Entre la realidad y la ficción
Andrew Niccol, el director de "S1m0ne", habla de su relación con Hollywood
Para presentar hoy al guionista y director Andrew Niccol podría decirse de él que no se siente "responsable" por los millones de víctimas televisivas que todavía siguen cautivas de las nuevas versiones del programa de TV mundial "Big Brother", que impulsó su orwelliano guión para la película "The Truman Show", de Peter Weir. Dice que cuando lo escribió, diez años antes de la película, "ya era un adelantado a su época".
Aun así, las consecuencias de los reality shows, de la paranoia posmoderna, del impacto de las celebridades de Hollywood en el público y la deshumanización que sobreviene con la tecnología siguen siendo temas de preocupación para este neozelandés que vive en Los Angeles. Con 39 años y unos diez de carrera como director de comerciales en Londres, además del guión de Truman ya dirigió el sofisticado film de ciencia ficción "Gattaca", sobre un pesimista mundo futurístico encarnado por Ethan Hawk, Jude Law y Uma Thurman. Y el jueves se verá su última maquinación: "S1m0ne", una sátira de la industria hollywoodense con Al Pacino como un cineasta abandonado por su estrella que decide inventarla clandestinamente por computadora hasta que el supuesto éxito de ella lo deja solo junto a un fraude.
En busca de popularidad
Si en "Gattaca" con la ingeniería genética Niccol define las clases sociales, en "The Truman Show" crea un mundo falso para una persona y en "S1m0ne" inventa una persona falsa para enloquecer al mundo. En realidad, Andrew Niccol sí se hace cargo de sus responsabilidades como espectador de apoyar este fenómeno creciente en busca de mayor popularidad que sigue escalando posiciones entre los espectáculos con más adherentes en el planeta. Por teléfono, desde Los Angeles, Niccol dice a LA NACION: "En "The Truman Show" lo realmente importante no era que Truman fuera el rehén de ese programa, sino que la audiencia lo fuera. Y como se ve en "S1m0ne" seguiremos siendo víctimas de las celebridades si seguimos soportando a estas figuritas de plástico de quienes nunca tendremos lo suficiente y siempre querremos más. Y nosotros, como sociedad, ahora también estamos impulsando a gente común cuyo único acceso a la fama son los reality shows: los miramos por TV y nos convertimos en adictos. Es curioso que el fenómeno siga. Con un poco de suerte tal vez sea sólo una fase. Pero tal vez no. Es que estamos viviendo de una forma tan vacía que necesitamos vivir la vida a través de otra gente, lo cual es triste".
Para esta charla telefónica dejó por un rato a un lado el guión de su próxima película de la que, superstición mediante, prefiere no hablar. "En verdad, nunca ves exactamente lo que yo verdaderamente quiero hacer sino lo que los estudios quieren hacer. Y tal vez la próxima siga ese camino. Pero de todas formas, intentaré decir algo sobre el mundo." Mientras conversa, se escuchan los balbuceos de su hija, que intenta distraerlo. A un lado, cuenta él, hay un televisor, "pero sólo está ahí, no soy un adicto. Tampoco tengo tiempo para mirar TV. Bueno, digamos que tampoco llevo una vida monacal".
Usar la propia paranoia
Sin embargo, Niccol confiesa: "Usé mi propia paranoia para hacer dinero y convertirla en una profesión. Un amigo me dijo que yo no sólo pienso en la mitad de la copa vacía, sino que también creo que la mitad está envenenada. Pero la paranoia me ayuda en este mundo". Si es así como dice, ¿por qué entonces a los 21 años dejó Nueva Zelanda para meterse en la boca del lobo, Hollywood, o como ellos dicen, "en el vientre de la bestia"? "Soy consciente de eso. Vengo de Nueva Zelanda, de un lugar muy aislado que me ha dado cierta perspectiva sobre el mundo. No creo que hubiera podido escribir lo que escribí de haber crecido en Hollywood. Pero viviendo aquí, todavía me siento como un outsider. "
Niccol escribió "The Truman Show" antes de "Gattaca", inclusive soñaba con dirigirla, y aún más soñaba con tener 80 millones de dólares para retratar la vida de ese inocente mortal expuesto a la vida del mundo. Pero el ejecutivo de un estudio le dijo que aunque su guión era realmente brillante, no podían darle esa suma para su primer largometraje. "Lo más interesante fue que me dijeron: "Te daremos 20 millones. Así que tratá de que Gattaca cueste eso"." Finalmente, la comedia dramática protagonizada por Jim Carrey costó para los estudios Paramount 60 millones y fue un éxito de recaudación.
Niccol se considera un outsider que vive dentro del sistema de estudios. "Mucha gente dice que hago películas europeas con dinero americano. Yo sé que le muerdo la mano a quien me da de comer -responde-. Pero no sé hasta cuándo me van a dejar. Dependerá de los ejecutivos de los estudios. Tengo serios problemas actualmente porque mis ideas son anticonvencionales y caras. En Hollywood podés hacer una cosa o la otra, pero la combinación es dificultosa. Nadie creería que "Simone" se hizo con poca plata. Sé que si hubiera pedido 50 millones de dólares nunca se hubiera hecho. Pero nunca me olvido de que soy un privilegiado, que a través de mi profesión puedo expresarme."
Expectativa
Niccol acepta el contraste que se ha dado en los Estados Unidos entre la gran expectativa que generó la promoción de "S1m0ne" y las tibias críticas y recaudación posteriores. De hecho, The New York Times dijo que "el resultado ha sido una comedia virtual en lugar de una comedia sobre virtualidad". "En verdad, no me interesa demasiado lo que opine la crítica. Creo que la verdadera crítica se hace en los cines, viendo el film, y varias veces. "Gattaca" no fue elogiada en un principio. Con "S1m0ne" ni los ejecutivos de los estudios que produjeron la película se reconocían a sí mismos. "Está muy bien -decían-. Pero nosotros no somos así." Y lo mismo sucede con los críticos, porque la adoración a las celebridades tampoco está lejos de los medios."
Dice que su pequeña venganza con "S1m0ne" fue que Al Pacino la protagonizara. "Me parecía subversivo y divertido que uno de los actores más respetados del mundo dijera en el film: "¿Quién necesita actores?" Pacino se interesó por la historia, no por el salario. Pacino disfrutó mucho del juego. Bromeaba con que nunca más volvería a trabajar como actor después de esta película." Y se lamenta de que la promoción no se haya fijado un poco más en el cameo de Winona Ryder. "Se necesita un gran sentido del humor para reírse de sí misma como actriz. Con su personaje ella consigue convencer al director Taransky de volver a enamorarse de una actriz de carne y hueso."
Artificios
Ante el revuelo que genera el tema de los actores artificiales, Niccol se toma su tiempo para despejar todo temor: "Todos buscamos perfección, lo cual no quiere decir que sea malo o bueno. Yo sólo sostengo un espejo para mostrar lo que nos rodea. Los actores artificiales están hechos cada vez más humanos, y los humanos lucen cada vez más artificiales. Nosotros manipulamos a los actores reales, los adelgazamos, los hacemos más esbeltos, alteramos sus caras. Cuando Oliver Reed murió al final de "Gladiador", ellos simplemente la terminaron con un digitalizado Reed; entonces todo es posible, y "Simone" es la lógica extensión de eso. Pero no creo que los actores dejen de trabajar. No es tan simple trabajar con los virtuales. En verdad, se necesita más de un actor para hacer un actor artificial: necesitás a veces más de uno para la voz, varios para tomar su imagen y otros más para los movimientos. Con lo cual, si un actor artificial gana un papel, no sólo no habrá desempleados, sino que seguramente se necesitarán más personas alrededor de éste".
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