El patriarca del cine boliviano
Es un pionero del documental indigenista
HUELVA, España.- Querer ser cineasta y además querer serlo en Bolivia hoy puede ser el mejor ejemplo de la desdicha y la frustración para con el oficio. Aun así, de este país "hostil para el quehacer cultural" con una historia que todavía cuesta ser revelada para el cine, el festival de Huelva ha traído como homenajeado a Jorge Ruiz, el patriarca del cine boliviano. Este prolífico realizador nacido en Sucre, de 79 años, agrónomo, autodidacta en el cine, es un pionero del documental indigenista de su país de los años 50 y 60, y entre otras cosas fue el primero en utilizar sonido directo, el color y el cinemascope. Del centenar de su producción cinematográfica se destacan "Vuelve Sebastiana", una historia documental sobre una nenita de la antigua etnia chipaya, y una suerte de western andino, "Mina Alaska", cuyo guión lo escribió con el ex presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Losada. Ambas han tenido escasa distribución en el mundo y en especial en América latina, si bien han sido restauradas por la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood y por el Instituto de Cine Español.
En realidad, son pocos los nombres que se destacan de la escueta producción de cine en Bolivia que hoy oscila entre dos y cuatro (como caso excepcional) películas por año. El lugar de Ruiz como pionero es indiscutible, gracias a él el cine boliviano existe. Sin embargo, en la actualidad es más conocida la obra de su más destacado discípulo, Jorge Sanjinés, por un cine que se distingue por su corte militante, del que este festival dio también a conocer "LA NACION clandestina". Y entre otros, han llegado con más facilidad a los festivales y en algunos casos hasta las salas las películas de Antonio Eguino, Marcos Loayza, Paolo Agazzi, Alfonso Gumucio y Juan Carlos Valdivia. Y ya dicen que asoma la primera cineasta boliviana: Mela Márquez.
De una humildad poco frecuente, rodeado de fotógrafos y de cámaras, Ruiz ha dicho en Huelva -en su primera visita a Europa- que ha recibido el mayor de los galardones. "Mi labor es humilde porque nosotros tenemos una limitación a los accesos tecnológicos para hacer cine que es pavorosa -dijo en una entrevista con LA NACION, acompañado por su mujer y sus dos hijos, uno de ellos fotógrafo-. Por eso yo vengo sosteniendo que somos artesanos, no profesionales del cine. Y me gusta decir que soy un "cinero", porque cineasta me queda grande. Pero mi trabajo tiene mucho tiempo de desarrollo, casi medio siglo."
En su juventud, su paso por la Argentina fue una revelación para Ruiz. Durante cuatro años vivió en Casilda (Santa Fe) donde estudió en la Escuela Nacional de Agricultura. Allí comenzó a filmar las clases de agronomía. Regresó a Bolivia, terminó el servicio militar y asociado con Augusto Roca comenzó a recorrer los pueblos y las etnias más antiguas. Ruiz sorprende cuando dice que nunca estudió cine. Sus películas presentan sólidos conocimientos formales en la composición de cuadro, la continuidad de montaje y el prolijo relato de una historia. Pero curiosamente elude señalar sus influencias. "Me interesa un cine antropológico", dice. Y cuando se le pregunta por su discípulo, Jorge Sanjinés, lo elogia, pero se distancia: "El cree en el cine de protesta y yo en el de propuesta. Si yo hubiera sido político no hubiera hecho ni un metro de película. Ni me gusta ser crítico de cine. A veces son ventajas de la ignorancia".
Y tras haber registrado medio siglo de historia de su país, Ruiz opta por hacerse el desentendido frente a cuestiones que revelan que hoy siguen siendo los mismos temas los que preocupan a los bolivianos. "Todavía estamos en proceso de maduración", aporta.
Ruiz es un álbum de anécdotas. Muchas de ellas han llegado al libro que reeditó el festival: "Testigo de la realidad: Jorge Ruiz, memorias del cine documental boliviano", de José Antonio Valdivia, en donde relata las aventuras que significaron concretar, y en algunos casos, encontrar películas perdidas o robadas.
Del ex presidente de Bolivia dice que jamás imaginó que llegara a ser presidente. "Le gustaba el cine, después tuvo éxito en minería, se hizo político y fue dos veces presidente. Su primera gestión fue muy buena, la segunda se vino abajo. Pero hoy apenas si mantengo una amistad de lejos con él." Con el actual, Carlos Mesa, quien fuera crítico de cine y ex productor, parece que es más amigo. De hecho le grabó un mensaje en video para la gala de apertura, en el que se refirió a Ruiz "como un emblema para Bolivia".
Los documentales de Ruiz, hasta los que cuentan con clásicas narraciones en off, demuestran su moderna visión del formato documental, en la que rechaza fuertemente las típicas cabezas parlantes que suelen testimoniar en los documentales de corte periodístico.
Si bien Ruiz está retirado de la realización, aunque continúa su trabajo personal como fotógrafo, no se ha quedado en el tiempo. Y se entusiasma con las posibilidades que hoy brinda el medio digital. "Las comunidades indígenas han comenzado a realizar sus propias producciones con cámara de video. Esta es una iniciativa de Iván Sanjinés, el hijo de Jorge, apoyado por una ONG, y que recientemente se ha mostrado en un ciclo de cine en Cochabamba. Lo más importante de esto es que ellos mismos puedan contar sus historias desde su propio punto de vista."
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