El éxito imparable de El conjuro, la mástaquillera del siglo, tiene un arma secreta: el matrimonio Warren
Los investigadores paranormales que protagonizan ambas entregas de los films de terror de James Wan sostienen con su química las formidables armas de su intriga; El conjuro 2 fue vista aquí por 1.630.985 espectadores
James Wan, el director chino-malayo-australiano radicado en Hollywood, es algo serio. Es, entre otras cosas, un revolucionador de taquillas: El juego del miedo (Saw), La noche del demonio, Rápidos y furiosos 7 (la más taquillera de la serie), yEl conjuro, la gran sorpresa, en términos de éxito y también de calidad, del cine de terror de los últimos años.
El conjuro tiene su secuela actualmente en la cartelera local, y los investigadores paranormales de la primera película, los Warren, cobran mayor protagonismo en esta segunda entrega, que Wan escribió y dirigió a pesar de que por hacerlo renunció a una cantidad monstruosa de dinero que le ofrecían para hacer Rápidos y furiosos 8.
Dijo que al ponerse a hacer El conjuro 2 –que sentía que rejuvenecía al contar otra vez una historia de miedo. Y Wan, a estas alturas, ha demostrado que sabe cómo hacerlo. Las dos Conjuros están armadas a partir de secuencias que llevan la amenaza demoníaca cada vez más allá, y van construyendo su tensión con armas de una nobleza inusual en el género, con un tono de los setenta bien entendido.
Los Warren, Ed y Lorraine, están basados en los Warren reales (Ed murió en 2006, Lorraine sigue viva), famosos demonólogos y investigadores de lo paranormal. Lorraine, con poderes clarividentes, se presente como la más poderosa y a la vez la más frágil de la pareja. La interpreta Vera Farmiga (si hay que elegir otro gran rol en su carrera es el de Amor sin escalas, junto a George Clooney, por el que recibió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto), que desde sus enormes y expresivos ojos azules tiene una tremenda cantidad de matices para ofrecer. Ed es Patrick Wilson, del que vamos a elegir destacar en su carrera previa Bone Tomahawk, porque es un western buenísimo no estrenado y además porque demuestra que Wilson es de estirpe clásica, apta incluso para ese género.
Pues bien, en El conjuro 2 y con un demonio que acecha, Wan es tan sabio para construir climas de terror, se siente tan cómodo en ese rol, que se permite ir más allá y da un salto notable: El conjuro 2 no solamente es la gran película de terror del año, probablemente también sea la gran película romántica. Porque Ed y Lorraine se miran y ella teme por él –bueno, la amenaza es diabólica– y en esas miradas de demonólogos valientes y que ayudan al prójimo se arma una pareja inolvidable. Pero Wan no se conforma solamente con eso, y va más allá y se anima a una de las escenas más emocionantes del año, cuando Ed canta, con una guitarra y en modo Elvis, "Can't Help Falling In Love" a la familia inglesa en problemas. Lorraine escucha, y él la mira cada vez con mayor intensidad. Y en ese segmento y en otras partes de la película Patrick Wilson y Vera Farmiga demuestran, con hechos y fotogenia, de qué se trata la tan mentada química en la pantalla.
Ed y Lorraine se cuidan, tienen diálogos perfectos para demostrarse su amor –incluso en interacción con otros personajes– y pelean por él contra viento y marea. Y, claro, también contra demonios.
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