Películas de Navidad: los films que no podés dejar de ver
Con el estreno de la comedia Fiesta de Navidad en la oficina se renueva la vieja constumbre de las producciones dedicados a las Fiestas que, más allá del género, buscan entretener y enternecer a tono con el espíritu navideño
En el hemisferio norte la excusa es el frío, las malas condiciones climáticas que invitan a hacer planes a resguardo de los elementos viendo películas que en muchos casos no atraerían su atención el resto del año. Por acá, no tendremos nieve ni viento helado, pero tenemos calor y humedad para repartir y las salas de cine son nuestros oasis contra las inclemencias del verano. Por eso conocemos de sobra la tradición del cine navideño, que, llegada esta época del año, no sólo aparece en la pantalla grande, sino que también se apodera de la TV rescatando viejos clásicos para todos los gustos. Algunos films serán muy buenos y algunos otros, apenas tolerables, pero todos tendrán que cumplir con las reglas que llevaron a su realización. Ya se trate de comedias zarpadas como Fiesta de Navidad en la oficina, que se estrena hoy, de melodramas, de películas de animación o de comedias románticas, todas deben apuntar a contar una anécdota que derive en la celebración de la familia, la amistad y el amor por el prójimo. El espíritu navideño hecho película.
Clásicos de clásicos
Si uno quiere hacer más llevadera esa reunión familiar algo tensa, nada mejor que reflotar viejos clásicos navideños que le sacarán una sonrisa hasta al tío más antipático.
Ese cuadro de honor le corresponde a ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra, y Blanca Navidad, de Michael Curtiz. La primera es el perfecto ejemplo de lo mejor que el subgénero película navideña tiene para ofrecer. Una emotiva pero nada edulcorada historia sobre un hombre bueno que, desesperado, piensa en el suicidio hasta que un ángel aparece para mostrarle cómo hubiese sido su mundo sin él allí. Una lección de humanidad y ternura que Capra cuenta como nadie y que tiene en Jimmy Stewart al protagonista perfecto.
Lo mismo les cabe a Bing Crosby, Danny Kaye, Rosemary Clooney y Vera-Ellen, actores de Blanca Navidad, una comedia musical de 1954 que combina las bellas voces de Crosby y Clooney con la habilidad para la comedia de Kaye. El considerable talento de los protagonistas está al servicio de un relato típico de su época en el que las canciones y las secuencias cómicas apuntan a recordar el regreso de los buenos tiempos después de los duros años de la Segunda Guerra Mundial. Un reluciente y bello objeto de memorabilia cinematográfico que ningún nostálgico debería perderse entre una porción de pan dulce y la otra.
Cuando se trata de organizar un menú de películas de Navidad , conviene distinguir los films realizados para la pantalla grande y la abundante oferta de aquellos creados exclusivamente para el consumo televisivo. Todo un batallón de historias románticas de resolución simple y protagonistas enamoradizos que los canales de TV paga sacan a pasear por sus grillas todos los años desde hoy y que siguen reapareciendo una y otra vez al menos hasta el primer día de enero. Y hay que decirlo: puede que su calidad no sea excepcional, pero algo de adictivos y maratoneables tienen estos cuentos en los que la parejita siempre, pero siempre, tiene el final feliz que se adivina desde la primera escena.
Bastante menos predecibles, pero igual de románticas y repletas de soñadas imágenes de frío, nieve y árboles bellamente decorados, también el cine tiene sus historias románticas para ver con una copa de sidra caliente en la mano.
De los romances más repetidos de los últimos años aparecen Realmente amor y El descanso. Si la primera les saca todo el jugo posible a su estructura episódica y al elenco multiestelar que encabezan Hugh Grant, Emma Thompson, Alan Rickman y Liam Neeson, entre muchos otros, la segunda hace algo similar con los deslumbrantes escenarios en los que se divide la narración. ¿Cómo no creer en el poder redentor del amor y la formación de nuevos vínculos en el marco de la casa de ensueño en medio de la campiña inglesa del personaje de Kate Winslet o en la mansión reluciente del de Cameron Diaz en Beverly Hills? Que por ahí aparezcan Jude Law como el viudo más seductor del cine y Eli Wallach como el sabio consejero y leyenda de Hollywood –un precioso homenaje y guiño del film de Nancy Meyer al propio Wallach– abuelo postizo del personaje de Winslet resultan en un film bastante mejor de lo que aparenta. Y un imán para el espectador navideño. Intenten resistírsele si aparece en pantalla. Es imposible.
Algo para todos
El ingrediente que no puede faltar de una película para las Fiestas es el aglutinante familiar. No importa de qué género se trate, lo que no puede faltar es ese elemento que permite que la historia funcione en los espectadores de 0 a 99 años. Un desafío que los films, aun los más ambiciosos en su búsqueda de ampliar su público, no suelen proponerse por inalcanzable. Y sin embargo, algo de eso consiguen Milagro en la calle 34; Elf, el duende; El extraño mundo de Jack; Un Santa no tan santo y Todo lo que quiero para Navidad, por citar los mejores y más abarcativos exponentes del cine que llega en diciembre.
Durante décadas, familias enteras se emocionaron con las dos versiones de Milagro en la calle 34. La de 1947, protagonizada por Maureen O’Hara, tenía a la pequeña Natalie Wood como la niña que se negaba a dejar de creer en Papá Noel y a pesar del cinismo de su madre confiaba en ese extraño anciano de barba blanca que se aparecía por Nueva York asegurando que era el mismísimo Santa Claus. La segunda versión de 1994 no agregó demasiado al asunto salvo haber tenido a Richard Attenborough como el más dulce de los Papás Noel de la pantalla grande. Y si tienen afinidad por los dulces nada mejor que Todo lo que quiero para Navidad, un cuento de reunión familiar en el que aparece Lauren Bacall como una abuela tan piola que le enseña a su pequeña nieta a cantar a dúo la bella “Baby It’s Cold Outside”.
Otro imperdible para cualquiera que ame la Navidad, la comedia o la vida misma es Elf, el duende, en la que Will Ferrell brilla como el elfo más alto de la historia que deja el Polo Norte en busca de su verdadera identidad. Una excelente primera entrada de un tríptico que podría completar la inoxidable El extraño mundo de Jack, de Henry Selick, y la oscuramente desopilante Un Santa no tan santo, cuya secuela se estrena la semana que viene en los Estados Unidos, pero no tiene fecha de salida local.
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