El Festival de Cine de Mar del Plata eligió a los ganadores de una edición particular
Un festival poco convencional para un año decididamente único. Los organizadores de la 35ª edición del Festival de cine de Mar del Plata apostaron a la virtualidad en medio de la pandemia de coronavirus y -más allá de que los cinéfilos extrañaron la ceremonia de encontrarse en las salas-, el evento (gratuito y federal) tuvo un alcance inédito con 530.000 visualizaciones en nueve días, entre las 250.000 que se registraron en la página web del propio festival, 100.000 dentro de la plataforma de streaming Cine Ar Play y 180.000 en el canal de YouTube, donde se realizaron valiosas entrevistas públicas a figuras de renombre como Miranda July, Walter Hill, Albert Serra, Rita Azevedo Gomes, Roberto Minervini, Norma Aleandro o Manuel Antín.
El jurado integrado por Emilie Bujès, Carol Duarte, Roberto Minervini, Luciano Monteagudo y Dennis Lim otorgó el Premio Astor Piazzolla al Mejor Largometraje de la Competencia Internacional a El año del descubrimiento, notable trabajo del español Luis López Carrasco que, durante 200 minutos y a partir de violentas protestas ocurridas en 1992 en la ciudad española de Cartagena (no confundir con la homónima colombiana), ofrece un retrato impiadoso y desgarrador sobre la realidad sociopolítica y económica de su país en las últimas tres décadas.
El film más premiado de la sección principal, sin embargo, fue Isabella, nueva incursión del argentino Matías Piñeiro en el universo de las comedias femeninas de William Shakespeare con transposiciones muy libres y contemporáneas, que ganó las estatuillas a Mejor Dirección y a Mejor Interpretación (para María Villar). El palmarés se completó con el galardón a Mejor Guion para el también argentino Nicolás Prividera, por ese ensayo político y familar a la vez titulado Adiós a la memoria; mientras que el Premio Especial del Jurado fue para Moving On, ópera prima de la coreana Yoon Dan-bi.
En la Competencia Argentina de largometrajes la ganadora fue El tiempo perdido, documental de María Álvarez sobre un grupo de veteranos que se reúne desde hace casi dos décadas en un bar de Tribunales para leer y analizar En busca del tiempo perdido, la monumental obra de Marcel Proust. El de Mejor Dirección recayó en la cordobesa Natalia Garayalde por Esquirlas, reconstrucción de la explosión (y sus consecuencias) de la fábrica militar de Río Tercero hace ya un cuarto de siglo, a partir de imágenes tomadas por ella misma cuando era una niña y vecina del lugar.
En las otras dos secciones de largometrajes ganaron Los conductos, del colombiano Camilo Restrepo (Competencia Latinoamericana) y Mes chers espions, del francés Vladimir Léon (Competencia Estados Alterados). Por su parte, Correspondencia, de la chilena Dominga Sotomayor y la catalana Carla Simón, triunfó en la competencia dedicada a cortos latinoamericanos. La experimental Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse, de Pablo Martín Weber, venció en la competencia de cortos argentinos.
Tiempo de balance
Si toda decisión tomada en circunstancias extraordinarias implica ganar algunas cosas y perder otras, puede decirse con total convicción que los organizadores de Mar del Plata acertaron a la hora de no suspender esta 35ª edición. El notable nivel de la mayoría de las películas argentinas presentadas permitió al público acercarse a una de las mejores cosechas de los últimos años. En caso de haberse cancelado el festival excelentes títulos como Isabella, de Matías Piñeiro; Las Mil y Una, de Clarisa Navas; Adiós a la memoria, de Nicolás Prividera; Un crimen común, de Francisco Márquez; Esquirlas, de Natalia Garayalde; Las motitos, de Inés Barrionuevo y María Gabriela Vidal; Las Ranas, de Edgardo Castro; Las siamesas, de Paula Hernández; Retiros (in)voluntarios, de Sandra Gugliotta; Vicenta, de Darío Doria; Rio Turbio, de Tatiana Mazú; Nosotros nunca moriremos, de Eduardo Crespo; 1982, de Lucas Gallo; Historia de lo oculto, de Cristian Ponce, y Medium, de Edgardo Cozarinsky, no habrían encontrado un ámbito adecuado (prestigioso y masivo) para su estreno local.
Si bien el panorama de cine internacional resultó bastante más acotado que en años anteriores, se debió a la dificultad de conseguir que los agentes de venta y los productores autorizaran exhibiciones de sus películas en streaming gratuito. De todas maneras, se vieron muy buenos films extranjeros como El año del descubrimiento, del español Luis López Carrasco; Red Post on Escher Street, del japonés Sion Sono; Mes chers espions, del francés Vladimir León, o The Woman Who Ran, del coreano Hong Sang-soo, entre otros.
Pero no solo por sus proyecciones en streaming se distinguió este año el festival. El esfuerzo de producción se concentró también en las ediciones de libros que pueden descargarse de forma gratuita (El asombro y la audacia: El cine de María Luisa Bemberg y Qué será del cine: Postales para el futuro), en las Charlas con Maestros y Maestras, en las entrevistas públicas a artistas vinculados con cada uno de los films exhibidos y a la realización de múltiples charlas sobre la problemática actual del sector audiovisual. Así, más allá de algunos problemas técnicos menores y con el broche de oro final de la organización a último momento de proyecciones al aire libre en varias ciudades del país, esta 35ª edición cerró con muchos más hallazgos que carencias y limitaciones. Una auténtica fiesta del cine, aunque más no sea a distancia y desde la intimidad del hogar.
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