El mundo según Wayne: la parodia sobre dos inmaduros adolescentes que renovó la comedia y le sacó una carcajada a Freddie Mercury en su lecho de muerte
Cuando nadie lo esperaba, un sketch cómico se transformó en una película que rompió récords y dejó una escena musical que fue resistida, pero se convirtió en un clásico
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Con una sencilla parodia de dos jóvenes que se resisten a dejar la adolescencia y hacerse cargo de la adultez, El mundo según Wayne atrajo en los inicios de la década del 90 a muchísimos televidentes y logró triunfar en la pantalla grande revitalizando el humor en el cine. Pero no fue fácil: su creador tuvo que luchar contra viento y marea para incluir la que hoy es su escena más recordada, un viaje en auto escuchando “Bohemian Rhapsody” de Queen que fue celebrado hasta por el mismo Freddie Mercury.
Todo comenzó con un sketch de Saturday Night Live con dos adolescentes que transmitían una suerte de programa amateur de televisión desde el sótano de la casa de los padres de uno ellos. Eran Wayne Campbell (Mike Myers) y Garth Algar (Dana Carvey), quienes acusaban ser “teens” pero en realidad tenían más de veinte años.
El fragmento tenía un humor que hoy sería visto como inocente, pero era bastante innovador para la época: muchas referencias a la cultura pop como películas y programas de televisión del momento, pero también cantantes y bandas de rock pesado que rara vez llegaban a la pantalla chica.
El segmento había logrado meter algunas frases en el vocabulario cotidiano de los jóvenes en Estados Unidos, como “Party On!”, “Schwing” y “We’re Not Worthy”. El impacto era tal que hasta Kurt Cobain usaba algunas frases en sus shows en vivo y el público reaccionaba enloquecido porque conocía el código.
Gracias a estas intervenciones, tanto Myers como Carvey se volvieron dos cómicos muy populares, incluso en un ciclo que estaba en una de sus mejores temporadas. Y la química entre ellos era perfecta, como lo reconoció quien luego sería conocido como Austin Powers: “Dana es el mejor cómico con el que he trabajo porque nunca se olvida que él mismo es gracioso o que puede hacer reír solo con una mirada. Y le encanta jugar, así que usamos esa energía en el rodaje, inventando chistes o situaciones en el momento”.
El tema de la discordia
El paso del sketch a la pantalla grande, entonces, no sorprendió a nadie y de hecho en muchos sentidos fue una apuesta conservadora: con un modesto presupuesto de 20 millones de dólares se debían contar las aventuras de Wayne y a Garth más allá de los 10 minutos que tenían los sábados por la noche.
De acuerdo con Myers, escribir la película fue fácil porque tiene muchos elementos de su propia biografía como adolescente: “El espíritu que quería transmitir era el de esa libertad e inocencia que se tiene antes de que uno crezca y comience a pagar impuestos, por ejemplo. En los sketches mostrábamos lo que hacíamos en el sótano, la película debía ser una experiencia más amplia, más cinematográfica”.
Tanto Myers como Penelope Spheeris, la directora, eran debutantes cine, pero lograron formar una fórmula perfecta: “Penelope fue brillante y una parte clave de la película porque era muy inteligente, pero también muy amable y generosa. En ocasiones yo no terminaba de saber qué era lo que estaba haciendo en cámara pero podía ver detrás de los monitores su boca y cuando se reía yo sabía que lo estaba haciendo bien. Me terminé volviendo adicto a su sonrisa y sus carcajadas”.
“La libertad que tuvimos con Mike fue absoluta. Yo pude improvisar muchas de las líneas de mi diálogo a medida que íbamos grabando. Y cuando lo hacía Penelope simplemente me marcaba que lo hiciera más rápido o con otro tono, pero terminaba en la escena final”, recordó Carvey.
El guion, coescrito por Myers junto con Bonnie y Terry Turner, estaba aprobado y listo para comenzar a ser producido cuando se toparon con un problema: el protagonista quería usar en una escena clave “Bohemian Rhapsody”, de Queen. El problema era que a inicios de los 90 la canción no tenía la popularidad con la que cuenta hoy: había sido editada en 1975 y había llamado la atención por sus excesos y su desparpajo, pero rara vez sonaba en las radios y mucho menos en el cine.
“Mis padres son británicos y crecí en Scarborough, Ontario. Fui a Inglaterra en el 75 con mi familia y ahí escuché por primera vez ‘Bohemian Rhapsody’ en la radio. A mi hermano y a mí nos fascinó y nos obsesionamos. Teníamos un amigo con un Dodge Dart Swinger de color azul claro que tenía una mancha de vómito en el costado que alguien garabateó con la forma de Elvis Presley. Y recuerdo que conducíamos por Don Valley Parkway, en Canadá, escuchando esa canción y calculábamos el tiempo para que la música coincidiera con las calles de Toronto”, explicó Myers.
Así, la escena más popular de la película no fue más que la recreación de su propia adolescencia: “¡Yo era ‘Galileo’ tres de cinco! Si me metía y cantaba el ‘Galileo’ de otra persona o alguien tomaba el mío, nos peleábamos. Es algo que siempre me acompañará. Y como El mundo según Wayne es mi infancia, sólo tuve que escribir lo que ya tenía en mi cabeza”.
La idea era recrear el headbanging -un movimiento propio del heavy metal, con sacudidas violentas de cabeza al ritmo de la música- que solían hacer en la TV, pero ahora a gran escala. Sin embargo, nadie en Hollywood creía que esa era la canción correcta. Incluso la directora presentó dudas: “Cuando Mike me lo propuso me pareció una elección rara para headbanging, y mucho más para escuchar en el auto”.
“Peleé un montón con todo el mundo para tener ‘Bohemian Rhapsody’. Recuerdo que el estudio quería incluir un tema de Guns N’ Roses, que era el grupo del momento y yo les explicaba que no tenía chistes sobre Guns N’ Roses, pero sí tenía mil cosas para decir sobre ‘Bohemian Rhapsody’ que, para mí, es algo inherentemente humorístico”.
Las discusiones fueron duras, pero Myers se mantuvo firme y cuando sintió que no ganaría la pulseada, simplemente se bajó del proyecto. Fue entonces que fue tomado en cuenta y comenzaron los trámites para conseguir los derechos.
“Lorne Michaels es un gran productor, pero vivíamos peleando. Él se disculpaba con un buen argumento: que deseaba que la película fuera un éxito. Y los films son el artefacto para hacer reír más caro que existe, tiene razón en querer lo mejor. Pero yo sentía una voz dentro mío que me decía que si ‘Bohemian Rhapsody’ era un clásico en mi casa, también lo sería en otros hogares”, aseguró su protagonista.
Y no se equivocó. Hoy nadie imagina a la película sin ese momento y el éxito de El mundo según Wayne también marcó el suceso de “Bohemian Rhapsody”: el tema logró colarse entre las canciones más escuchadas de 1992 a sólo tres meses de la muerte de Freddie Mercury, que había quedado teñida por los prejuicios y estigmas alrededor del VIH.
De hecho, el cantante pudo ver la escena y aprobar el uso del tema antes de morir. Myers habló con Brian May por los derechos y le envió un VHS con el segmento. Así lo recordó el guitarrista: “Freddie estaba muy enfermo para ese entonces y no sabía si entendería lo que estaba pasando. Pero cuando lo vio se río mucho y fue muy emocionante porque es un tema muy querido para nosotros como grupo y cuando sonaba en la radio solíamos hacer algo similar a lo que se ve en el filme: está muy cerca a nuestro sentido del humor”.
“Tuvimos que filmar la escena varias veces porque éramos cuatro personas en un espacio muy reducido y las cámaras tenían que filmar sin que haya reflejos en el parabrisas o se perdiera la noción de que estábamos en un auto en movimiento. Dana y yo sospechamos que nos lesionamos el cuello rodando”, aseguró Myers. Carvey lo confirmó: “¡Yo tenía 36 años y estuve haciendo headbanging por cuatro horas! ¡Fue brutal! Pero valió la pena”.
El esfuerzo valió la pena: El mundo según Wayne se convirtió en un éxito en los Estados Unidos, fue la décima película más vista de 1992 y es el film inspirado en un sketch de Saturday Night Live que más dinero recaudó en la historia del longevo programa: 183 millones de dólares.
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