Ethan Hawke: el último independiente de Hollywood
Ethan Hawke está pasando por un buen momento. Varias de sus diversas facetas se despliegan en distintos trabajos que se están dando a conocer este año, que comenzó con la presentación en el festival de Sundance de su cuarta película como director, Blaze. Poco después deslumbró a la crítica en los Estados Unidos con su interpretación de un pastor cristiano que se enfrenta a grandes interrogantes en First Reformed, de Paul Schrader. Y su rol de ídolo romántico para intelectuales, que nació con su papel de Troy en Generación X y que tan bien desarrolló en la trilogía que comenzó con Antes del amanecer, está representado a la perfección en Amor de vinilo, que se estrena mañana en la Argentina.
La película de Jesse Peretz está basada en la novela Juliet, Naked, de Nick Hornby, el escritor británico especialista en hombres con dificultades para madurar (Alta fidelidad, Un gran chico). En el film, Rose Byrne interpreta a Annie, una mujer que vive en una ciudad pequeña y está en pareja con Duncan, un hombre obsesionado con Tucker Crowe (Hawke), un rockero que en los 90 hizo un sólo disco que le valió cierta fama. Cuando aparece un demo inédito del músico, Annie se cobra una pequeña venganza publicando una crítica negativa en el sitio web de Duncan dedicado a su ídolo, lo cual genera una conexión entre ella y el propio Crowe.
El papel del músico cuya carrera quedó trunca por sus problemas personales es ideal para Hawke, quien se hizo famoso en la misma época que el personaje que interpreta en Amor de vinilo. Como él propio actor reconoce, la historia de Tucker Crowe bien podría ser una continuación de la de Troy de Generación X. Aquel muchacho inteligente y pesimista, con dificultades para aceptar el amor que tenía delante suyo, perfecto símbolo de la era Grunge, podría haber crecido para convertirse en un hombre de 50 capaz de reconocer sus errores y darse la oportunidad de retomar una vida que quedó casi detenida, mientras el tiempo seguía pasando.
Para Hawke como para su personaje no fue fácil salir del molde en el que el público y la industria lo quería mantener. El actor comenzó su carrera cuando era apenas un chico de 15 años con Los exploradores, de Joe Dante, en la que compartía elenco con River Phoenix, cuya muerte a los 23 años por sobredosis es una muestra de lo que Hollywood puede hacer a quienes se asoman a la fama siendo tan jóvenes. Hawke fue buscando durante su carrera la manera de que la popularidad extrema no lo consumiera y poder hacer el trabajo que quería. Su segunda película fue La sociedad de los poetas muertos, de Peter Weir y protagonizada por Robin Williams, en la que ya había una semilla del tipo de personajes que le interesarían al joven actor, sujetos llenos de inquietudes intelectuales y morales.
Con Generación X, estrenada en 1994, se convirtió en un ícono de la época, junto con su co-protagonista Winona Ryder. Quedó probado su atractivo para el público joven que se enamoró de él o quiso ser como él. Hollywood estaba listo para hacer de el actor una súper estrella, un Brad Pitt. Pero Hawke eligió seguir trabajando en teatro, en donde recibía malas críticas. Y jugarse por un papel en una película independiente llamada Antes del amanecer, dirigida por Richard Linklater.
"En ese momento Hollywood le ofrecía todo pero él se puso a charlar con un tipo del cine indie sobre ir a Viena a hacer una película por nada de dinero, con un presupuesto súper bajo y que pensaba que probablemente no iba a funcionar y demandaría un gran esfuerzo. Ethan rechazó mucha fama en términos de Hollywood", dice Linklater, en un perfil del actor que realizó el New York Times.
La apuesta resultó lo mejor que podía hacer. No sólo porque Antes del amanecer es una gran comedia romántica que resultó innovadora en su momento pero con destino de clásico instantáneo. Hizo una gran pareja en la pantalla con Julie Delpy, con quien luego escribiría las secuelas Antes del atardecer y Antes de la medianoche, por las que fueron nominados al Oscar a Mejor Guión. Pero tal vez lo más importante para el actor fue que allí comenzó su sociedad artística con Linklater, un realizador que parece compartir sus preocupaciones artísticas. La trilogía de Antes; un ensayo casi teatral como Tape; la disquisición filosófica animada que es Despertando a la vida, o el increíble experimento de Boyhood, la película que filmaron en secreto durante 12 años, demuestran la riqueza de las colaboraciones entre ambos.
Plantear preguntas sobre el sentido de la vida y la naturaleza del arte; ensayar respuestas en cada obra. Así se puede resumir la búsqueda de un verdadero artista y Hawke lo es. Su personalidad pública ha sido objeto de burlas por la percepción de que se esfuerza demasiado por hacer algo significativo, que vaya más allá del entretenimiento y lo comercial. Pero él siguió siempre su propio camino.
Aunque el actor participa de proyectos con ambiciones más masivas, como Gattaca, La noche de la expiación o Los siete magníficos, elige con cuidado los personajes que encarna. Día de entrenamiento, de Antoine Fuqua, es el mejor ejemplo de una película popular en la que Hawke se luce, gracias a un personaje bien construido y un compañero de lujo como Denzel Washington, quien fue clave en la decisión de sumarlo a la película. El trabajo le valió una nominación al Oscar a Mejor Actor de Reparto.
Hawke tomó un camino recorrido por algunos actores, en el que combina películas que le reporten una ganancia económica fuerte para mantenerse a sí mismo y a su familia pero también para poder darse el lujo de abocarse a otros proyectos en los que la ganancia es puramente artística.
"Suscribo a lo que decía John Cassavetes, que está ok venderte siempre que sepas para qué te estás vendiendo -dice Hawke en una entrevista con GQ-. Él hacía un programa de televisión malísimo y después hacía Una mujer bajo influencia con ese dinero. Mucha gente joven comete el error de venderse antes de tener idea para qué lo están haciendo. Tenés que asegurarte de que tu corazón esté limpio y después podés hacer lo que se te ocurra. El problema es cuando empezás a venderte para nada".
Para Hawke "venderse" le permitió no sólo seguir participando como actor de películas sin buenas perspectivas comerciales sino también dirigir sus propios films, como Chelsea Walls y The Hottest State. Su penúltima película como director, Seymour: An Introduction, nació de un período en el que el actor estuvo afectado por ataques de pánico escénico, alrededor de la época en la que cumplió 40 años.
Tras conocer a Seymour Bernstein, un pianista que abandonó la posibilidad de la fama para dedicarse a enseñar, Hawke realizó un sensible documental, que se pudo ver en el Bafici, en el que cuenta la historia del músico y plantea cuestiones pertinentes sobre el arte y la fama.
Estos mismos temas continuan resonando en Blaze, su última película, a través del relato de la vida del músico country Blaze Foley. El film se estrenó en el festival de Sundance, en donde el protagonista, Ben Dickey, se llevó un premio especial del jurado por su actuación. El mes pasado llegó a los cines de los Estados Unidos con buenas críticas que marcarían un crecimiento en la carrera de Hawke como realizador.
Los músicos parecen ejercer un atractivo especial para el actor, quien además de tenerlos como inspiración para las películas de su autoría, los ha interpretado en varias ocasiones. La relación del arte, la fama y la vida privada que tanto interesan a Hawke toman cuerpo a la perfección en los personajes de músicos, como Chet Baker, a quien encarnó en Born to Be Blue, la biopic del famoso jazzero, dirigida por Robert Budreau, que puede verse en Netflix.
Aunque su trabajo como actor ya es reconocido desde hace tiempo este año parece tener un balance particularmente positivo para Hawke. Su interpretación en Amor de vinilo confirma todo lo que el público aprecia del actor, es una continuación de muchos de sus trabajos anteriores, como los realizados junto con Linklater; pero también la excelente comedia romántica Maggie’s Plan, de Rebecca Miller, entre otras.
Al mismo tiempo, Hawke sorprendió con su interpretación en First Reformed, la nueva película de Paul Schrader, guionista de Taxi Driver y director de Gigoló Americano. El pastor con pasado trágico y futuro incierto, encargado de una iglesia histórica a la que asisten pocos feligreses, que protagoniza este drama con aspiraciones trascendentales no parece el personaje típico del actor. Sin embargo, resulta perfecto y no sería extraño que Hawke consiguiera nominaciones durante la próxima temporada de premios.
Llegar a interpretar un personaje así le llevó tiempo y el propio Hawke asegura que no podría haberlo hecho antes de alcanzar cierta madurez.
"¿Conocés la expresión ‘ese actor tiene gravitas (peso en sentido figurado, seriedad)’? Cuando yo era joven siempre me sonaba muy cool -dice al New York Times-. George C. Scott lo tenía. Gene Hackman lo tenía. Lo que yo no sabía es que para tenerla había que pasar por mucho dolor. Tuviste suficientes éxitos como para saber que eso no te va a hacer feliz y suficientes fracasos para saber que eso es aún peor. Sabés todas las cosas que ya no vas a ser. Simultáneamente me estoy convirtiendo en un adulto, ¿no? Quiero decir, eso tendría que haber pasado hace mucho tiempo pero está pasando. Tengo cuatro hijos, me piden que sea parte de comisiones de instituciones, me piden que de clases. El universo está cambiando lo que quiere de mí".
Después de una carrera de más de 30 años, Hawke continúa su exploración artística a través de los personajes que interpreta, las películas que dirige y los libros que escribe. En estos años aprendió a lidiar con la fama y aprovechar las oportunidades que ésta le presenta, sin tener que resignar su curiosidad por desentrañar los misterios del arte y de la vida. Lo más probable es que nunca resuelva esos enigmas; pero las preguntas se ponen cada vez más interesantes.
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