Estrenos de cine: La noche del crimen es un thriller francés preciso e implacable
El nuevo film de Dominik Moll, aquel de Harry, un amigo que te quiere bien y Solo las bestias, homenajea la tradición gala del policial sin dejar de ofrecer nuevas ópticas para un caso que funciona como un rompecabezas y también como retrato social
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La noche del crimen (La Nuit du 12, Francia/2022). Dirección: Dominik Moll. Guion: Gilles Marchand, Dominik Moll sobre una historia de Pauline Guéna. Fotografía: Patrick Ghiringhelli. Edición: Laurent Rouan. Música: Olivier Marguerit. Elenco: Bastien Bouillon, Bouli Lanners, Théo Cholbi, Johann Dionnet, Thibaut Evrard, Julien Frison, Paul Jeanson, Mouna Soualem. Calificación: apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Impacto Cine. Duración: 115 minutos. Nuestra opinión: muy buena
Heredero de la tradición del policial francés, que ha brindado una marca registrada y nombres de excepción, la inteligente película de Dominik Moll se desmarca de varias constantes del género pero logra atrapar los contenidos fundamentales que la colocan dentro de tan notable línea de continuidad donde –desde Melville hasta Chabrol– hay realizadores imprescindibles y –de Jean Gabin a Alain Delon– rostros tan identitarios de esta marca registrada que casi con cerrar los ojos se encuentran sus perfiles grabados a fuego en la memoria.
¿Es posible generar una nueva aproximación con ese pasado esplendoroso donde todo pareciera haberse dicho? ¿Es posible continuar una tradición sin repetirse pero evidenciando que el policial es netamente francés? Dominik Moll, director de Harry, un amigo que te quiere bien (2000), Lemming (2005) y Solo las bestias (2019), enuncia varias constantes de su cine en La noche del crimen (2022) pero, sobre todo, se entronca en la tradición brindando una óptica nueva sin traicionar esas fuentes. Así, desde sus intereses como realizador se repiten temas como la violencia hacia la mujer, la mirada al quiebre social y la complejidad de personajes que nunca se enuncian unidimensionales aunque su aparición en la pantalla sea por demás breve.
Frente al caso de un asesinato aparecen los bucólicos paisajes “chabrolianos” (aquí en Grenoble), con sospechosos que mucho esconden y policías que en su rudeza encuentran ecos de aquellos legendarios policiales franceses de los 70 y 80, con la pesquisa policial como un rompecabezas difícil de resolver. Pero el espectador asiste, desde un primer momento, al conocimiento de que este caso real es parte de aquellos que quedaron sin resolución.
Además de la referencia inevitable a Zodíaco de David Fincher, el relato explicita cómo la víctima de un caso de femicidio es puesta simbólicamente en un lugar de culpabilidad por parte de una sociedad anclada en el pasado y como todo es mirado desde una organización netamente masculina, como lo es la dependencia policial e incluso el juzgado interviniente, hasta que el tiempo pase y las estructuras cambien y consigo la amplitud de miradas.
Un policial reflexivo, construido con un ritmo de relojería que resulta fascinante, y que descansa en la efectiva fotografía de Patrick Ghiringhelli que expone desde su paleta de tonos apagados cómo la sordidez que puede esconder un lugar bonito. Un brillante reparto donde se lucen Bouli Lanners como Marceau, el viejo policía tan apegado a las antiguas prácticas como al honor y a la psiquis torturada, quien acompaña al joven Yohan que lleva adelante la investigación, con un formidable rol a cargo de Bastien Bouillon quien ganó el premio César por este trabajo y aporta su elegancia actoral para un thriller inteligente, preciso y apasionante.
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