
“Yo me sentía, con mucha certeza, inferior –confesó en una oportunidad–, debido a diferencias de clase social, debido a mi escasa fuerza y debido a mi baja estatura... Creo que si hubiese podido pegarle a alguien en la nariz no me habría convertido en comediante.”
Gracias a sus notables y precoces condiciones innatas para la música, el joven Moore sobrellevó junto al piano semejante acumulación de adversidades. Primero se reveló en la iglesia parroquial de su comunidad natal como organista. Y más tarde ganó una beca para estudiar ese instrumento en Oxford, entre 1954 y 1958.
Allí no tuvo necesidad de graduarse. Eligió otro camino, que significó una consagración diferente al unirse con otros “rebeldes” estudiantes de la prestigiosa universidad (Jonathan Miller, Alan Bennett y, sobre todo, Peter Cook), con los que se junto para presentar una exitosa comedia musical, “Beyond the fringe”, que algunos críticos consideraron como una suerte de precursora del Flying Circus de los Monty Python.
Gracias a sus trabajos en el cine británico junto a Cook, a sus dotes como pianista de jazz y varios programas de TV en los que se ganó con el tiempo el lugar de estrella principal, Moore se hizo el espacio suficiente como para probar suerte en Estados Unidos.
Allí, asociando su perfil a un hacedor de comedias tan astuto como Blake Edwards (el de “La pantera rosa” y “La fiesta inolvidable”), encontró en “10, la mujer perfecta” precisamente la fórmula perfecta para convertirse en estrella en el mercado más poderoso del mundo, fortalecida poco después por su aparición (nominada para un Oscar) en la muy exitosa “Arturo, el millonario seductor”, junto a Liza Minnelli y John Gielgud.
Sucesivos fracasos en la elección de sus papeles posteriores (films olvidables como “Infielmente tuya”, “De tal padre, tal hijo”, “De amor también se enferma” o “El sabueso”, versión farsesca de Sherlock Holmes en la que fue actor, guionista y músico) precipitaron a Moore en un camino descendente tan abrupto como su acceso al éxito.
Las frustraciones matrimoniales (estuvo casado con las actrices Suzy Kendall y Tuesday Weld) fueron tan notorias como la secuela de “Arturo”, que en 1988 fue el último título realmente conocido del actor.
De allí en más, Moore sólo apareció en los medios cuando fue arrestado en 1994 por sospechas de violencia doméstica, en 1997 por someterse a una operación de corazón abierto y en 1999, cuando se supo que Barbra Streisand lo despidió del elenco de “El espejo tiene dos caras”. Era incapaz de memorizar sus líneas a raíz de la extraña e incurable enfermedad cerebral que comenzaba a insinuarse y que precipitó el prematuro adiós de un actor que apostó a la comedia para mitigar los dolores de una vida ingrata.
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