A los 41 años, la actriz que se posicionó en el cine con Los soñadores, habla de su rol en la nueva versión de Los tres mosqueteros
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Con una discreta mueca que lo confirma, Eva Green resopla ante la pregunta sobre si está cansada de ser tildada (o reducida) a una actriz que solo hace de femme fatale. “A lo largo de mi carrera, una sola vez interpreté a una mujer así, y fue en Sin City. Era una villana cien por ciento malvada, pero la verdad es que hice un montón de otros personajes”, cuenta y con una sonrisa cómplice, concluye: “Aunque quizá sí haya algo de femme fatale en mí, será cuestión de abrazar ese lado mío”. Y lo cierto es que desde que pateó la puerta de la cinematografía mundial con un arriesgado personaje en Los soñadores, esta actriz parisina siempre luchó por tener una impronta propia dentro de la industria.
En diálogo con LA NACION, Eva Green explicó por qué siempre se sintió una voz disonante en Hollywood, cómo observa la era del post Me Too y cuál es su mayor placer cuando un día de rodaje llega a su fin.
De la mano de Bertolucci
En su niñez, Eva Green no se destacaba por ser extrovertida, sino todo lo contrario. Nacida en julio de 1980, su infancia transcurrió en su París natal, como también en Londres e Irlanda, destinos a los que solía trasladarse debido a los compromisos laborales de su familia. Muy reservada en su comportamiento, a sus catorce años Eva renunció a su amor por la egiptología para estudiar arte dramático, maravillada ante la actuación de Isabelle Adjani en El diario íntimo de Adéle H. En la interpretación, la joven encontró estimulantes experiencias y un coqueteo con personajes que según aseguró en alguna oportunidad, le permitían lidiar con sus emociones del día a día.
Durante su adolescencia, Eva forjó sus armas iniciales en el teatro y en 2003 recibió una oportunidad única. El director Bernardo Bertolucci la convocó para Los soñadores, una película que giraba alrededor de un trío de jóvenes que encontraban en el sexo un forma de expresar su rabiosa libertad, en el marco del Mayo Francés. El guion exigía numerosos desnudos por parte de Eva, que en ese momento y con apenas 23 años se enfrentaba al desafío de debutar en la pantalla grande con un rol muy arriesgado. Su madre, la actriz francesa Marléne Jobert, le recordó a su hija la traumática experiencia que vivió una joven María Schneider cuando Bertolucci la dirigió en El último tango en París, pero Eva siguió firme en su intención de encarnar a Isabelle, un personaje que le significó un debut en el cine que no pasó inadvertido.
Un Hollywood incómodo
Luego de Los soñadores, y de un protagónico en El reino de los cielos, de Ridley Scott, Green logró posicionarse en Hollywood con Casino Royale, el título de James Bond que marcaba el comienzo de la era Daniel Craig en la piel del espía. Y aunque inicialmente ella rechazó ese papel (porque consideraba que históricamente las mujeres Bond no eran más que parte del decorado), luego de leer el guion descubrió que la heroína Vesper Lynd tenía un arco dramático propio. Finalmente, la actriz aceptó convertirse en Vesper, quien según confesó durante su charla con LA NACION tenía varios de los ingredientes que siempre buscó en sus roles posteriores. “Es divertido interpretar mujeres fuertes, valientes y decididas. Es atractivo cuando un papel no es unidimensional”.
Durante esos años, Eva llevó adelante una carrera en la que se movió entre grandes producciones (La brújula dorada, Sin City, 330: el nacimiento de un imperio), sin hacer a un lado proyectos de carácter independiente, un rubro que le permitía explorar papeles más arriesgados. Y a pesar de posicionarse como una de las actrices nuevas más sólidas de la industria, Green le reconoció a este medio cuál era uno de sus mayores temores: “En este campo, vos nunca sabés cuál va a ser el siguiente paso, y aunque hay algo hermoso en eso, también pensás en qué pasará si ningún productor quiere volver a contratarte, y esa incertidumbre se sufre”. Ese temor no tenía que ver, desde luego, con su innegable talento, sino con su desinterés por formar parte de la vida social de Hollywood, y en esa línea ella asegura: “Soy como una abuelita. No entiendo cómo hay personas que pueden terminar un día de rodaje, irse de fiesta y luego volver al día siguiente. Cuando finaliza el trabajo, lo que necesito es volver a mi caverna, recargar las baterías, disfrutar de una copa de vino y tener ese tiempo para mí”.
Entre 2014 y 2016, Green actuó en Penny Dreadful, una serie de terror victoriano que reunía a varias de las figuras más icónicas del género, como Frankenstein, Dorian Gray o Drácula. Ese título le permitió explorar un protagónico rico en matices, muy a tono con el tipo de papeles que más la atraen: “La verdad es que a mí solo me interesan personajes malvados en su esencia. Esas villanas que esconden secretos y a las que podemos entender en su comportamiento. Lo que no me gusta es cuando la maldad es retratada de forma caricaturesca, con personajes que resultan simplemente chatos”.
En Hollywood, Green se siente sapo de otro pozo, y aunque sus experiencias en los tanques cinematográficos fueron gratas, el vértigo de buscar roles mucho más extremos la llevó a bucear en otras periferias. Pudo darse muchos gustos, desde luego, como trabajar con sus admirados Tim Burton y Johnny Depp en Sombras tenebrosas, como también con otros nombres alejados de Hollywood, en la línea de Benedek Fliegauf, Kristian Levrig o Lisa Langseth (en la lista de pendientes siempre le quedó Lars Von Trier, un director con el que estuvo muy cerca de trabajar). Por su vínculo con Hollywood y la distancia que toma de ese mundo, en el marco de la entrevista resultó imposible no referirse al cruce que tuvo con Harvey Weinstein.
En octubre de 2017, cuando salieron a la luz numerosas denuncias por acoso y abuso contra el productor, Eva confesó que Weinstein se comportó de forma inapropiada con ella y que su reacción fue empujarlo. Y sobre cómo ve el panorama en era del post Me Too, la intérprete considera: “Creo que Hollywood no deja de evolucionar de una manera positiva. Lo que sucedió con Harvey Weinstein fue algo muy grande y fue notable la valentía de las mujeres que decidieron hablar, eso fue un milagro y un gran paso hacia adelante”. Sin embargo, Green hace una salvedad y subraya: “Creo que los hombres a veces se sienten intimidados y quizá este asunto contra ellos fue demasiado lejos. Para mí los mejores hombres son aquellos capaces de abrazar su lado femenino”. Con un pie en Europa y otro en Hollywood, Eva Green supo construir una carrera en ambos continentes, en la búsqueda por trabajar en esas producciones que tanto la entusiasman, como es el caso de su último film en Francia.
Una nueva Milady, para una nueva versión de Los tres mosqueteros
En 2019, el productor francés Dimitri Rassam elaboró una lista de posibles ideas que fueran susceptibles de ser convertidas en ambiciosas películas. Y en un almuerzo de negocios, el director Martin Bourboulon le habló de su interés por adaptar Los tres mosqueteros como un díptico que cubriera de forma detallada la totalidad de la pieza escrita por Alejandro Dumas. De esa forma se encendió la chispa de un ambicioso proyecto que llega este jueves a las salas de cine y que cuenta con muchos de los nombres más populares del cine francés actual, entre los que se destaca a Francois Civil, Vincent Cassel, Romain Duris, Louis Garrel y, desde luego, Eva Green. En esta nueva versión, la actriz interpreta a Milady de Winter, un rol por el que sintió un interés inmediato, según confesó: “Milady no es un personaje unidimensional, es muy maquiavélica y hay algo de maldad en su interior. Pero también tiene otras líneas interesantes, porque es una mujer muy enigmática, a la que no le importa lo que la gente piense de ella, sino que hace su vida y es muy segura de sí misma. Milady es astuta, es muy fuerte pero no por eso deja de tener un lado frágil, que se revela en el transcurso de la película”.
Esta primera parte de Los tres Mosqueteros busca revitalizar el clásico literario a través de una propuesta que propone grandes dosis de aventura y acción, sin descuidar el drama de ese carismático grupo de héroes. Y para Eva, el encanto inoxidable de esta historia tiene que ver con que “toca temas universales como la amistad o el pelear por las propias convicciones”. Y sin que le tiemble la voz, ella concluye de forma categórica: “Esta es la mejor versión de Los tres mosqueteros. Es moderna frente a otras adaptaciones, que quedaron anticuadas o pomposas. Se trata de un film humilde, en el que sentís y comprendés el corazón de cada personaje. Estoy muy orgullosa de formar parte de esta película”.
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