El monstruo que siempre vuelve: tras los vampiros y los zombis, Hollywood decidió revivir a Frankenstein y a su trágica criatura
Con el éxito de la multinominada al Oscar Pobres criaturas y el anuncio de la nueva versión de la novela de Mary Shelley que prepara Guillermo del Toro, el cine recupera a uno de sus personajes más inolvidables
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“Abriré un nuevo camino, exploraré poderes desconocidos y revelaré al mundo los misterios más profundos de la creación”. La declaración, en parte promesa y en parte desafío, que hace el doctor Víctor Frankestein al comienzo de la novela de Mary Shelley, publicada en 1818, reflejaba la época, una era de avances científicos a una mayor velocidad que nunca en la historia de la humanidad hasta entonces.
El nacimiento del “hombre moderno”, que tantos celebraban, traía para la escritora un aspecto oscuro, casi siniestro, relacionado con la arrogancia de quienes no sabían ni estaban interesados en analizar su poder desde un punto de vista moral. Por más de dos siglos la novela –muchos la consideran la primera obra de ciencia ficción– se mantuvo presente en la cultura global, que la adaptó, reversionó y acomodó a las sensibilidades de cada época.
Del horror al humor, pasando por el drama y hasta el relato romántico y juvenil, el cine vuelve una y otra vez a la historia del delirante doctor y su criatura hecha de retazos humanos, vuelta a la vida por un descubrimiento llamado electricidad. Si los avances científicos decimonónicos inspiraron a Shelley, ahora el nuevo “monstruo” que desvela a tantos es la inteligencia artificial, una revolución que pone en cuestión la idea misma de lo humano. Agotadas las metáforas que hicieron regresar a los vampiros al centro de la escena y con los relatos de zombis instalados ya como un género, una película oscarizada, un proyecto largamente postergado y una comedia romántica terrorífica lista para estrenarse en San Valentín confirman que el monstruo está de vuelta. Y más moderno que nunca.
El padre de la criatura
Willem Dafoe, uno de los protagonistas de Pobres criaturas, la película dirigida por Yorgos Lathimos –con once nominaciones a los Oscar– lleva meses insistiendo en que el doctor Godwin Baxter, su personaje en el film, no es un científico loco sino un hombre signado por la tragedia. Quizás tenga razón o tal vez se trate de un intento, vano, de diferenciar al genio apodado God (Dios, en inglés, también el apellido de soltera de Mary Shelley, hija del pensador William Godwin), de aquel inescrupuloso doctor Frankenstein, quien no sentía por su criatura el amor que él profesa por la suya (Emma Stone). Lo cierto es que la película va un paso más allá de los cuestionamientos de la novela original y en lugar de preguntarse por los efectos morales de crear vida a partir de la muerte, se interroga sobre la validez de los preceptos éticos que la sociedad impone para controlar los instintos y apetitos naturales de los humanos. De todos modos, con más humor que drama, el film reitera la idea de que los monstruos no son los que llevan sus cicatrices a flor de piel sino aquellos que las ocultan en sus rincones más oscuros.
Amado monstruo
No parece un hecho fortuito que uno de los proyectos de más alto perfil que se pusieron en marcha cuando se dieron por terminadas las huelgas de los sindicatos de guionistas y actores de Hollywood fuera el Frankenstein de Guillermo del Toro. Justo cuando la industria audiovisual empezó a debatir en serio los riesgos del avance de la inteligencia artificial y las consecuencias que tendrá para la creación artística, el director mexicano comenzó la preproducción del film que sueña realizar hace más de una década. Anunciada como parte de la programación de Netflix, la película será escrita por el propio Del Toro. Se sabe que Oscar Isaac interpretará al ególatra doctor y que el actor joven del momento, Jacob Elordi (Saltburn, Priscilla), encarnará a su criatura, un papel que en principio era de Andrew Garfield.
El hecho de que Del Toro haga su versión de Frankenstein no es una sorpresa para nadie. El ganador del Oscar es un conocido admirador -y coleccionista- del cine de monstruos clásicos de Hollywood y específicamente del creado por Shelley, que Del Toro siempre calificó como “el libro más importante” de su vida. Incluso cuando recorría el mundo sumando premios por su película La forma del agua en 2018, Del Toro no podía dejar de hablar de Shelley y su libro.
“Para mí, la figura más importante de las letras inglesas es una adolescente llamada Mary Shelley, quien es desde siempre una figura fundamental para mí, como si formara parte de mi familia. Así que muchas veces cuando estoy a punto de rendirme, cuando me dicen que soñar con las películas y las historias que quiero hacer es imposible, pienso en ella. Ella le dio voz a los que no la tenían, le dio presencia a lo invisible y me enseñó que a veces para hablar de monstruos tenemos que crearlos nosotros”, decía el director al recibir en Londres el premio Bafta.
La joven Frankenstein
Desde que Mel Brooks hizo del doctor Frankenstein y su criatura un dúo cómico inolvidable en El joven Frankenstein (1975), una de las comedias imprescindibles de la historia del cine, muchos otros personajes de origen terrorífico intentaron algo similar con suerte diversa. A los zombis británicos de la trilogía Cornetto de Edgar Wright y la más reciente Renfield –vuelta de tuerca al Drácula de Bram Stoker con Nicolas Cage– en las próximas semanas se estrenará una película en la que por primera vez se relatará el cuento desde el punto de vista de una adolescente fantasiosa y romántica, no tan distinta de la propia Shelley, que tenía 21 años cuando se publicó su libro.
Lisa Frankenstein, con guion de la reconocida Diablo Cody y la dirección de Zelda Williams –hija del fallecido Robin– se centra en la joven del título, una estudiante de secundaria que pasa más tiempo en el cementerio leyendo que yendo a fiestas y que sin quererlo trae de regreso en la vida a un hombre de la era victoriana, a quien reconstruye con la ayuda de algunos cadáveres y una cama solar. La comedia ochentosa protagonizada por Kathryn Newton (Big Little Lies) y Cole Sprouse (Riverdale) demuestra que de una manera u otra los mejores monstruos siempre regresan.
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