El Gerente: una historia inspirada en un hecho real que pone el foco en las segundas oportunidades
Dirigido por Ariel Winograd y protagonizado por Leo Sbaraglia y Carla Peterson, el film usa de disparador una promoción lanzada por una marca de electrodomésticos en los meses previos al último Mundial de Fútbol
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Leo Sbaraglia camina entre escritorios y vocaliza. Se escucha la interjección “ohhhhh” en diferentes tonos mientras se desplaza por uno de los sets de El Gerente, el film de Paramount+ que protagoniza junto a Carla Peterson. Acaba de terminar de rodar una de las escenas de la película en mla que personifica a Álvaro, el “ideólogo” de una campaña que prometía devolver la plata de la compra de los televisores de una conocida marca si la Selección argentina no clasificaba al último Mundial de fútbol.
Esa promoción, que casi deja a la compañía de artículos del hogar patas para arriba, inspiró a esta reversión dirigida por Ariel Winograd [El robo del siglo, Mamá se fue de viaje], que se presenta como una comedia acerca de “las segundas oportunidades” y llega a las salas de los cines Atlas y, de manera simultánea, a Paramount+ desde el próximo jueves 20.
La película, la primera producción original de la plataforma de streaming para la Argentina, encuentra sus bases en el libro de María José Acosta y Romina Zollo, El gerente de Noblex. El texto aborda el gen de la “súper promo Eliminatorias”, la promoción de la empresa que prometía devolverle a sus clientes el dinero de la compra de televisores en caso de que el seleccionado argentino quedara fuera del Mundial. La premisa insólita no fue tan insólita: en esas eliminatorias, Argentina casi no clasifica. Ante la demanda por los televisores en aumento descomunal y los picos de atención en las redes sociales, la promoción se cerró. Estuvo vigente solo unos días, tiempo suficiente para que la empresa vendiera el máximo de televisores que se había propuesto y facturara casi seis millones y medio de pesos, con un seguro de protección frente a cualquier pérdida eventual.
“Cuando Fede Cuervo me acercó esta idea, como además de hacer cine tengo una productora de publicidad, tenía el caso muy de memoria. Me había parecido espectacular siempre lo que había pasado. Así que acepté y ahí surgió el nombre de Patricio Vega [Hermanos y detectives, Tesis sobre un homicidio, Puerta 7] para escribir y el proyecto se empezó a armar”, explica Winograd. “Tomamos la idea de lo que sucedió en la vida real para construir otra película. La trama surge a partir de un gerente de marketing que trabaja en Noblex y que está muy apagado en su vida. Es una persona que perdió los desafíos, a la que la corporación lo absorbió y eso lo trasladó a lo personal: está separado, tiene conflictos con su hijo de 19 años… Y a partir de esto, y de la idea que se le ocurre, aparece la segunda oportunidad que se da nuestro personaje dentro de una comedia muy pura”, detalla.
Una dupla que vuelve
Sbaraglia y Winograd trabajaron juntos en Hoy se arregla el mundo, film que se estrenó a comienzos de año. Después de ese encuentro, el actor y el realizador no dudaron un segundo en volver a embarcarse en un nuevo proyecto. “Para mí fue una experiencia muy hermosa el hecho de haber encontrado un compañero de ruta como Wino, que tiene ganas de arriesgar. Me encantó tanto el guion que me subí a este desafío de 6 semanas, de una intensidad de locos, pero había que hacerlo así para llegar antes del mundial”, cuenta el actor a LA NACION.
Sentado entre los falsos escritorios de la empresa, Winograd dice sobre Sbaraglia: “Leo tiene una forma de entregarlo todo de una manera que me sorprendo todos los días. Es impresionante lo que es como actor y como persona, cómo encara y construye los personajes... Cuando le mandamos el guion, le encantó y empezamos a trabajar en la construcción de este personaje. Le pusimos una panza artificial, el peinado para atrás, las entradas, los bigotes. Todo para emular a una persona un poco más a la antigua”.
“La gente lo ve como un tipo un poco gris, que está demasiado acomodado y anestesiado en la vida. Le dimos bastante vueltas con Wino y la gente de maquillaje para que parezca un tipo más grande”, suma Sbaraglia.
Acción y risas
Caracterizado como Álvaro, Sbaraglia termina de caminar entre esas mesas de trabajo que son todas iguales. Tres sillas, dos azules y una celeste, rodean los escritorios color maíz; arriba hay plantitas, lámparas negras, notebooks grises y libretas rojas que le dan un espíritu Mad Men al espacio. Una pantalla gigante de fondo con las letras de la empresa; a los costados se exhiben diferentes productos: computadoras, tablets, parlantes. Con el pelo peinado a la gomina con efecto elevación y una camisa azul francia, sube la escalera. Ahí están las oficinas importantes: la suya y la del resto de los directivos. Los vidrios dominan el piso superior, también las mesas de reunión, las pizarras mágicas, los papelitos, las sillas de escritorio con respaldo cómodo. Hay una oficina muy particular, es muy chica, pero sobresale por la cantidad de cigarrillos apagados que se caen de los ceniceros, casi no se puede respirar del olor a tabaco que infecta el lugar. La de Álvaro está en frente y tiene, entre otras cosas, una caricatura con su cara adornando la pared.
“Es una película que habla de cosas muy lindas, como casi arquetípicas, esa idea del riesgo, de la segunda oportunidad. El tipo tiene que dar un salto al vacío y por eso creo que toda la gente que está implicada dentro del rodaje entiende de esto también. Es muy conmovedora y al mismo tiempo es graciosa pero también es dura, porque habla de poner el corazón en la vida. Es un tipo que de alguna manera había dejado el corazón de lado y se había adormilado un poco”, cuenta Sbaraglia.
Álvaro se sienta sobre su escritorio. Lo rodean tres integrantes de su equipo, una de ellas es interpretada por Marina Bellati. Hay vías por donde pasa el traveling, hay monitores, luces, está Winograd controlando cada detalle. El reflejo de los vidrios hace que se necesite más atención para evitar que aparezcan siluetas en escena. Se escucha la palabra “acción”. Álvaro está con sus secuaces, necesita hacer una llamada a Brasil porque ya no tiene más televisores. Atiende el que parece ser un gerente de otra empresa, el director interpreta al hombre del otro lado de la línea y ahí surgen desopilantes tomas. “Bon dia”, dice en un portuñol muy simpático y repite una y otra vez el preludio. “Tengo que hablar mal portugués... Yo Álvaro Torre…”, dice Leo. Repiten la charla por teléfono y vuelven a gritar “acción”. Álvaro necesita algo y se lo pide a su colega en una suerte de portugués con toques italianos. Pero en Brasil tampoco tienen lo que necesita. Corta, mira a sus compañeros que lo rodean y festejan. Abrazos, gritos, parece que Argentina ganó el Mundial. “Corten”, grita el director.
“Fue un equipo muy divertido, muy interesante todo lo que pasó ahí. Cada uno de los que estaban en el set, atrás de cámara, el lugar, la producción. Tiene escenas muy divertidas, también tiene escenas conmovedoras, donde están todos atentos. Cada uno aporta algo, cada personaje, es una comedia que tiene muchas cosas. Hubo momentos muy divertidos”, detalla Carla Peterson, quien compone a Federica, una suerte de contrafigura del personaje de Sbaraglia.
“Federica es una mujer que viene a esta empresa familiar a poner un poco de orden y se encuentra con el personaje de Leo. Es una persona muy preparada, estricta, se encuentra con este grupo que lidera Álvaro, de creativos, y se enfrenta a esta gran idea que él tiene. Ella tiene razón en lo que les propone, pero bueno ahí está la pelea de estos dos personajes”. También, la actriz reflexiona sobre cómo la idea de Álvaro, pese a ser sumanente arriesgada, fue llevada adelante, y qué hubiese pasado si la propuesta hubiera llegado de parte de una mujer: “En el set pensábamos que si tal vez era de ella la idea no se la aceptaban, pero a Álvaro se la aceptan porque entre hombres se entienden”. Y asegura que no sabe si Federica existió en la realidad, pero que en el film ese personaje ayuda a poner al público del otro lado.
El fútbol en el centro de la escena
El tono realista fue buscado a propósito, la idea, según el realizador, es que tenga algo de documental y de esa pasión que despierta el fútbol. “Nosotros ponemos los partidos para filmar. Nos pasa que cada vez que ponemos los partidos y tenemos extras o tenemos los actores realmente se siente como que la gente está viendo los partidos de verdad. Es muy emocionante, te habla una persona que es cero futbolera”, dice Winograd. Ni Peterson ni Sbaraglia son demasiado fans de ese deporte, pero sí coinciden en la pasión por la Selección Argentina y en que el film se va a estrenar en vísperas del inicio de Qatar 2022.
“Me acuerdo de los goles que metió Messi, la onda y la angustia que había. Todo se transforma en camisetas, gorros, vuvuzelas. Todos opinamos de fútbol. Vamos a ver todas estas cosas reflejadas en la peli. Te prepara para lo que va a venir porque va a haber otro mundial, y otra vez la pasión y la gente en la calle y el equipo y esta euforia que se vive en el momento del mundial. Más allá de la anécdota de que es un caso real te conecta con otras cosas, nosotros los argentinos tenemos una relación muy importante con el futbol”, detalla Peterson quien ya trabajó con Winograd en Mamá se fue de viaje y está compartiendo por primera vez trabajo con Sbaraglia (“Es muy generoso como actor, te muestra cómo va armando su recorrido: desde que lee una escena hasta cuando se equivoca”, dice).
La trama sigue el derrotero del seleccionado de Alejandro Sabella en las eliminatorias 2017. Y si bien, después de mucho sufrimiento, el equipo de Lionel Messi llegó a Rusia y casi sale campeón, el día a día hasta clasificar fue seguido con mucha atención por todos los empleados de Noblex y por quienes compraron los televisores con esa histórica promoción.
El caso real
El nombre de la compañía de electrodomésticos se ve por todos lados. “Cuando nos ofrecen la idea se presentó el debate o el dilema de qué hacemos con la marca. La verdad que el concepto de inventar una marca es complicado. A mí me pareció buena la idea mantener el nombre. Acá no se usa mucho, pero en el mercado americano utilizar marcas, más si se basa en hechos reales, se hace siempre. Lo utilizamos desde el lugar del arte”, cuenta el realizador.
Y suma, sobre la campaña: “Lo que tuvo de interesante fue que todo el mundo la recuerda. Pasó lo mismo con El robo del siglo. Quedó en el imaginario de la gente y todo el mundo sabe de qué va. Entonces un poco nosotros lo que estamos contando es eso. Me acuerdo de todo lo que pasó con Twitter en ese momento y cómo se levantó la campaña. Fue increíble”.
Álvaro sale de su oficina, lo acompañan sus secuaces. Están todos contentos… Sbaraglia habla con Winograd, todavía quedan varias escenas por rodar, pero la euforia mundialista aún se siente en el aire. El portuñol ya quedó en el pasado, ahora tiene que convertirse nuevamente en ese hombre un poco derrotado al que la vida y los vaivenes del fútbol le van a dar una nueva oportunidad.
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