El duro: cómo es la remake con Jake Gyllenhaal de la película de culto de los 80
Con dirección de Doug Liman, es una remake del film protagonizado por Patrick Swayze en 1989 sobre un luchador de artes marciales en conflicto con su pasado
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El duro (Road House, Estados Unidos/2024) Dirección: Doug Liman. Guion: Anthony Bagarozzi y Charles Mondry, basado en los personajes creados por David Lee Henry y Hilary Henkin. Fotografía: Henry Braham. Edición: Doc Crotzer. Música: Christophe Beck. Elenco: Jake Gyllenhaal, Daniela Melchior, Billy Magnussen, Jessica Williams, Conor McGregor. Disponible en: Amazon Prime Video. Duración: 121 minutos. Nuestra opinión: buena.
Cuando Elwood Dalton (Jake Gyllenhaal) llega, en una tarde calurosa, a una zona inhóspita en Los Cayos de Florida, una joven sale de la librería familiar, lo observa y le desliza una suerte de presagio: él no está allí para ser el héroe sino para mostrar todas sus facetas, como buen protagonista de western, ese justiciero tan apático como subyugante, con un pasado traumático que le hace implementar el autocastigo como forma de supervivencia. Esa autoconciencia de la flamante película de Amazon Prime Video, El duro -remake del film de 1989 de Rowdy Herrington protagonizado por Patrick Swayze, que además tiene una secuela-, es lo que le garantiza salir airosa de una narrativa que muchas veces se empantana en el afán de querer mezclar varias historias de manera constante.
Esos guiños al western, desde la configuración del personaje que le cae como anillo al dedo a Gyllenhaal (en una interpretación que recuerda los trabajos que hizo Tom Cruise con el director Doug Liman) a las violentas peleas que se producen entre el antihéroe intrépido y los villanos que amenazan la tranquilidad de los habitantes de un escenario que solía ser familiar, resultan interesantes cuando se percibe que no son gestos vacíos, sino una fiel representación de su figura central, un hombre que no permite que lo conozcan por miedo al rechazo y por eso malgasta sus habilidades como si viviera en piloto automático.
En esa situación vemos inicialmente a un abatido Dalton, quien fuera un luchador de artes marciales, cuando Frankie (la talentosa pero un tanto desaprovechada Jessica Williams) le ofrece trabajo como jefe de seguridad en su bar. La mujer, quien heredó esa cantina llamada Road House (el título original del film), pretende recuperar el clima de camaradería y buena música. Dalton acepta simplemente porque no tiene otro prospecto y porque, debido a su naturaleza itinerante, siente que un cambio de locación podría ser beneficioso.
En las primeras secuencias, Gyllenhaal muestra con astucia todas las armas que hacen del protagonista un individuo magnético para quienes lo rodean: es carismático, oculta sus intenciones bajo una sonrisa indescifrable, es leal y temerario. Al ingresar al bar y demostrar, en una o dos noches, el porqué de su fama como luchador, Dalton pasa a ser conocido en ese microclima en el que, como le explica Ellie (la enfermera que interpreta Daniela Melchior, interés romántico del protagonista), todos se protegen porque eso es lo que hace una comunidad. Por lo tanto, cuando el impertérrito outsider logra erradicar las bandas que causan disturbios en el bar, esa misma comunidad le expresa su gratitud a través de comida, compañía, y encuentros a deshoras.
Así, a diferencia del film de culto protagonizado por Swayze, el bar termina siendo un punto neurálgico para las muy bien logradas secuencias de acción, pero también para los instantes de reposo en los que el protagonista decide su destino sobre la marcha. De todos modos, ese logro del guion de Anthony Bagarozzi y Charles Mondry se ve empañado cuando entran en escena demasiados personajes. En este punto, solo se destacan los villanos, el poderoso pero patético Ben Brandt (Billy Magnussen, quien suma otro gran trabajo a su carrera en ascenso) y el caricaturesco mafioso Knox (Conor McGregor, el luchador de artes marciales irlandés que hace su prometedor debut como actor), quien se erige como el verdadero antagonista de Dalton.
Si bien en los enfrentamientos entre ambos es donde más se luce Liman, en ocasiones se abusa del efectismo de esas peleas explosivas a las que no les falta nada y que coquetean con el grotesco. Cuando a esto le sumamos algunas secuencias románticas entre Dalton y Ellie (un tanto innecesarias) y un desinterés por la subtrama de Frankie y su fuerte vínculo con ese bar que tiene una historia muy rica, El duro termina resultando intrincada sin motivo, o quizá con el fin de sentar las bases para una secuela que, de momento, no se ha confirmado.
El duro, de Doug Liman, está disponible en Amazon Prime Video.
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