El perfecto asesino, Bajos instintos y más: secretos y curiosidades de cinco rodajes
Para LA NACIONMartín Fernández Cruz
Fueron muchos los rodajes repasados a lo largo del año. Desde clásicos imprescindibles como La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock, pasando por emblemas de la nouvelle vague como El desprecio, de Jean- Luc Godard, hasta llegar a éxitos mucho más recientes como El diablo viste a la moda. Por este motivo, repasamos algunos de los secretos detrás de cinco grandes películas que resultaron muy interesantes para nuestros lectores.
El perfecto asesino: Portman y un debut envuelto en polémica
Luego de varios títulos que lo convirtieron en una de las promesas más firmes del cine francés, el realizador Luc Besson aprovechó una pausa entre proyectos para concretar un pequeño film que surgió de forma casi anecdótica: El perfecto asesino. Tomando como punto de partida a un asesino a sueldo, el director escribió en pocas semanas una historia centrada en qué sucedía cuando un hombre dedicado al negocio de matar, entablaba una relación con una niña. De ese modo, Leon (Jean Reno) se entrega a la misión de proteger a Mathilda (Natalie Portman), luego que su familia muriera a manos de un grupo de narcotraficantes, liderado por un corrupto policía llamado Stansfield (Gary Oldman).
La historia detrás de este film escondió todo tipo de anécdotas. Desde un Gary Oldman abocado a interpretar de forma genuina a un personaje totalmente desquiciado, hasta un Jean Reno comprometido con uno de los mejores roles de su carrera. Pero sin lugar a dudas, El perfecto asesino siempre quedará en el imaginario del público por ser el título en el que hizo su debut Natalie Portman. Con apenas once años, ella se convirtió en la principal estrella de la película, y su conmovedora interpretación le abrió las puertas de Hollywood. Luc Besson capitaneó un film perfecto, aunque tuvo que omitir algunos aspectos del relato que le hubieran valido la reprobación del público.
Bajos instintos: la consagración de Sharon Stone
El de los thriller eróticos era un subgénero que rara vez dejaba una obra maestra, pero todo cambió con la llegada de Bajos instintos. El film de Paul Verhoeven se reveló como un poderoso relato en el que el detective Nick Curran (Michael Douglas) caía rendido ante la sensualidad de Catherine Tramell (Sharon Stone), una mujer sospechada de cometer un homicidio. La explosiva química entre las estrellas y una trama con varias vueltas de tuerca, hizo de este largometraje uno de los grandes éxitos de 1992. En una actualidad en la que Hollywood asume cada vez menos riesgos, Bajos instintos es el emblema de una época mucho más audaz para la industria del cine.
El éxito comercial y de crítica de este largometraje impulsó la carrera de Sharon Stone, y revitalizó la imagen de Douglas en Hollywood. A casi treinta años de su estreno, Bajos instintos aún conserva su impacto y el tiempo no deja de coronarla como una de las piezas más importantes del Hollywood de los noventa, aunque no estuvo exenta de grandes polémicas.
El vengador del futuro: la obsesión de Arnold Schwarzenegger
La historia resultaba demasiado ambiciosa aún para una superproducción de Hollywood. La trama se centraba en las aventuras de un hombre al que le implantan falsos recuerdos, en los que era un agente secreto en Marte. Pero pronto su realidad se vuelve más compleja y ese pasado ficticio podría no ser tan falso. El vengador del futuro fue un título maldito que durante años no pudo concretarse, hasta que apareció en escena Arnold Schwarzenegger, y comprendió que ese podía ser el ticket que lo confirmara como una de las estrellas más poderosas de Hollywood. El actor se ocupó personalmente de un proyecto que luego de su estreno, fue un batacazo de público, convirtiéndose automáticamente en un clásico de la ciencia ficción moderna.
La hoguera de las vanidades... y los caprichos de Bruce Willis
Cuando Tom Wolfe publicó La hoguera de las vanidades, su mordaz retrato del Wall Street de los ochenta no parecía ser materia prima para una película de gran presupuesto, pero el éxito de la novela, convenció a Warner de adquirir los derechos de esa obra. A partir de ese momento comenzó un desfile de egos e intereses que, lamentablemente, afectaron el resultado final del largometraje. El enorme Brian de Palma luchó hasta lo indecible por llevar adelante una adaptación fiel al espíritu cínico de Wolfe, pero los límites impuestos desde Warner (que buscaba un tono edulcorado), más los excesivos cambios propuestos por Bruce Willis [que dejaron al descubierto su divismo],terminaron por arrinconar al director. De este modo, De Palma logró un film que hoy en día, es quizá la única pieza olvidable de su filmografía.
Drácula, de Francis Ford Coppola
La carrera de Francis Ford Coppola está plagada de altos y bajos, y más allá del éxito de crítica y taquilla que significó El padrino, el realizador también sufrió los embates de producciones que lo dejaron al borde de la ruina. Pero con Drácula, Coppola volvió a lograr el equilibrio perfecto. Claro que el rodaje, sin llegar a ser el infierno de Apocalipsis Now, también atravesó situaciones de mucha tensión, principalmente en lo referido a Gary Oldman. El actor que encarnó a Drácula se tomó con extrema seriedad el transmitir terror con su interpretación y eso derivó en compartir momentos de mucha incomodidad junto a Winona Ryder, otra de las estrellas del elenco. Y cuando todo estaba listo para su estreno, Coppola no pudo evitar caer preso de sus temores habituales y comenzó a dudar del final que le había dado a la historia. Contra viento y marea, pudo salir adelante y de esa forma, concretó un film que para muchos es su última obra maestra.
De yapa: Esperando la carroza, una de las favoritas de los argentinos
Entre los muchísimos rodajes repasados en esta sección durante el 2020, hubo uno que llamó especialmente la atención y ese fue el de Esperando la carroza. La película de Alejandro Doria dejó una innumerable lista de citas que hoy forman parte de la cultura popular y con 35 años cumplidos, ese film aún es uno de los retratos más ácidos, ingeniosos y punzantes de la sociedad argentina.
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