El rapto: un sólido thriller político basado en un best seller en el que brilla Rodrigo de la Serna
La esperada adaptación de El salto de papá, de Martín Sivak, cuenta con una actuación camaleónica del actor en el papel del financista, rodeado de un elenco de primer nivel y una lograda ambientación de época
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El rapto (Argentina-Estados Unidos/2023). Dirección: Daniela Goggi. Guion: Daniela Goggi y Andrea Garrote, basado en el libro El salto de papá, de Martín Sivak. Fotografía: Fernando Lockett. Edición: Eliane D. Katz. Elenco: Rodrigo de la Serna, Julieta Zylberberg, Andrea Garrote, Jorge Marrale y Germán Palacios. Duración: 96 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Nuestra opinión: muy buena.
La publicación de El salto de papá, el exitoso libro de Martín Sivak aparecido en 2018 en el que el autor cuenta la agitada vida y la trágica muerte de su padre, el empresario Jorge Sivak, ya había desatado una polémica familiar. La etapa de producción de esta adaptación del libro dirigida por Daniela Goggi y financiada en buena parte por Paramount también estuvo marcada por esa interna: hubo intentos de detener la película con recursos judiciales y finalmente se cambiaron nombres (El rapto en lugar del título original del libro, el apellido Levy en lugar de Sivak y un protagonista que es Julio en lugar de Jorge). Toda esa saga está relacionada con asuntos privados y a cuestiones legales que seguramente determinaron, al menos en parte, el resultado de lo que Goggi y Andrea Garrote (también integrante del elenco) elaboraron como guion de una historia que, por sus características, es ideal para el cine, pero deberán resolverse en otro terreno.
El planteo inicial del film de Goggi (El hilo rojo, Abzurdah) propone un enfoque diversificado: el problema de la “mano de obra desocupada” -los hombres que participaron activamente en la represión ilegal durante la última dictadura militar y con la llegada de la democracia quedaron fuera de juego-, la manifiesta fragilidad inicial de esa democracia y la ineficacia de la política para controlar a sus enemigos, el drama familiar que desata un secuestro extorsivo que también le abre camino al thriller y particularmente las contradicciones de un protagonista que debe combinar su simpatía por el marxismo con su rol al frente de una financiera que debe asumir ante la ausencia forzada de su hermano.
Aunque El rapto empiece y termine con leyendas que refuerzan el contexto histórico -los ecos de la violencia del régimen de facto, el destino de los integrantes de los tristemente célebres “grupos de tareas” que secuestraban personas para trasladarlas a centros clandestinos de detención, su reconversión en personal de seguridad privada, etc.-, el foco está puesto en el personaje que interpreta Rodrigo de la Serna, un hombre hiperkinético, inteligente, sensible, de buena relación con su familia y con un grado de conciencia política inusual para el entorno en el que se movía. No hay tanto acento en las debilidades de Julio Levy porque la construcción original que hizo Martín Sivak es la de un hijo que añora a su padre.
Y De la Serna es indudablemente la fortaleza principal de El rapto. Al margen de su transformación física -lo verán con barba y unos kilos demás-, son admirables su actitud, su gestualidad y la versatilidad que demuestra oscilando entre el padre cariñoso y el hermano que se enfurece cuando no encuentra las respuestas que espera. Goggi armó un elenco de profesionales muy solventes para apoyarlo (Garrote, en el papel de Marta Oyhanarte; Julieta Zylberberg, Jorge Marrale, Germán Palacios), es cierto, pero el centro de gravedad de la película es él. De la Serna encarna con mucha convicción las paradojas del personaje, su incomodidad por el rol que debe ocupar en el negocio familiar, la desesperación ante la situación de su hermano, los momentos de empatía con su mujer y sus hijos en un clima de tensión angustiante. Logra que nos identifiquemos con su drama, que lo entendamos y acompañemos a lo largo de un afiebrado periplo que también tendrá un corolario trágico.
Una buena reconstrucción de época sustentada sobre todo en el notable trabajo de fotografía de Fernando Lockett, que captura con sagacidad la imagen de un pasado desteñido, y la consistencia de un guion que impone una dinámica atrapante también aportan para que El rapto funcione como ficción sólida, independientemente de los resquemores que pueda generar su punto de vista sobre los hechos históricos que retoma en ese núcleo familiar atravesado por enfrentamientos que todavía persisten.
La película, bien recibida en su paso por festivales importantes -Venecia, Toronto-, llega a los cines antes de su lanzamiento en la plataforma Paramount+, confirmado para el 3 de noviembre. Su estreno en este momento político de la Argentina tiene especial resonancia, particularmente por la reactivación de una controversia que parecía saldada en la sociedad.
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