El perfecto asesino: el costo que Natalie Portman pagó por su primer éxito
Un proyecto en pausa y un director dispuesto a aprovechar su tiempo libre fueron dos factores decisivos en el nacimiento de El perfecto asesino, el largometraje que hizo de Luc Besson uno de los realizadores más taquilleros de Francia. La historia de una niña cuya familia es asesinada por un corrupto agente de la DEA, y que luego es protegida por un asesino a sueldo, fue uno de los hits de 1994.
Más allá de sus muchos méritos, esta película es ampliamente recordada porque aquí debutó en pantalla grande Natalie Portman. Su trabajo como la pequeña Mathilda la posicionó en el mapa de Hollywood, pero también le valió una lección sobre el lado menos agradable de alcanzar la fama a una edad tan corta.
Algo de tiempo libre
Besson estudia a fondo la lógica de cada uno de sus personajes y siempre está atento al potencial que presentan quienes pueblan sus relatos. Aunque aparezcan poco en pantalla, el director piensa en la esencia de esos héroes o villanos, hacia dónde van y de dónde vienen, y de esa forma tuvo la idea para El perfecto asesino. En una de las escenas de La Femme Nikita, otro film centrado en una peligrosa asesina, Besson presentó a Victor, un profesional del mundo clandestino que se ocupaba de limpiar la escena de un homicidio. El personaje era interpretado por Jean Reno, y cuando el realizador comenzó a colaborar con él, fantaseó con la posibilidad de dedicarle una película entera a ese "arreglatodo".
Por esta época, a comienzos de los noventa, Besson dejaba toda su energía en El quinto elemento, una costosa épica de ciencia ficción para la que tenía apalabrado a Bruce Willis. Sin embargo, el comienzo de rodaje se pausó cuando Willis debió atender otros proyectos laborales. Eso dejó a Besson en el aire, con varios años libres por delante en los que solo debía esperar que el héroe de acción pudiera despejar su agenda. Sin intención de perder el tiempo, Luc retomó entonces la idea de contar la historia del "limpiador", aquel personaje de La Femme Nikita que tanto lo entusiasmó. Treinta días después, el guion de El perfecto asesino ya estaba listo.
Un casting perfecto
Cuenta la leyenda que Besson llamó a Reno para invitarlo a cenar. Con esa excusa sorprendió al actor cuando le puso sobre la mesa el libreto de la película y le ofreció el papel principal. El intérprete francés aceptó inmediatamente y comenzó a preparar su papel. En el trabajo de investigar al personaje, Reno descubrió que este nuevo limpiador ya no era el asesino frío y calculador que había interpretado en Nikita, sino un personaje mucho más humano que demandaba otro tipo de acercamiento. Por su parte, aunque Luc en varias oportunidades reconoció que ese protagónico fue pensado para Jean, desde Hollywood estrellas como Mel Gibson o Keanu Reeves se mostraron muy interesados con el proyecto.
Para interpretar al agente Stansfield, Besson convocó a Gary Oldman, a quien alguna vez destacó como "uno de los cinco mejores intérpretes del mundo". Oldman fue capaz de darle a su personaje el toque de sordidez que la historia necesitaba, y compuso a un villano perturbado. Luc tenía una fe ciega en las capacidades del actor, y por ese motivo le permitió improvisar cuanto quisiera. Poco a poco, él comenzó a irse del libreto y así le dio a Stansfield un carácter mucho más salvaje e impredecible. A lo largo de la filmación hubo un sinfín de improvisaciones, desde el recordado grito de "tráiganme a todos", que lo sobreactúo solo para despertar a un microfonista dormido, hasta la incomodidad que le hizo pasar al actor Michael Badalucco (que interpretaba al padre de Mathilda). En dicho momento, a Oldman se le ocurrió acercarse a su compañero de escena y empezar a olerlo, algo que estremeció a Badalucco, pero que sumó mucho en términos de clima. Pero más allá de Reno y Oldman, es indudable que el mayor de los aciertos en materia de casting tuvo que ver con Natalie Portman, una niña de apenas 11 años que se convirtió en la gran estrella del relato.
Cuando Portman se presentó en la audición, el responsable de casting Todd Thaler pensó en rechazarla por su edad. Con 11, ella era muy joven para encarar un personaje tan complejo aun cuando, de una lista de dos mil aspirantes, ella parecía ser la indicada. Cuando Besson la conoció le pidió que actuara la escena en la que reaccionaba frente a la muerte de su hermanito, y el desempeño de la actriz lo convenció de que estaba frente a la Mathilda perfecta. Y mientras el realizador francés celebraba su hallazgo, los padres de Natalie se preocupaban por el contenido del guion. En una nota, Portman recordó ese momento: "Ellos me decían que de ninguna manera podían permitirme hacer ese largometraje, porque había mucho material inapropiado para una niña de mi edad. Por mi parte yo les aseguraba que este era el mejor libreto que había leído en mi vida, y les gritaba que si me prohibían hacerla iban a arruinar mi vida. Tuve que discutir mucho con ellos". Finalmente los convenció, aunque un aspecto de la historia no dejaba de preocupar a sus padres: el que hacía hincapié en la tensión sexual entre Mathilda y León.
Cuando el público dijo "no"
En el año 1991, Luc Besson, de 32 años, comenzó una relación con la actriz Maiwenn Le Besco, de 15. Dos años después tuvieron una hija, y en más de una oportunidad, Maiwenn expresó: "El romance de El perfecto asesino, entre una niña de 12 años y un hombre de 30, se inspiró mucho en lo que nos pasó a nosotros".
La relación entre la pequeña y el asesino se convirtió en un motivo de preocupación para muchos de los involucrados en la película, que comprendían que bajo ningún punto de vista se podía naturalizar un vínculo de ese tipo. Los padres de Portman le exigían a Besson cambios en ese aspecto, mientras que a Jean Reno lo incomodaba la posibilidad de filmar momentos de índole sexual con su joven coprotagonista. Aunque el guion no detallaba contacto físico, la historia mostraba a sus protagonistas como amantes y hasta contenía escenas que eran garantía de repudio, como una en la que Leon accidentalmente sorprendía a la niña mientras se bañaba.
Como forma de suavizar ese aspecto de la trama, Jean Reno tomó la decisión de infantilizar a su personaje y que se note que era la niña quien lo dominaba: "León perdió a sus padres de pequeño, es un inmigrante, y también es alguien que no sabe expresar qué le sucede, entonces debía otorgarle muchas emociones. Y como es un hombre lento, Mathilda era quien controlaba esa situación".
Eventualmente el director comprendió que una trama de índole sexual no solo era indebido, sino que también le iba a impedir a los espectadores empatizar con la historia. Besson se convenció de eso cuando en una función de prueba, una escena en la que Mathilda le pide a León que sea su amante generó una oleada de risas incómodas en toda la sala, algo que estropeó por completo el clima del film. Finalmente el realizador eliminó las escenas que subrayaban la tensión sexual, y solo dejó los diálogos que la sugerían, dejando a cargo de los espectadores esa posible lectura.
A pesar de los cambios realizados en el resultado final de la película, El perfecto asesino dejó un efecto indeseado que fue la temprana sexualización de Natalie Portman. Con el tiempo, y en su preadolescencia, la actriz no aceptaba roles que la llevaran a un lugar de sensualidad, y en una nota expresó: "Siempre enfatizaba mi lado más intelectual, más serio, y así comencé a cultivar una forma de vestir elegante. Construí una reputación en la que básicamente parecía una mojigata y conservadora, pero lo hice con el objetivo de sentir que mi cuerpo estaba a salvo y garantizar que mi voz iba a ser escuchada". Portman demostró un gran instinto al momento de elegir sus futuros proyectos, y así evitó ser otra de las muchas estrellas infantiles caídas en desgracia de Hollywood.
La secuela que no fue
El perfecto asesino fue un éxito absoluto, y Luc Besson se posicionó en Hollywood como un autor que podía combinar prestigio y taquilla. Considerado el realizador más rentable del cine francés, hasta pudo concretar el sueño de fundar su propia productora.
Este largometraje dejó una huella muy profunda en una generación de cinéfilos, y el paso de los años y la riqueza del personaje de Mathilda llevaron varias veces a disparar los rumores sobre una posible secuela. Besson confesó que llegó a escribir el guion de una continuación que Olivier Megaton (responsable de El transportador 3) iba a dirigir. La intención era esperar que Portman superara sus años adolescentes, y ahí contar qué había pasado con esa niña cuya familia murió en un ajuste de cuentas. Sin embargo, en ese lapso el director abandonó el estudio para el que había hecho El perfecto asesino, y de esa manera perdió los derechos sobre un personaje que era de su propia creación. Con el tiempo esa idea mutó y se convirtió en Colombiana, una película estrenada en 2011 en la que Zoe Saldana interpretaba a una peligrosa asesina.
En los últimos años, Besson empezó a mostrarse molesto cada vez que le insistían con la posibilidad de una segunda parte de la saga: "No se dan una idea la cantidad de veces que me preguntan por eso. Vaya donde vaya me insisten con ese tema. Si fuera una cuestión de plata, ya la hubiera hecho hace rato, pero simplemente no me siento motivado". Puede que una secuela jamás realizada, a fin de cuentas, haya sido lo mejor. Porque, con 26 años a cuestas, El perfecto asesino mantiene intacto su encanto y aún es un título ineludible en la historia reciente del cine.
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