El vampiro que amó
En diciembre, llegará a los cines Crepúsculo, la primera parte de la saga de Stephenie Meyer, que es el nuevo fenómeno de la literatura para jóvenes
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en el lejano reino de Escocia, vivía una mujer recién divorciada y con muchos problemas económicos, que un día se sentó en un café cualquiera a escribir la historia de un mago preadolescente. Dicen también que ese libro infantil transformó a la mujer en una de las personas más ricas del mundo. Y no sólo a ella. Gracias a ese maguito huérfano y miope llamado Harry Potter el mundo editorial alcanzó nuevas e inexploradas alturas y con él también la industria cinematográfica. Y desde ese momento cada nuevo libro dirigido al público infantil/ adolescente que llega a las editoriales recibe el mote de heredero de Potter, y sus autores son considerados sucesores naturales de J.K. Rowling. Pero ninguno estuvo más cerca de la verdad y más lejos de la estrategia de marketing que Stephenie Meyer y su saga de vampiros enamorados. "¿La próxima J.K. Rowling?", se preguntó en su número de abril la revista Time, que también la incluyó, en el puesto 78, en su lista de las personas más influyentes del mundo. Lo cierto es que la historia de esta ama de casa de 34 años luce tan interesante en la solapa de los libros como la de Rowling. A saber: esta señora vive en Arizona, profesa la fe mormona, antes de sus exitosos libros actuales de los que lleva vendidos millones de ejemplares alrededor del mundo no había escrito nada y, según ella, la trama de Crepúsculo -el primer volumen editado en 2005- le llegó en un sueño. Que podría haber sido una pesadilla. Es que la historia de Bella Swan y Edward Cullen tiene tantos elementos románticos como terroríficos. Porque ella es una adolescente de 17 años demasiado madura para su edad, que un día se muda a la ciudad de Forks, en el estado de Washington, donde vive su padre. Un lugar en el que siempre llueve y un día de sol es tan raro como la posibilidad de enamorarse de un vampiro. Que es exactamente lo que le sucede a Bella apenas conoce a Edward, el chico más lindo de la escuela, que resulta ser integrante de los Cullen, una familia de vampiros que se llaman a sí mismos vegetarianos porque se niegan a beber sangre humana. Así, el típico cuento del romance adolescente a lo Romeo y Julieta cobra un sentido bastante trágico y peligroso. Después de todo, además de convertirse en la novia de Edward, Bella bien podría transformarse en su cena.
Para lectores demasiado adultos para las aventuras de Harry Potter, pero muy jóvenes para las de los vampiros sobresexualizados de Anne Rice, en este relato el sexo premarital está vedado por la posibilidad de que Bella no sobreviva al encuentro y la caballerosidad de Edward, que tiene aspecto de tener 17 años, pero en realidad ya pasó los cien. Este planteo logró tocar alguna fibra en las adolescentes -y en sus madres- de todo el mundo, que comenzaron a consumir la creación de Meyer con el entusiasmo de un vampiro en ayunas. La segunda entrega de la saga que en la Argentina edita Alfaguara, Nueva luna , permaneció en el primer puesto de la lista de best sellers de The New York Times durante 30 semanas, la tercera parte, Eclipse ,vendió 150.000 copias el día que salio en los Estados Unidos y la cuarta y última parte, Amanecer , vendió1.300.000 copias el día de su lanzamiento el pasado 2 de agosto.
Era sólo cuestión de tiempo para que el fenómeno editorial y cibernético -hay miles de páginas en Internet dedicadas a la historia de Bella y Edward- llegara al cine.
Pantalla sangrienta
El próximo 25 de diciembre Crepúsculo , la película, llegará a los cines de la Argentina. Unas semanas antes tendrá su estreno norteamericano. Claro que hubo un tiempo en el que la adaptación cinematográfica de esta historia estuvo en peligro. En 2004, un año después de la publicación del libro, la división de cine de MTV estaba decidida a convertir el éxito incipiente en un film perfecto para su audiencia cautiva. El problema fue que el guión que le presentaron a Meyer era tan distinto del concepto original que, según le aseguró ella a la revista Entertainment Weekly, si le cambiaban el título nadie habría reconocido su historia. Así, el proyecto cinematográfico quedó olvidado mientras el fenómeno seguía creciendo y los ecos de Harry Potter subían de volumen. Hasta que en 2006 una compañía independiente, Summit, hizo su intento. Y aunque Meyer asegura en su página oficial ( www.stepheniemeyer.com ) que escribir Crepúsculo fue una experiencia "muy visual, cercana a una película", costó mucho convencerla de que un film sobre la historia de amor y muertes de Bella y Edward era posible. Para ello, el productor Eric Feig tuvo que garantizarle por contrato que su punto de vista sería respetado y que ninguno de los vampiros tendría colmillos más largos o pronunciados que los humanos. Es que los chupasangre de esta saga son distintos del estereotipo que impuso Bram Stoker. Los vampiros del universo Meyer no se desintegran si los toca un rayo de sol, pero intentan no caminar por ahí en un día soleado porque su piel brilla de manera inequívocamente no humana; no necesitan ataúdes para dormir porque no duermen, y el ajo no los afecta para nada aunque tienen una especial sensibilidad por el aroma de los humanos. Claro que hay una característica vampírica que se destaca del resto y que complicó mucho el trabajo de Catherine Hardwicke, la directora de Crepúsculo , la película. Es que ella, que se hizo conocida por su trabajo con los adolescentes en problemas de los films A los trece, Los amos de Dogtown y El nacimiento, tuvo que seleccionar aun protagonista masculino al que en la novela se describe como "devastadora e inhumanamente hermoso" y a una actriz que fuera capaz de representar a la enamorada, frágil y al mismo tiempo fortísima Bella. Para el papel femenino fue elegida Kristen Stewart, de 18 años, conocida por sus papeles en La habitación del pánico (interpretaba a la andrógina hija de Jodie Foster) y Hacia rutas salvajes, de Sean Penn, mientras que llenar los apuestos zapatos de Edward fue bastante más difícil. Cada uno de los cientos de miles de fanáticos cibernéticos de los libros tenía su opinión sobre quién debía interpretar al vampiro perfecto. Y cada uno de ellos estaba convencido de que Robert Pattinson no era el indicado. El actor británico de 23 años, que interpretó a Cedric Diggory en Harry Potter y el Cáliz de Fuego y Harry Potter y la Orden del Fénix, sufrió primero el desprecio de los seguidores y, cuando se conocieron las primeras imágenes de la película, la reacción fue exactamente la contraria. Ahora, para bien o para mal, Pattinson es Edward Cullen, el vampiro enamorado de una humana.
Libros, películas y discos, el imperio de Meyer parece no haber rozado siquiera su techo. Y todo comenzó con el sueño de una ama de casa, madre de tres chicos y escritora aficionada, en el que dos personas tenían una intensa conversación en el claro de un bosque. "La mujer era una chica común y corriente; el varón era fantásticamente hermoso, brillante y un vampiro." En algún lugar del planeta un joven mago de anteojitos sintió un escalofrío. La competencia había nacido.
- 4 son las novelas de la saga
- 37 son los países en los que han sido publicadas
- 37 millones de dólares es el costo de la película
- 50.000 ejemplares de la saga ya se han vendido en la Argentina
- 25 de diciembre de 2008 es la fecha de estreno de Crepúsculo en las salas locales
- 600 ejemplares se vendieron en el mundo de habla hispana
- 8 de octubre sale el cuarto libro, Amanecer, en la Argentina
- 1 millón trescientos mil ejemplares vendió Amanecer en los Estados Unidos el día de su lanzamiento