Esta semana comienza el rodaje de la nueva aventura del personaje, justo a tiempo para cumplir 40 años revitalizando el legado de los seriales de aventuras del cine clásico
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Tal vez ningún otro héroe contemporáneo del cine de Hollywood haya envejecido tan bien como Indiana Jones. Tras una larguísima espera y alguna incertidumbre, el rodaje de su quinta película arranca esta semana en los estudios Pinewood de Londres y otros lugares ya elegidos del Reino Unido. Entre ellos aparece el legendario castillo de Bamburgh, suerte de fortaleza medieval que ofrece, vista desde lejos, una imponente vista de las costas de Northumberland. Llegar hasta allí es como viajar en pocos minutos hacia un pasado muy lejano. Una larga travesía que nos lleva de regreso al momento en que fue levantado, 1400 años atrás.
Quienes ya se jactan de saber todo sobre la filmación, una de las más esperadas de los últimos tiempos, que la propia película es una travesía hacia la propia historia de Indiana Jones, porque en un primer guion de Indiana Jones y la última cruzada (tercera aventura cinematográfica de nuestro héroe) ocurrían cosas importantes en ese castillo, sobre todo relacionadas con la fantasmal presencia de un supuesto aristócrata, noble y guerrero escocés. Aquella trama fue dejada de lado y podría retomarse ahora, insisten esos sabihondos. Es cuestión de confiar en un dato que jamás formó parte de la historia de Indy: las alusiones a hechos míticos o sobrenaturales.
¿Sería posible a esa altura semejante giro? Indiana Jones es un aventurero que siempre corre riesgos y juega al límite, pero como todo gran héroe de aventuras al final triunfa. Representa con su valor a toda prueba el ideal del bien, pero al mismo tiempo sabemos que es tan mortal como cualquiera de nosotros. Y el mundo en el que se mueve es mucho más fácil de reconocer en los libros de historia que en los de ciencia ficción, por más que los villanos y la mayoría de las peripecias sean pura fantasía.
Alcanza para comprobarlo una sola pregunta. ¿Qué lleva a Indiana Jones a meterse siempre en problemas? Su obsesión por buscar y encontrar piezas arqueológicas ligadas a un tiempo y a un espacio preciso. Pueden ser inventadas, pero siempre tienen algún anclaje en la realidad de los seres de carne y hueso. El único gesto parecido al del superhéroe lo tiene Indy cuando cambia su traje convencional de profesor universitario por las botas, el chaleco, el látigo, la camisa color caqui de los expedicionarios y su inconfundible sombrero fedora. Allí parece invencible, por más peligros que deba enfrentar a cada momento de la aventura.
¿De qué va a hablar la quinta aventura en el cine de Indiana Jones, todavía sin título? Nadie lo sabe, ni siquiera esos que dicen conocer todos los secretos de los grandes proyectos de Hollywood. Algunos se arriesgan a apostar por una historia que se va desplegando alrededor de la Guerra Fría. Habría que buscar, dicen, por el lado de los comienzos de la de la carrera espacial o algún otro avatar menos conocido del conflicto Este-Oeste de aquel tiempo.
Difícilmente tengan más indicios (o estén dispuestos a compartirlos) quienes acompañen a Harrison Ford en su regreso al personaje que, según propia confesión, más lo divirtió en el cine. De Indiana Jones 5 participan la estrella delante de Fleabag y detrás de Killing Eve Phoebe Waller-Bridge (¿aportará además de la actuación algo de su talento al guion, como lo hizo con la todavía inédita película 25 de James Bond, Sin tiempo para morir?), el danés Mads Mikkelsen, el alemán Thomas Kretschmann, el galán de acción Boyd Holbrook y Shaunette Renée Wilson, llegada desde el mundo Marvel y Pantera Negra.
Más allá de los nombres, lo que regresa es el pasado. Hace casi 40 años, el 12 de junio de 1981, se estrenaba mundialmente en Estados Unidos Indiana Jones y los cazadores del arca perdida (Indiana Jones and the Raiders of the Lost Ark), la primera aventura de nuestro héroe, un gran tributo a un tiempo gloriosamente igual de clásico en Hollywood. Un homenaje a los viejos seriales, aventuras en episodios durante los cuales su protagonista (un héroe con todas las letras) desafiaba todos los peligros imaginables para cumplir con su misión.
El autor de estas líneas tuvo la suerte de ser, quizás, uno de los últimos en disfrutar desde una pantalla grande la gloria de los viejos seriales de aventuras. En un viejo cine parroquial del barrio porteño de Núñez, emplazado detrás de la Iglesia de la Santísima Trinidad, con entrada sobre la calle Ciudad de la Paz, casi Republiquetas (hermoso e histórico nombre de la actual Crisólogo Larralde), cada sábado por la tarde el doble programa de comedias, westerns y películas policiales comenzaba con algunos capítulos de esos viejos seriales cuyos episodios siempre terminaban con el héroe a punto de ser arrojado a un precipicio o atropellado por un tren.
El público entendió a la perfección ese mensaje claro, preciso, rotundo. La película resultó la más taquillera de 1981 tanto en los cines como en los alquileres de videocassettes, la nueva forma de entretenimiento hogareño que empezaba a crecer sin pausas por esos años. Nominada a ocho premios Oscar (entre ellos mejor película y mejor director), ganó cuatro premios: dirección de arte, sonido, edición y efectos visuales.
Con el tiempo, Steven Spielberg (responsable de las cuatro películas de Indiana Jones hechas hasta ahora) recordaría entre aquellas historias de los años 30 al valeroso Tailspin Tommy, un mecánico de aviones convertido en intrépido héroe, o al hoy olvidado actor de westerns Lash LaRue, estrella indiscutida del género. Contaba también que George Lucas, el verdadero gran artífice creador de la aparición de Indiana Jones, tenía esas referencias en la cabeza desde hacía tiempo, pero había decidido postergarlas por un tiempo para ocuparse full time de La guerra de las galaxias.
El primer episodio de Star Wars se estrenó en 1977 y ese mismo año nació Indiana Jones. Cuenta Spielberg que compartió con Lucas unas vacaciones en Hawaii para que no se sintiera solo, porque estaba convencido de que esa película iba a convertirse en un verdadero desastre. “George volvió a sonreír cuando le llegaron las noticias del éxito colosal de Star Wars en su primera semana. Nos fuimos a comer y ahí me contó la historia de lo que quería hacer, una serie de películas sobre un arqueólogo. Siempre quise hacer algo así. Mezclar a Spy Smasher, la Maravilla Enmascarada, Tailspin Tommy y Lash LaRue con algunas ideas de Edgar Rice Burroughs y, por supuesto, la extraordinaria imaginación de George”, agregó Spielberg.
Tres años después, Spielberg y Lucas volvieron a Hawaii para filmar algunos de los tramos fundamentales de Los cazadores del arca perdida. Allí estaba también Harrison Ford, ya elegido para el papel de Indiana Jones, su cuarto trabajo para Lucas después de American Graffiti y las dos primeras películas de Star Wars. Su transformación en Indiana Jones acrecentaría todavía más la popularidad como actor y como galán de Hollywood que adquirió de la mano de Han Solo, otra creación de Lucas.
El que también andaba por la bella Honolulu por esos días era Tom Selleck. En esos momentos la cadena CBS había aprobado el piloto de Magnum, la serie policial que terminaría consagrándolo en todo el mundo. Pero en ese momento allí no había más que incertidumbre. Al bigotudo actor no le alcanzaba el dinero ni para el pago del depósito de seguridad de la vivienda que ocupaba. Lo increíble del caso es que Selleck fue la primera opción para ser Indiana Jones. Había hecho mejor que nadie las audiciones y tanto Spielberg como Lucas lo querían en ese papel, pero chocaron una y otra vez con la negativa de CBS. Ironías del mundo del entretenimiento: Selleck estaba pendiente de las definiciones sobre Magnum mientras muy cerca de allí Harrison Ford rodaba las escenas que no estaban pensadas originalmente para él.
No sabemos qué pudo haber pasado con Selleck como Indiana Jones. De lo que sí estamos seguros es que Ford quedó tan identificado con el papel que hoy no podríamos imaginar a otro actor ocupándolo. A lo largo del tiempo, el propio Ford y sobre todo Spielberg se ocuparon de decir, ante la mínima insinuación de cambio, que la única opción para el papel era Ford y que si ocurriera otra cosa la historia terminaría allí mismo.
En pleno rodaje, Ford cumplirá 79 años el próximo 13 de julio. Para esa fecha seguirá dirigido como Indiana Jones por alguien que no es Spielberg, algo que nunca había ocurrido. El responsable de la quinta película del arqueólogo aventurero es James Mangold, el talentoso realizador de Logan y Ford vs. Ferrari. El estreno mundial está programado para el 29 de julio de 2022, once días después de que Ford ingrese al club de los octogenarios. Tal vez ningún otro astro de Hollywood haya envejecido tan bien como él.
- Indiana Jones y los cazadores del arca perdida está disponible en Netflix, Flow y Movistar Play.
- Indiana Jones y el templo de la perdición está disponible en Flow y en Movistar Play
- Indiana Jones y la última cruzada está disponible en Flow y en Movistar Play
- Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal está disponible en Netflix, Flow y Movistar Play
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