Emma: Jane Austen, de regreso en el cine y con sangre argentina
Emma (Reino Unido/2020). Dirección: Autumm de Wilde. Guion: Eleonor Catton, según la novela de Jane Austen. Elenco: Anya Taylor-Joy, Johnny Flynn, Bill Nighy, Gemma Whelan, Miranda Hart, Josh O´Connor. Duración: 124 minutos. Disponible en: Flow, Google Play Películas e iTunes, para alquilar. Nuestra opinión: muy buena.
La obra literaria de Jane Austen, como lo prueban las numerosas adaptaciones televisivas y cinematográficas, resiste el paso del tiempo y los diferentes puntos de vista de quienes deciden contar sus propias versiones de las novelas decimonónicas. En el caso de Emma, publicada en 1815, la comedia de modales sobre la bella, rica y entrometida Emma Woodhouse, más que resistir el paso de los años el material original parece crecer con cada nueva versión. Así ocurría con Ni idea, la recreación ambientada en la Beverly Hills de los años 90 dirigida por Amy Heckerling y protagonizada por Alicia Silverstone, y así vuelve a suceder ahora con la nueva adaptación realizada por la directora debutante Autumm de Wilde y encabezada por Anya Taylor-Joy como el personaje del título.
En este film el carácter y la disposición de la protagonista se revelan enseguida: acompañada por sus sirvientes, Emma visita el invernadero de su enorme mansión para elegir las flores que le entregará como despedida a su querida institutriz (Gemma Whelan, de Game of Thrones y Gentleman Jack), lista para casarse con el amable señor Weston. Con un gesto mínimo y la mirada algo distraída, Emma selecciona las flores con un aire que demuestra lo mimada y caprichosa que puede ser. Unos rasgos a los que se suman su pretensión –errónea– , de entender el mundo y sobre todo, su supuesta capacidad de actuar como celestina.
Privilegiada, admirada y amada por todos, la joven podría ser la villana de la historia y por momentos se comporta como tal pero el guion y la interpretación de Taylor-Joy consiguen demostrar que detrás de tanta arrogancia hay mucha soledad y una ilusión de control sobre un mundo en el que vive como una reina, pero del que desconoce casi todo.
Con cierta tendencia a exagerar el preciosismo visual y de construir cada plano como si se tratara de un cuadro o más bien un panel de Pinterest inspirado por Wes Anderson, la directora se afirma en el relato cuando permite que el humor y algo de sensualidad apenas sugerida se cuele en la comedia de modales. Entre carruajes, vestidos corte princesa y esos verdes jardines de la campiña inglesa, las interpretaciones de Bill Nighy como el hipocondríaco y pesimista padre de Emma, y de Johnny Flynn como el señor Knightley, su caballeroso vecino y familiar político, forman un prodigioso trío con Taylor-Joy.
Mientras Nighy y las particularidades de su personaje aportan los momentos de comedia más explícitos, los duelos de ingenio entre Emma y Knightley consiguen transmitir la atracción (aunque sea inconsciente), que sienten los personajes. Y una vez más como en otras de las adaptaciones de Austen, entre las que se destaca siempre la versión de Orgullo y prejuicio de Joe Wright, la figura del párroco es objeto de desdén y ridículo. En este caso el señor Elton (Josh O’Connor, de The Crown), no solo derrumba las veleidades de Emma como celestina sino que su ambición y arrogancia lo delatan como el verdadero villano del cuento.
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