El fascinante y doloroso paso de la infancia a la adultez
Los films coming of age (centrados en la tránsito a la madurez) se han convertido en uno de los territorios más atractivos del cine fuera de los géneros tradicionales, fuera de las exigencias de tono, fuera de las convenciones de estilo. Atraviesan épocas y lugares con la premisa de pensar el crecimiento como una travesía compleja e intensa, ceñida a pequeños logros, a grandes renunciamientos, a circunstancias y voluntades. En esta nueva edición del Bafici , la estrella de la sección es la indie Eight Grade (2018), notable ópera prima del director y comediante Bo Burnham, que sigue de tan cerca el crecimiento de la joven Kayla que termina siendo parte de él. Porque para Kayla el registro de su propia imagen se convierte en una necesidad permanente, casi vital, de su incipiente adolescencia. Los videos que sube a su canal de YouTube, las historias que postea en Instagram, las conversaciones que ejercita consigo misma son las múltiples formas de la interacción que explora Burnham desde el mismísimo interior de su fascinante protagonista.
Con sus ojos grandes, sus mejillas cubiertas de acné y su irremediable timidez, Kayla descubre el deseo en todas sus formas: el de tener amigas, de disfrutar las fiestas, de gustarle al chico lindo de la clase. Pero esos dilemas que fueron denominador común de todas las generaciones en ella se ven mediados por un mundo moldeado por el imperio de las redes sociales, por los fantasmas de las masacres escolares, por una contemporaneidad que Burnham precisa sin nunca hacerla el eje de su relato. El increíble rostro de la joven actriz Elsie Fisher, de solo 13 años, es tan expresivo que en sus pestañas húmedas se puede percibir algo de la febril determinación que tiene por ser ella misma. Sumida en divertidos monólogos interiores que tienen como excusa la serie de videos de su canal Kayla's Corner, Kayla explora su propia soledad, disecciona sus meditadas decisiones, imagina aquello que nunca puede llevar cabo aunque tenga todas las intenciones de hacerlo.
Burnham contiene su película en los límites del mundo de su personaje, no explica nada que no nazca de sus propias palabras, no impone ningún otro sentido que aquel que emerge de ese universo en construcción. Y el hacerse grande sigue siendo toda una aventura, aun en los confines de una adolescencia moderna y digitalizada.
Junto con Eight Grade se presentaron en la sección otras tres películas que recorren el crecimiento en distintos tiempos y escenarios. La asturiana Entrialgo, de Diego Llorente, plena de la luz despreocupada de la tierna infancia y las verdes montañas que decoran el paisaje español; el documental Si el sueño fuera quererte dormiría eternamente, de las argentinas Celeste Contratti e Ingrid Valencic, sobre la preparación de una muestra de patinaje artístico con sus ensayos y sus imprevisibles tensiones, y Winter Flies, de Olmo Omerzu, sobre los juegos criminales de un grupo de jóvenes en la República Checa que anhelan crecer y ser libres, vivir aventuras de peligro y transgresión.
Todas son historias de infancia y temprana juventud, de periplos inconclusos y anhelos infinitos, de viajes de búsqueda y exploración, de una etapa de la vida única e inolvidable.
Agenda
- Eight Grade: mañana, a las 23, en el Multiplex Belgrano 1
- Entrialgo: mañana, a las 17, en la Sala Lugones.
- Winter Flies: hoy, a las 14.10, en el Multiplex Belgrano 4
Temas
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