En el comienzo de una gestión que ya abrió algunos focos de polémica, el nuevo funcionario recibe a distintas entidades del sector; sobre la mesa, el posible cierre del complejo Gaumont, la continuidad del Festival de Mar del Plata y un fuerte programa de racionalización
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“Quieren menos películas. Y más grandes”. Así sintetizó en las últimas horas a LA NACION una figura de peso en el mundo audiovisual argentino el pensamiento de la nueva conducción del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). El 28 de febrero pasado, después de una larga acefalía, se puso en marcha la gestión encabezada por el economista Carlos Luis Pirovano con promesas de ajuste y definiciones muy contundentes hacia el futuro inmediato respecto de una política mucho más austera dentro del organismo.
“El Incaa fue creado con el objetivo de fortalecer a la industria audiovisual. No para generar empleo y mucho menos para subsidiar actividades de propaganda militante”. Fue la primera definición de principios que las nuevas autoridades del organismo dejaron en claro luego de asumir. Eso fue lo que escucharon, según pudo establecer este medio, los representantes de la Junta Interna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) que fueron recibidos por Pirovano el martes pasado en horas del mediodía.
En el encuentro, que se realizó a pedido de la entidad sindical (de influyente presencia durante la gestión del gobierno anterior e ideológicamente identificada con el kirchnerismo) quedaron a la vista fuertes diferencias y potenciales focos de conflicto, expuestos en un duro comunicado difundido con ATE en las últimas horas del martes. Uno de los más fuertes, pese al hermetismo que mantienen hasta el momento el propio Pirovano y las autoridades de la secretaría de Cultura (bajo cuya órbita funciona el Incaa), fue desmentido por fuentes oficiales, que señalaron a LA NACION que durante el encuentro con el gremio “nunca se dijo que se vendería el cine Gaumont ni que se privatizaría la Enerc”. El comunicado de ATE había dicho que en el plan de acción expuesto por el presidente del Incaa llegó a plantearse la “clausura y venta” del más importante de los complejos Incaa que funcionan en la Argentina.
Los sindicalistas caracterizaron la política oficial expuesta por Pirovano como un “ataque brutal” contra la comunidad audiovisual y hablaron directamente de los objetivos de la nueva gestión como una “declaración de guerra a todo el cine nacional”, que comenzaría con un plan de reducción de la planta actual del organismo y continuaría “con el objetivo político y económico del vaciamiento y cierre del Incaa”. ATE se declaró en estado de alerta y movilización e impulsa una campaña de firmas “para rechazar esta política de desguace del Incaa y los despidos masivos”.
En las conversaciones, según deslizaron las fuentes oficiales a las que accedió LA NACION, tampoco se mencionaron otros temas muy sensibles para el sector audiovisual como la posible privatización del canal Cine.ar y su plataforma gratuita de streaming Cine.ar Play. El comunicado de ATE había planteado lo contrario. “Todas las herramientas legales existentes para sanear el Instituto están sobre la mesa y pueden ser utilizadas”, fue la advertencia que escucharon los sindicalistas.
Entre las entidades del cine que tomaron contacto con Pirovano o lo harán en los próximos días existe el consenso de proponer medidas y cursos de acción para asegurar la continuidad del Festival de Cine de Mar del Plata y de Ventana Sur, el mercado de cine más importante de América latina que se realiza todos los años a principios de diciembre desde 2008 y fue creado en conjunto por el Incaa y el Marché du Film del Festival de Cannes.
“Es falso que se haya hecho algún comentario en la reunión con ATE sobre la finalización del apoyo a los festivales”, explicaron las fuentes oficiales. Al parecer, desde la nueva gestión se habría dicho que el Incaa no hará más aportes y que para mantener el funcionamiento del festival marplatense el sector debería conseguir algún tipo de sponsors o financiamiento privado. Referentes de la industria señalaron a LA NACION que en los próximos días se avanzará en conversaciones y estrategias con ese propósito.
La nueva conducción encabezada por Pirovano llegó al Incaa, dijeron las mismas fuentes, con la idea de acompañar los cuatro años de mandato presidencial. Pero a la vez tiene previsto pedir la colaboración de todas las entidades del sector para instrumentar un plan rápido de cuatro meses destinado a sanear las cuentas y estabilizar la situación de quebranto que enfrenta el organismo. El nuevo presidente es economista, experto en finanzas y planeamiento estratégico, por lo que no extraña que haya sido designado por el presidente Javier Milei con ese objetivo como máxima prioridad.
Los sindicatos temen un gran ajuste laboral y dejaron planteado su rechazo a esas medidas. Según ATE, ese ajuste amenaza en los próximos días la continuidad de los puestos de trabajo de 170 personas que se vienen desempeñando en condición de contratadas. Desde la nueva conducción del Incaa respondieron que las normas legales los habilitan a tomar medidas como jubilaciones anticipadas, retiros voluntarios, reestructuraciones y revisión de concursos.
El comunicado sindical cita a Pirovano y asegura que el ajuste no tendría vuelta atrás ya que “el Incaa gastaba en sueldos y funcionamiento más del 60 por ciento de su presupuesto, incumpliendo la Ley de Cine”. Los gremios reiteraron la necesidad de que se aplique un impuesto a las plataformas de streaming, propuesta que en su momento defendió el cineasta Luis Puenzo cuando estuvo al frente del Incaa durante el gobierno de Alberto Fernández. Ese tributo, según ATE, podría ordenar las cuentas del organismo y evitar cierres o despidos. Pirovano, según testigos de la reunión, habría contestado que una decisión de ese tipo era prerrogativa del Congreso y que expresamente se opone a seguir aplicando gravámenes al consumo de los hogares argentinos.
En cuanto a los contratados, LA NACION confirmó a partir de fuentes oficiales que se tomó la resolución de no renovarlos en su totalidad. “Con poca información y pocos grados de libertad a la hora de reducir los gastos, cualquier criterio de discriminación hubiese sido arbitrario e injusto”, señalaron las mismas fuentes.
El destino de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) es uno de los temas que más preocupa a la comunidad audiovisual. La continuidad de la escuela había quedado asegurada en la última versión de la Ley Ómnibus, aunque con menos recursos, pero al caerse la discusión del texto en el Congreso volvieron las dudas. En medio de todas las versiones, este medio pudo saber que la posibilidad más firme pasaría por mantenerla, aunque también sujeta al plan de racionalización de personal que quiere aplicar la nueva conducción. Lo que estaría en discusión pasaría ahora por el mantenimiento (o no) de las sedes y delegaciones provinciales.
Además de su encuentro con los delegados de ATE, Pirovano viene manteniendo desde hace varios días reuniones formales e informales con distintas entidades y representantes del quehacer cinematográfico, que continuarán sin pausa en lo que queda de esta semana y también más adelante. En la tarde del miércoles recibió a la Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales Independientes (Apima). Al salir de allí, algunos participantes de la reunión se quedaron con una frase de Pirovano: “No hay pasajes a ningún lado por los próximos cuatro meses”. La idea es regularizar los gastos antes de comprometerse a hacer pagos inmediatos.
Este jueves será el turno de Cine Argentino Unido, entidad que nuclea a representantes de distintas áreas de la actividad audiovisual. La Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica y la Academia del Cine de la Argentina podrían ser recibidas por el funcionario la semana que viene, lo mismo que el otro sindicato con afiliados en el organismo, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). “Pirovano tiene una postura inflexible, pero recibe a todo el mundo”, afirman en la industria.
Mientras todo el cine argentino se encuentra desde hace tiempo en un virtual estado deliberativo y las autoridades del Incaa definen en estos días el futuro del sector, la actividad cinematográfica local se ve resentida por la incertidumbre y casi no hay rodajes en marcha. De hecho, según averiguó LA NACION, todavía no están firmadas las resoluciones a través de las cuales fueron elegidos los comités encargados de evaluar nuevos proyectos.
El Gobierno, mientras tanto, se ocupa del Incaa en el comienzo de la nueva gestión desde el ángulo casi exclusivo de los números. A eso apunta la designación al frente del organismo oficial del cine de un economista como Pirovano.
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