El piloto al mando de una cámara cuestionadora
Se verá esta noche "Whisky Romeo Zulú"
Hoy, a las 23, en la competencia oficial del Bafici se revelará la incógnita acerca de "Whisky Romeo Zulú", la película con título en clave, que recrea el antes y el después de la tragedia del Boeing 737-204 (matrícula LV-WRZ) de LAPA que, en agosto de 1999, terminó en tragedia.
Su director, Enrique Piñeyro, nació en Génova, pero llegó a la Argentina muy pequeño. Es médico especializado en accidentes de aviación, piloto aeronáutico, actor, productor y director. Entre 2001 y 2003 concretó su ópera prima con el respaldo de su empresa Aquafilms y el aporte de capitales privados de origen europeo. Además, también es uno de los protagonistas, junto a Mercedes Morán, Alejandro Awada y Adolfo Yanelli.
En abril de 1996, Piñeyro, entonces comandante del Saab 340 de la compañía aérea LAPA, envió una extensa carta al jefe de pilotos en la que expresaba su preocupación por la seguridad de vuelo de las naves de la empresa. La nota hablaba de velocímetros mal calibrados que carecían de punteros plásticos, reiteradas fallas en el pisher system, de numerosos aviones que sin embargo levantaban vuelo, caídas de vuelta de hélice, baja presión de aceite, y advertía que "...la historia de la aviación registra numerosos casos de quiebras posaccidente, como Air Florida, Pan Am y Eastern". Tres años más tarde, ese mismo aeronavegante se negó a volar con dos de tres "horizontes artificiales" fuera de servicio y envió una nota a los directivos de LAPA que pormenorizaba un sinfín de negligencias, como vuelos sin radar o sin chalecos salvavidas, fallas permanentes en el sistema de alarmas y violaciones a los tiempos mínimos de descanso, así como presiones laborales de diversa índole. En junio de 1999, Piñeyro renunció a su puesto, como "protesta y advertencia", tras ser calificado por una junta de la Fuerza Aérea, que es la que controla el espacio aéreo argentino, poco menos que como un soldado que abandona la lucha en el campo de batalla. Sin embargo, un vuelo comercial no forma parte de una guerra, aunque en este caso, la guerra la haya declarado la empresa a ese piloto, un hombre de fuerte ética que no estaba dispuesto a aceptar imposiciones que exponían minuto a minuto a cientos de personas a la muerte.
Ganancia versus seguridad
Esa guerra por mayores beneficios económicos, de cara a la seguridad en los vuelos comerciales, tuvo su momento culminante el 31 de agosto de 1999 cuando un Boeing de LAPA salió de pista a toda velocidad pero sin despegar, cruzó la Avenida Costanera y terminó estrellándose contra un terraplén donde explotó, provocando la muerte de casi un centenar de sus pasajeros. No era el primero de este tipo de hechos: en octubre de 1997, en Fray Bentos, había ocurrido otro accidente, aquella vez de Austral, con un saldo similar.
Piñeyro, que además de médico especialista en seguridad aeronáutica estudió actuación con Lito Cruz, había trabajado en "Garage Olimpo", antes de convertirse él mismo en uno de los productores de aquella película. La tragedia lo golpeó fuerte y lo impulsó a escribir el guión de "Whisky Romeo Zulú", la historia de un chico de los años 60 y 70 que sueña con ser piloto, pero que con el paso de los años descubre una realidad muy diferente a la imaginada. Presionado por la disyuntiva de respetar las reglas de seguridad arriesgando su trabajo frente a superiores corruptos, termina convirtiéndose en testigo anticipado del peor accidente que recuerda la aviación comercial argentina, producto de oscuros intereses que ahora intenta testimoniar con el cine.
"Por qué los sueños de la infancia tienen que terminar en una caja negra", se pregunta Piñeyro en su dialogo con LA NACION.
--¿Por qué tanto silencio?
--Preferimos no hacer público el tema del rodaje. Filmábamos en lugares muy complicados que era muy probable que no nos hubieran permitido usar. Por eso lo hicimos sin permisos, para evitar cualquier tipo de problemas y presiones, o que se nos cayeran locaciones como nos pasó, cuando salió un articulo minúsculo en un diario.
--¿El tema pegó tan fuerte que sigue provocando reacciones?
--Casi en su totalidad la aviación civil sigue en manos de la Fuerza Aérea, que no se caracterizó por ser en la historia reciente una institución muy apegada a los procedimientos transparentes. Lo único que pasó con la privatización de los aeropuertos es el cambio de manos de la parte hotelera, se concesionó el edificio, el free-shop y los derechos de rampa, pero fuera de eso las fallas latentes que produjeron los accidentes de Austral y de LAPA siguen en su inmensa mayoría vigentes. Es como si los subterráneos estuvieran controlados por el Ejército.
De pilotar a dirigir
--¿Antes del accidente, había pensado dirigir cine?
--Antes de "Garage Olimpo" nunca había trabajado siquiera como actor, menos como director porque estaba volando. Sí me acuerdo que en el colegio lo único que hacía seriamente era teatro.
--¿Cómo funciona esto de varias profesiones en una misma persona?
--Soy un conflictuado vocacional que terminó las carreras.
--De alguna forma todas convergen en la película...
--Sí, y me alegro de haberlas terminado todas y cada una, porque noto que el beneficio a largo plazo es importante.
--¿Es una película catártica?
--No tengo una gran necesidad de catarsis porque creo que empecé a hacerla en el mismo momento en que los hechos empezaron a pasar y los puse por escrito. Incluso los advertí en The New York Times y hasta fui a un estudio de abogados en Estados Unidos para ver si podía hacer algo y me dijeron que hasta que no se cayera un avión, no. Y cuando pasó, hice la denuncia y fui testigo de parte en la fiscalía... No puedo decir que tenga algo adentro que no haya exteriorizado. Sentí mucha desesperación e impotencia, pero creo que la película es dejar un testimonio de por qué esa gente se murió, cuando yo sé que perfectamente se podría haber evitado: simplemente murieron por una empresa negligente y una autoridad complaciente. Estas cosas tienen una batalla mediática que en su momento fue importante y quedó en la opinión pública que sabe que no fue solamente un error del piloto; otro plano judicial que funcionó muy bien, que deja un precedente contra la impunidad único en la historia de la aviación comercial, y un correlato testimonial, que es el de la memoria.
--¿Qué tanto de realidad o fantasía se ve en la película?
--Un 95 por ciento es una ficcionalización de los hechos reales. Otro pequeño porcentaje está inventado, o para proteger a gente que todavía trabaja en la aeronáutica o a fines narrativos para darle credibilidad, porque las cosas que pasaron fueron mucho peor de lo que aparecen en la película.
--¿Cómo planeó financiarla?
--Mucho no le contamos a nadie qué estábamos haciendo. Tenía contactos de cuando hice "Garage Olimpo" y el know-how del medio aeronáutico que a la industria del cine le hubiese resultado imposible pagar.
Créase o no
--¿Como reaccionaban los potenciales inversores cuando les contaba la historia?
--Decían que no lo podían creer, que era un horror. Pero en la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos confluyen países como el nuestro y todos los africanos, que por otras causas básicamente económicas, no cumplen con el mantenimiento ni con las normas de seguridad. Eso facilitó que en 1998 se le pusiera al espacio aéreo y a los aeropuertos argentinos una estrella negra, algo que solo pasó con el Africa.
--¿Cuándo comenzó con la película?
--Curiosamente el primer día de producción fue el 20 de diciembre de 2001. Me acuerdo que de la oficina fuimos a Plaza de Mayo y después volvimos para seguir trabajando. El haber contado con una prefinanciación en dólares, tras la devaluación nos permitió trabajar con el triple de lo que habíamos pensado, y fuera del corralito. ¿Quién puede triplicar de un día para el otro su presupuesto..?
--¿Y después de diciembre de 2001?
--Los inversores extranjeros se dieron cuenta de que lo que yo les contaba en el guión y mucho más era posible en la Argentina...
--¿Qué relación encuentra entre un hecho y el otro?
--Hay un paralelo: ese avión se cae del mismo modo en que dos años después se cae el país, en cámara lenta, donde todos sabíamos, todos veíamos, y todos nos preguntábamos cómo se hace para pagar una deuda así, impagable y sin embargo seguimos jugando a que la pagamos, es decir dando vuelta la cabeza sobre un problema inocultable. Así se cayó el avión, así se cayó el país.
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