Errante corazón: Leonardo Sbaraglia, Miranda de la Serna y el desafío de hablar de heridas, vínculos y desencuentros familiares
Los actores protagonizan la nueva película de Leonardo Brzezicki, que se estrena este sábado por la plataforma HBO Max
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Que la vida viene con un manual de instrucciones “es una mentira”, opina Leonardo Sbaraglia. Y un ejemplo de ello es Santiago, el personaje en crisis al que el actor da vida en Errante corazón, película dirigida por Leonardo Brzezicki y obra de renovada impronta para el cine argentino.
El film, que se estrena este sábado por HBO Max, pone la lupa sobre el andar del protagonista por un abismo que trasciende lo individual y apunta al centro de las emociones. Santiago es un hombre quebrado que persigue el amor tras una ruptura y ello se traslada al vínculo con su hija, Laila, personaje llevado a la pantalla por la joven actriz Miranda de la Serna.
El protagonista se reencuentra con hombres de su pasado amoroso con similar impulso con el que se entrega a nuevos vínculos. Diálogos, profundidad, sexo grupal, desnudos y desnudez emotiva. “Cómo empieza la película ya me pareció una locura”, señala De la Serna en relación al momento en que tuvo en sus manos el guion. En su caso, como en el de Sbaraglia, no hubo dudas a la hora de unirse al proyecto.
“Cuando lo terminé de leer, dije: ‘Esto lo quiero hacer’. Me pareció una hermosa oportunidad para hablar sobre el dolor, sobre la herida, sobre la ansiedad y también sobre el amor y la ternura”, destaca el intérprete en diálogo con LA NACION, al tiempo que resalta el trabajo del director y guionista del relato. “Es una historia que está tocando la herida todo el tiempo y eso me parece tan rico y original al menos en el cine argentino. Está contada de una manera muy moderna y con un marco cinematográfico que pienso que es excelente”, agrega.
El actor de Caballos Salvajes y Plata Quemada, quien trabajó en éxitos de Pedro Almodóvar como Dolor y Gloria y que se pone en la piel de Guillermo Cóppola en la inminente serie Maradona, sueño bendito, se muestra convencido de que su interpretación en Errante corazón es de los mayores desafíos de su vasta carrera actoral. “Es de los trabajos más interesantes que siento que hice en mi vida y estoy feliz con lo que se logró. Es una película que toca un mundo y una cultura que prácticamente no está recorrida en el cine argentino, y creo que lo hace de forma muy sensible. Quisiera que todos la viesen, porque nos habla a todos como humanidad”, enfatiza.
Para dar vida a Santiago, Sbaraglia tuvo que “cambiar el cuerpo”, no el físico si no el interno, “la energía, lo postural, la manera de pararse frente al mundo, la manera de ser mirado, la manera de mirar”, explica el protagonista. Y sigue: “Su manera de sostenerse es casi a través de un mundo de ilusión, siempre hay una zanahoria para construir, como una nueva escenografía casi de Hollywood para habitar”.
¿Cómo es el vínculo del actor con el desnudo frente a cámara? “Siempre son escenas en las que uno está pensando: cómo se harán, cómo van a ser, qué me voy a inventar para poder estar tranquilo y sin que se note que estoy en una situación de intimidad. En ese sentido, nunca son escenas fáciles, pero de alguna manera vos estás trabajando con tu cuerpo y al mismo tiempo sos otro. Esta cosa del transformarse posturalmente hace que estés presente pero también hay otro cuerpo. Está algo del mundo de la imaginación que te protege, que hace de las suyas y te ayuda para que puedas hacer cosas que quizá luego ni en tu propia vida harías. Otro cuerpo va por adelante y atrás vas vos”, revela el actor.
En paralelo a la historia del protagonista, el personaje de Miranda de la Serna busca la emancipación de su padre. “El trabajo con ella fue increíble”, señala Sbaraglia. Y agrega: “Miranda además tiene el plus en mi vida de que aprecio y respeto muchísimo a sus papás [los consagrados actores Érica Rivas y Rodrigo de la Serna]. Conozco a Érica desde chiquita, fuimos estudiantes de teatro juntos e hicimos películas juntos como Besos en la frente o Nueve lunas, la conozco prácticamente desde que era un poquito más grande que su hija ahora. Entonces era como ver a Érica y ver también a Rodrigo, y ver en ella esa impronta, ese talento, esa persona tan arrojada y tan libre que encontré en esa actriz que es Miranda”.
Miranda de la Serna, de 21 años, debutó en la actuación a los 9. Errante corazón es, hasta el momento, su trabajo actoral más destacado, según valora, mientras trabaja en España para una nueva producción. Sobre su participación en la historia, la actriz cuenta: “Laila es bailarina, entonces tuve que estudiar e ir a clases de danza contemporánea, de ballet y de todo un poco todos los días durante siete meses. Ahí empecé a trabajar el personaje y creo que esa fue una de las bases más potentes, porque a ella se le nota bastante cuando se enoja o cuando está contenta, tiene algo físico muy notorio”.
La preparación para encarar escenas de alta carga emocional, que marcan el ritmo constante de la película, rodada entre Buenos Aires y Río de Janeiro, fue parte del aprendizaje para la actriz. En el proceso, Miranda contó con el apoyo de dos de sus grandes maestros: sus padres. “Ellos siempre me dejan ser mucho y tratan de no influenciarme, pero cuando les pido ayuda me dan métodos o formas de cómo llegar hasta ciertas emociones. En este caso, me ayudaron un poco para poder llegar a ese punto y cuidarse una como actriz en escenas tan expuestas emocionalmente. Obviamente, yo estudié, pero tenerlos a ellos es como estar con un profesor de teatro ayudándote. Lo que siempre me decían era: ‘Marcalo más, más, más. Más enojada, más sacada, más’”.
Tener enfrente a un actor como Sbaraglia fue para la actriz otro aliciente mayor. “Trabajar con Leo fue una experiencia increíble, nunca me la voy a olvidar. Le estoy muy agradecida y aprendí un montón de él. Pudimos crear este vínculo de padre-hija muy rápidamente y la verdad es que él hace un personaje espectacular. Me quedé impactadísima con su personaje”.
“Si quieren divertirse, si quieren llorar, si quieren sentirse identificados con una persona que está buscando el amor y no lo encuentra, o que no encuentra el amor que quiere, que tiene el amor de su hija pero no es el que está buscando, los invito a todos a ver esta película”, concluye Miranda.
“A mí nadie me enseñó a amar. Soy un fracaso total”, se lamenta Laila en la pantalla. “A eso te enseña la vida”, le advierte uno de los adultos del reparto, que se completa con Eva Llorach, Alberto Ajaka, Beatriz Rajland e Iván González.
“Todos estamos todo el tiempo intentando entendernos”, reflexiona Sbaraglia en otra escena del filme. “No hay manual de instrucciones ni hay manual para seguir entendiendo las relaciones ni a uno mismo, sobre todo en un mundo tan cambiante”, refuerza la idea el actor más allá de la ficción.
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