El mundo de Andy: el desafío de Milos Forman que llevó a Jim Carrey al extremo y convirtió el rodaje en un infierno
El film de 1999, que retrata la vida del inasible comediante estadounidense Andy Kaufman, se convirtió en uno de los films más celebrados del director checo
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Hasta el próximo 18 de febrero, técnicamente aún transcurre el año del noventa aniversario del nacimiento del gran Milos Forman. A su muerte, el 13 de abril de 2018 en Danbury, Connecticut, la República Checa perdió a su director más internacionalmente conocido después de la emigración forzada de la entonces Checoslovaquia en tiempos de la invasión de los tanques del Pacto de Varsovia en 1968. Pero Hollywood ya desde entonces sabía de la existencia de Forman, quien fue doblemente nominado al Oscar como mejor película extranjera por las comedias Los amores de una rubia y ¡Al fuego, bomberos!. Esa valoración de la Academia de Hollywood le permitió desarrollar una enorme carrera y ganar dos veces la estatuilla como mejor director por Atrapado sin salida y Amadeus.
“La obra cinematográfica de Milos Forman se divide en dos épocas: la temprana época checa y a posterior, cuando se radicó en los Estados Unidos y allí estaba produciendo sus películas como Amadeus, Hair o Atrapado sin salida, entre otras. Pero lo que más nos llama la atención en sus películas es que, incluso en la época norteamericana o global, no dejan de perder sus rasgos y características de los checos, o sea de su origen”, señala el Embajador de la República Checa en Buenos Aires Lubomir Hládik, a propósito del homenaje que dicha representación diplomática realizó en Asunción, junto a la Cinemateca del Paraguay, por el 90 aniversario del nacimiento de su director más famoso. “Para ser sincero, el cine checo es un cine muy especial porque refleja mucho de nuestra idiosincracia, nuestro humor y nuestra manera de ver y de enfrentar la vida. Y me enorgullece el hecho de que mi país haya producido directores muy famosos para el mundo entero, como Forman”, confirma sobre esa mirada entrecruzada por el humor.
Por eso, no es de extrañar que Milos Forman se sintiera plenamente deslumbrado por la figura del comediante Andy Kaufman, uno de los más innovadores pero a su vez provocativos que brindó la escena norteamericana. Y por los rasgos característicos del personaje, incluso que fuera un proyecto acariciado por larga data. Pero lo notable es que El mundo de Andy, la anteúltima película de Forman y -sin dudas- la de mayor relevancia considerando el canto del cisne que significó Los fantasmas de Goya, surgió casi por accidente y a caballo de otra celebración. Todo comenzó en una fiesta de cumpleaños de Michael Douglas en la que Forman se encontró con Danny De Vito, quien había protagonizado junto a Kaufman la famosa serie televisiva Taxi. “Danny y yo estábamos sentados juntos por causalidad y, por alguna razón, la conversación giró hacia Andy Kaufman. Años atrás yo había visto sus especiales de televisión y siempre había quedado fascinado por él y por el hecho de que nunca se salía de su caracterización. Cuando Danny comenzó a contarme historias acerca de Andy y acerca de sus propias experiencias con Latka y Tony Clifton, le dije: ‘Esto es fantástico’”, recordaba Forman al momento de presentar su película a la prensa.
Tony Clifton era un horroroso cantante de salón que fue contratado por exigencia de Kaufman. Después de ser echado del estudio por los productores descubrieron que era el propio Kaufman disfrazado. Latka Gavras fue su personaje característico en Taxi, un “hombre extranjero” cuyo idioma era un galimatías que llevó a muchos a pensar que era proveniente de los países bálticos, algo formalmente nunca desentrañado en la serie. Fue un éxito. Entusiasmado por esa noche de anécdotas con Danny De Vito, Forman concluyó: “Esto haría un gran film”.
Hombre en la Luna
Algunos años antes, Kaufman estaba en la mente de millones de jóvenes norteamericanos que coreaban la canción “Man On The Moon”, del disco de REM Automatic For The People, aunque desconocieran que la críptica letra de Michael Stipe giraba en derredor de la figura del fallecido cómico neoyorquino. “Cuando Milos y yo todavía estábamos en la fiesta de Michael y hablábamos del proyecto, lo primero que me salió de la boca fue: ‘usted dirigirá la película y yo la produciré y encarnaré a George Shapiro’”, señaló De Vito sobre quien había sido su representante desde 1975 hasta la muerte de Kaufman, la persona más cercana al comediante a lo largo del tiempo.
Fueron los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, que venían de ser célebres gracias al Ed Wood de Tim Burton, quienes entrevistaron a decenas de amigos, actores y familiares para que el Andy Kaufman de la pantalla fuera lo más parecido al real. Sin embargo, los guionistas señalarían que Andy comenzaba a parecerse al Charles Foster Kane de El ciudadano, dado que ellos buscaban saber quién había sido él y sólo obtenían respuestas diferentes.
Pero algo estuvo desde un comienzo claro en el proyecto de El mundo de Andy: la figura de Jim Carrey. Y fue tan reveladora su imagen como mímesis del Andy real que la propia Lynne Margulies, la amante y amiga de Kaufman, aprobó la concepción con la cual Carrey elaboró al personaje. En su caso, fue Courtney Love la cara con la cual Forman construyó a la Margulies de la ficción y con quien venía de tener una gran labor en la película anterior del director, Larry Flynt, el nombre del escándalo. Para Forman, finalmente El mundo de Andy fue un biopic que “no es una biografía histórica y no siempre se apega a los hechos y, sin embargo, es siempre fidedigno con el espíritu de los hechos”.
Y así transcurrió un rodaje entre la realidad y la ficción, con buena parte de los protagonistas auténticos detrás o delante de cámaras rodeando la recreación de un personaje para el cual no había existido una mirada única sobre su persona. Así, Judd Hirsch, Marilu Henner, Christopher Lloyd, Jeff Conaway y Carol Kane volvieron, como en Taxi, a sus papeles de Alex, Elaine, Jim, Bobby y Simka cuando el rodaje comenzó en los estudios de Universal en julio de 1998. Un equipo de cien personas dirigió Forman en el set y en las locaciones reales de Los Ángeles y luego en Nueva York, para proseguir con la trama que utilizó 73 escenarios diferentes e incluso la recreación del emblemático teatro neoyorquino Carnegie Hall enLos Angeles Theatre. Añadiendo al cruce entre realidad y ficción, Margulies conservó buena parte del vestuario de Andy e incluso las radiografías y registros médicos, que son los auténticos que se ven en la película. Cuando Forman gritó acción, además de Jim Carrey, Courtney Love, Danny De Vito y los actores originales de Taxi, se sumaban al elenco Paul Giamatti y Tony Clifton como sí mismo, en al que sería su aparición en público.
Al filo de la locura
Andy Kaufman había nacido en Nueva York, el 17 de enero de 1949, y fue criado en Long Island. Su salto a la fama fue gracias a Saturday Night Live! cantando “Mighty Mouse”. Luego vino Taxi y la excéntrica experiencia como luchador que incluso lo llevó al hospital. Murió a los 35 años, el 16 de mayo de 1984, pero su chispa irreverente continuó viva en los cómicos y el público, tal como testimonió el especial A Comedy Salute To Andy Kaufman.
Cuando el 9 de mayo de 2000 llegó a los cines argentinos El mundo de Andy, Fernando López escribió en estas páginas que: “Acerca de un cómico que era bastante más incómodo que gracioso y que generaba más perplejidad que risa. Milos Forman ha hecho un film igualmente incómodo. Un film provocador y molesto porque fluctúa siempre entre la verdad y la representación sin distinguirlas y que de tanto hacernos víctimas del engaño nos deja incrédulos y desconfiados como en el cuento del pastorcito mentiroso”.
El film le brindó el Oso de Plata del Festival de Berlín a Forman, fue una de las 10 mejores películas del año según la prestigiosa Cahiers du Cinéma y le valió el Globo de Oro a Jim Carrey como mejor actor de comedia o musical. Incluso los Leones Checos del país natal del director la consideración como una de las “mejores películas extranjeras” de la temporada. Pero se quedó afuera de la carrera de los Oscar en una decisión polémica por la valoración que había tenido el trabajo de Carrey, incluso dejándolo en el incómodo filo de la locura cuando, como retrata el documental Jim y Andy, fue “poseído” por el espíritu de Kaufman. Todo el material de cámaras estuvo escondido durante años para no dañar la imagen del comediante, que de tan compenetrado con su papel estaba, que convirtió el set de filmación en un infierno.
Cristian Aguilera para su libro Milos Forman, el cineasta del inconformismo, señala que: “Siguiendo una suerte de tradición, de constante, en el cine de Milos Forman, la historia de El mundo de Andy arranca, después de un prólogo en blanco y negro en el que Andy Kaufman juega con los títulos de crédito mientras manipula un gramófono, con unas secuencias que remiten a la infancia del personaje. En realidad, Forman sostiene la tesis de todo aquello en lo que podemos acabar o acabamos convirtiéndonos viene marcado por nuestra infancia y adolescencia; se trata de un aprendizaje adquirido que repercute sobre nuestras vidas”. En definitiva, fue otra de las películas con las que Forman volvió a un tema recurrente en su cine y a través de los tiempos, la figura del artista incomprendido.
Jim y Andy se encuentra disponible en Netflix
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