Estafadoras de Wall Street: por qué la película de Jennifer Lopez es furor en los Estados Unidos
¿Quién iba a imaginarse que una película sobre strippers protagonizada por una actriz de origen asiático y otra latina iba a convertirse en la atracción irresistible de estos días en los Estados Unidos? ¿Quién iba a pensar que el interés por verla surgiría de una de las muestras cinematográficas más reconocidas y prestigiosas del planeta? Estafadoras de Wall Street (Hustlers)se convirtió en la película del momento después de compartir, hasta este domingo 15 de septiembre la programación del Festival de Cine de Toronto (TIFF 2019) con lo más selecto de la oferta cinéfila global de la actual temporada.
La influencia de este gigantesco encuentro tuvo en este caso efectos inmediatos: gracias a la gran recepción que tuvo Hustlers entre la crítica internacional y el público, su poder de convocatoria creció extraordinariamente en la taquilla estadounidense durante este primer fin de semana luego de su estreno comercial allí, el viernes pasado. Desde ahí se abren perspectivas muy favorables para el recorrido de esta película por otros mercados incluyendo la Argentina, donde está previsto su estreno para el jueves 17 de octubre. Así lo anunció hace unos días la distribuidora Diamond Films.
¿Qué es Hustlers? Lo primero que debe decirse es que se trata de algo mucho más amplio que un simple retrato sobre la vida de un grupo de mujeres que se gana la vida desnudándose y bailando de manera procaz frente a hombres que les pagan por estimularse de esa manera en clubes nocturnos. Hay mucho de eso allí, sobre todo en la primera parte de esta película escrita y dirigida por una mujer, Lorene Scafaria. Pero la trama se hace cada vez más compleja y difícil de clasificar cuando aparecen otros ingredientes clave: las vicisitudes personales y el cuadro familiar de algunas de las protagonistas, el estallido de la crisis financiera de 2008 y una trama de ribetes policiales derivadas de esta situación, que cambia el foco de la estrategia de los personajes principales, así como su comportamiento. Por lo tanto, Hustlers funciona por momentos como un drama familiar y en otros como un thriller con toques de comedia y hasta de sátira política.
También es el retrato de una amistad femenina que se construye y se deconstruye en lugares tan particulares como el escenario de pool dance (el conocido "baile del caño"). Y seguramente la película se convertirá en la plataforma que podría darle a Jennifer Lopez una de sus estrellas, la primera nominación al Oscar de su ya extensa carrera como actriz. Variety publicó este fin de semana una larga sucesión de textos con análisis y observaciones sobre la película realizados desde múltiples miradas. Algo que sólo ocurre como respuesta a un estreno que llama la atención al punto de convertirse casi en tendencia. Los analistas más rigurosos de Hollywood empiezan a observar a Hustlers como uno de los títulos de futuro gran protagonismo en la próxima temporada de premios.
¿Será en este sentido el año de Jennifer Lopez? Esa consagración, si se produce, tendrá la forma de una candidatura (o varias) a mejor actriz de reparto. ¿Y por qué no la protagonista, si su actuación es la más comentada de toda la película? Porque Hustlers cuenta la historia de Destiny, la exótica stripper de rasgos asiáticos que interpreta Constance Wu, ascendente actriz nacida en Richmond (Virginia) de padres emigrados a los Estados Unidos desde Taiwán y protagonista de Locamente millonarios (Crazy Rich Asians), notable comedia romántica convertida en éxito absoluto en la pantalla norteamericana. En los cines argentinos no la vio nadie cuando fue estrenada en octubre del año pasado.
Lo que vemos en Hustlers es que Destiny trabaja como stripper con más necesidad que gusto por esa actividad hasta que conoce a la voluptuosa Ramona Vega (Lopez). Destiny no sabe lo que es mostrarse y hasta parece resultarles indiferente a los clientes del club de strippers en el que trabaja. En cambio, Ramona paraliza el mundo cuando se instala en el centro de todas las miradas y hace su imponente presentación haciendo un baile del caño mientras suena a todo volumen una versión de "Criminal", de Fiona Apple, y los clientes del club no paran de arrojar billetes a su paso. Ese es el momento de mayor impacto de toda la película y una muestra de la audaz interpretación de Lopez, que desde allí nos regala una interpretación magnética, segura, convincente. Esta es otra señal de la película: además de Lopez, aquí aparecen figuras del pop actual como Cardi B y Lizzo. Todas son actrices y no hay una sola nota musical en 109 minutos.
Destiny y Ramona se hacen socias y amigas. Entre ellas comparten los sufrimientos y anhelos de ser dos personas llegadas de entornos inmigrantes en los Estados Unidos, ajenas a la cultura predominante, transformadas a la fuerza en sostén de complejas situaciones familiares. El sueño americano está atravesado para ellas bajo la forma de un baile sensual hecho al servicio de hombres que tienen dinero y poder. La película, de paso, observa estas situaciones a partir de una serie de factores que las hacen muy interesante para este tiempo. Sobre todo los límites y alcances del consentimiento que existe en este tipo de vínculos, realizado entre adultos con pleno dominio de sus decisiones. El personaje de Lopez es ejemplar en ese sentido.
El punto de quiebre de la película es el estallido de la crisis financiera de 2008. El poder parece cambiar de manos. La debacle de Wall Street provoca una desocupación en masa entre los clientes potenciales de los clubes de strippers. Y las chicas deben responder de manera imaginativa a esa situación, invirtiendo las cargas. Allí aparece lo que Wu describió ante Variety como la transformación de Hustlers en una suerte de versión femenina con strippers de Buenos muchachos. Y empieza a entenderse más el sentido del título con que la película se estrenará en la Argentina. No conviene decir mucho más, salvo el detalle de que Scafaria sumó a esta producción a una auténtica stripper llamada Jacqueline Frances con la misión de darle el mejor marco de contención al trabajo de las actrices en un contexto de elevada sensibilidad para los tiempos que corren.
En ese sentido, la película no esconde ningún elemento incómodo de ese universo, pero al mismo tiempo toma distancia de cualquier tipo de exhibicionismo. No hay en Estafadoras de Wall Street escenas de actos sexuales o muestras de procacidad. "El modo en que el cine mainstream trata a las trabajadoras del sexo siempre fue pura basura", le dijo Frances a Variety. Estafadoras de Wall Street tiene otra manera de ver las cosas que ocurren en el mundo del strip tease. Esta es otra de las razones de la atracción que provoca una de las películas del momento. Una de strippers que sin dudas va a estar en la conversación cuando se hable de los próximos premios de Hollywood.
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