El malo de la película
En su nuevo film, "Training day", interpreta a un policía corrupto y muy violento
NUEVA YORK (The New York Times).- Las pandillas estaban allí cerca, con toda su gente, pero Denzel Washington, filmando una película en las calles de Los Angeles, no sudaba ni se preocupaba por ello. "Autos llenos de pandilleros disminuían la velocidad y pasaban cerca mío -dice el actor-, pero todo lo que yo escuchaba era: "Hey, Denzel, ¡te queremos, hombre!"."
En nada perjudicaba que la madre de un importante líder pandillero fuera una gran admiradora suya. "Se me acercó, me dio un gran abrazo y dijo: "Sabes una cosa, Denzel, ahora mismo te voy a preparar algo para comer" -dice Washington, sonriendo-. Y yo le contesté: "¿Qué esperamos? Vamos a comer algo inmediatamente". Entré en la casa, me dieron algo de comer y todos los miembros de la pandilla comentaban cosas como: "Oh, que tipo tan agradable". Alguien me comentó un rato más tarde: "Esa es la madre del líder. Ya estás adentro con ellos"."
De esa manera, avanzó a toda velocidad la filmación de "Training day", un duro drama policial que se estrenó en los Estados Unidos el 5 del actual, con Washington en el papel estelar como un detective veterano que trata de enseñarle a un nuevo agente (Ethan Hawke) la forma de enfrentar las situaciones en el oficio.
Pero nadie debe esperar la usual actuación paternal y cálida de Washington. Su personaje, el detective Alonzo Harris, es un policía violento y corrupto como ningún papel que el actor haya representado antes. "Es un egomaníaco, un ladrón arrogante, un asesino y un embustero -dice Washington-. Usa al que puede. Disfruta de planear asesinatos. Es un hombre enfermo, realmente enfermo, al que no le preocupa siquiera que su hijo de 5 años termine en medio de uno de sus enfrentamientos a balazos. Pero, en realidad, fue muy divertido porque fue algo nuevo. He hecho casi treinta películas hasta ahora, y ésta es la primera vez que he hecho algo tan terrible en la pantalla."
Fue el film "El diablo vestido de azul" (1995) el que primero interesó a Washington en realizar un papel de villano. "Yo estaba haciendo el personaje del tipo bueno -recuerda-, pero me di cuenta de que el personaje llamado Mouse de Don Cheadle era el que se divertía. Todo el tiempo estaba pensando: "Caray, estoy haciendo el personaje equivocado. El es el que tiene el material bueno". Nadie me ha pedido nunca hacer de tipo malo. Creo que Hollywood simplemente no me ve de esa forma."
Washington subraya que no ve "Training day" como un film hostil hacia la policía y, en particular, hacia el acosado Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD). "La abrumadora mayoría de los policías realiza una gran labor -dice-. Esto no es una acusación contra el LAPD, porque la policía de Los Angeles no tiene un monopolio sobre los agentes malos. Trata, más bien, acerca de un tipo que llegó demasiado lejos. Por supuesto, hay una cierta base de verdad... El otro día escuché acerca de unos policías en Miami que fueron detenidos por recibir sobornos de traficantes de drogas. Por otra parte -añade-, nosotros no somos los que oímos balas silbando a unos centímetros de nuestros oídos. Los policías se encuentran en una situación muy dura. ¿Quiere decir esto que deben hacerse corruptos? No. Pero es muy duro... ¿Cuál es la diferencia entre recibir un millón de dólares y un desayuno gratis? ¿Me explico? Las cosas pueden empezar por lo pequeño y luego ir creciendo."
Como si ser villano no fuera suficientemente novedad, el año próximo Washington hará su debut como director con "Finding Fish", la historia verdadera de Antoine Fisher, guardia de seguridad de Columbia Pictures, que se convirtió en un escritor de grandes ventas. Washington hará el papel de su psiquiatra.
Antes de eso, sin embargo, hará el estelar en "John Q", como un padre desesperado que trata de que su hijo reciba un trasplante, pese al hecho de que el hospital está sitiado. "Es mejor que lleven su pañuelo para ver ésa -aconseja-, porque es acerca del profundo amor entre un padre y su hijo.´´
Hacer papeles de hombres con una profesión resulta fácil para este actor de 47 años que planeaba seguir una carrera en el periodismo -después de crecer en Mont Vernon, Nueva York, hijo de un pastor religioso y una experta en salones de belleza- hasta que un papel casual en una obra escolar cambió su vida. Abandonó la Universidad Fordham y el periodismo y se mudó a San Francisco a estudiar en el Teatro Conservatorio Americano.
El éxito no le llegó de la noche a la mañana. El y su esposa, la ex actriz Pauletta Peterson, pasaron años "viviendo en un departamento donde el piso estaba tan inclinado que los muebles se deslizaban para un lado" antes que Washington recibió su gran oportunidad, en 1982, al ser elegido para el papel del doctor Phillip Chandler en la serie de televisión "St. Elewhere" (1982-1988). "Nos dio la oportunidad de comprar nuestro primer auto. Créame, estábamos contando nuestras bendiciones´´, recuerda.
Después de seis años en televisión, Washington decidió que ya era tiempo de enfocarse en las películas. Tuvo éxito casi de inmediato, al conquistar el Oscar al Mejor Actor Secundario por su papel como soldado de la Guerra Civil que enfrenta el prejuicio en "Tiempos de gloria" (1989).
Tuvo otras actuaciones notables en "Malcolm X" (1992), "Philadelphia" (1993), "Marea roja" (1995), "El diablo vestido de azul", "Valor bajo fuego" (1996) y "El juego sagrado" (1998). Ultimamente también ha logrado éxitos de taquilla con películas como "El huracán" (1999), "El coleccionista de huesos" (1999) y "Duelo de titanes" (2002).
Lo imprevisible
No obstante, Washington dice que no tiene la menor idea de lo que el público desea cuando acude a un multicine. "Uno llega y hay 18 opciones. Está tu pequeña película, y cien diferentes razones por las que alguien va o no va a verla. Realmente yo siento que está fuera de mis manos... No puedo controlar por qué la gente va a ver una película o no. Ya ni siquiera me preocupo por eso. Simplemente trato de hacer películas buenas."
Washington asegura que siente igual indiferencia hacia los Oscar, después de haber sido nominado dos veces por mejor actor desde "Tiempos de gloria" sin que haya obtenido la estatuilla. "Uno lo pone en la pantalla y trabaja duro para la gente -dice, encogiéndose de hombros-. Por eso lo hago. Ya veremos qué ocurre con los trofeos. ¿Quién puede saberlo? No hay necesidad de excitarse mucho, sólo para decepcionarse. Tengo un lema en la vida: "Mantenerse en un rumbo estable"."
El actor admite, sin embargo, que "Tiempos de gloria" fue uno de los grandes momentos de su vida. "Sólo recuerdo la expresión en el rostro de mi madre. Fue una maravillosa tarjeta de felicitación. Más tarde me dijo: "Mi bebe estaba allí, con todos lo tipos grandes". Después estábamos sentados en la fila del frente y todas las estrellas que habían ignorado a mi madre antes del espectáculo, ahora se detenían para saludarla. Ella dijo: "Ya veo cómo es la cosa aquí en Hollywood. Ahora, todo el mundo es tu amigo". Y yo le contesté: "Así es, ma. Acabas de decir cómo es este juego en pocas palabras".
En estos días, Washington prefiere estar al margen de ese juego, evitando el circuito de fiestas de Hollywood para vivir tranquilamente con su esposa y sus gemelos de 10 años, Olivia y Malcolm. Tienen una vida privilegiada, pero el actor se encarga de llevarlos a conocer barrios mucho más pobres y duros varias veces al año, para que den algo de ellos mismos y aprendan en el proceso. "Servimos sopa en los albergues -cuenta-; es mi forma de enseñarles a mis hijos que son realmente afortunados."